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Críticas de La Taverna del Mastí
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Críticas 204
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de febrero de 2016
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que nos concierne "Nunca es tarde" ("Danny Collins" en su título original) coge como punto de partida uno de los hechos más curiosos de la historia del rock. Así que situémonos en 1971, cuando un joven músico de 21 años que hacía folk afincado en Liverpool, llamado Steve Tilston, realizó una entrevista para la (hoy desaparecida) revista ZigZag, en la cual opinó que la fama y la fortuna podrían tener un efecto nocivo para su música. John Lennon, que por aquel entonces tenía 30 y recientemente había abandonado The Beatles para iniciar su carrera en solitario, leyó ese artículo y le escribió una carta de su puño y letra, en la que rebatía sus argumentos y le aconsejaba: "Ser rico no cambia tu experiencia de la manera en que piensas. La única diferencia, básicamente, es que no tienes que preocuparte por el dinero; pero todo lo demás, las emociones, las relaciones, son iguales que las de cualquiera. Lo sé. Fui rico y pobre, y también lo fue Yoko. Entonces, ¿qué piensas sobre eso?."

Eso era el contenido de la famosa carta, además de contener debajo de su firma, el teléfono personal del ex-Beatle, por si quería ponerse en contacto con él y continuar el diálogo. Tilston jamás pudo responderle, porque nunca recibió ese mensaje, aparte de desconocer la existencia de la misma durante 34 años, hasta que en 2005 un coleccionista estadounidense que compró la carta, contactó con el músico de folk para confirmar si él era el destinatario que mencionaba, para poder autentificarla.

En la actualidad, casi cuatro décadas después, Tilston no debe preocuparse por las penas del dinero y la gloria. Sigue haciendo su música como un "desconocido", aunque como un miembro bastante respetado de la escena folk británica, con más de 20 discos y hasta una novela editada; sin embargo, ¿cómo sería su vida de haber recibido aquellas palabras a tiempo?

Cómo decía al principio de la reseña, esta interesante, y a la par, peculiar historia de la carta, con la punzante duda existencial que plantea, se ha convertido en el punto de partida para la creación de nuestro protagonista Danny Collins, un decadente rockstar ficticio, que se encuentra perdido por los excesos que conlleva ser una celebridad de un solo éxito (o como se conoce en el mundo de la música, One Hit Wonder). La aparición de la misiva de su ídolo Beatle 40 años después de haberse escrito, propicia que se replantee su vida.

Dan Fogelman, conocido por crear las series "Vaya vecinos" (2012) y "Galavant" (2015), debuta en la dirección y firma el guión de esta historia, que trata el tema de las segundas oportunidades en la vida. Para darle forma ha contado con un buen elenco actoral encabezado por Al Pacino, que encarna a Danny Collins de forma genial, en el que posiblemente sea su mejor interpretación en mucho tiempo. Su personaje busca expiar sus pecados, la redención de su familia que desconocía hasta ese momento; y a su vez, volver a componer canciones, cansado de cantar una y otra vez su único éxito. Pacino está francamente muy divertido, y sostiene sin duda la película. Además, se atreve a cantar algunas de las canciones que componen la banda sonora, la cual huelga decir que es magnífica, ya que está repleta de grandes éxitos de John Lennon, siendo toda una delicia para el buen amante de la música. Asimismo, el hecho de que grandes intérpretes como un descacharrante Christopher Plummer, una encantadora Annette Bening, y unos solventes Jennifer Gardner y Bobby Cannavale, le aportan categoría a un filme con una premisa, que a pesar de ser singular, es bastante sencilla.

En definitiva, "Nunca es tarde" es una buena película que nos devuelve al mejor Pacino, tras estar vagando demasiado tiempo entre la mediocridad; y al mismo tiempo, nos permite descubrir uno de los más interesantes y peculiares "What if..." de la historia del rock.
La Taverna del Mastí
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6
1 de marzo de 2014
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El saqueo de obras de arte en tiempos de guerra siempre ha sido un tema recurrente en la historia, debido a que se trata de una herramienta fundamental para el ser humano, ya que define nuestra sociedad a través de sus corrientes y tendencias. Con este hecho, lo que pretende esa nación invasora es, de algún modo, adueñarse de sus raíces e identidad; siendo un acto represivo, aparte de delictivo, evidentemente.

Sucedió con los ejércitos de Asiria, Egipto, Grecia y Roma, pasando por las campañas napoleónicas, la colonización británica, y por supuesto, en los regímenes totalitarios de Hitler y Mussolini durante la segunda guerra mundial.

A lo largo de la historia del cine han habido algunas películas que han tratado este tema, siendo la más representativa el clásico de John Frankenheimer "El Tren", que incluso fue candidata al premio Óscar en 1966 al mejor guion, y que ofrece una de las mejores interpretaciones de Burt Lancaster.

George Clooney, el célebre actor que también ejerce de director, productor y guionista, ha querido tratar este tema del expolio de obras de arte en conflictos bélicos en su quinta película detrás de las cámaras. Para ello, se ha inspirado en el libro "The Monuments Men: Allied Heroes, Nazi Thieves and the Greatest Treasure Hunt in History" escrito por Robert M. Edsel, basado a su vez en hechos reales; y también ha reunido un elenco actoral de lujo repleto de amiguetes suyos para llevarlo a cabo, en el que podemos encontrar a John Goodman, Bill Murray, Matt Damon, Bob Balaban, Jean Dujardin, y Cate Blanchet, entre otros.

Para contarnos esta historia, Clooney la envuelve en clave de comedia, que personalmente me ha recordado a "Los violentos de Kelly" de Brian G. Hutton, salvando las distancias. Y es ahí donde la película flojea, ya que los fallidos gags cómicos le restan dramatismo a la historia de estos héroes anónimos que han dado la vida por preservar la cultura. Además otro punto en contra es su duración algo excesiva (dos horas), que sumado a la falta de tensión, te deja la sensación de que el señor Clooney, a pesar de sus buenas intenciones, a perdido una oportunidad ideal de hacer una película grande, quedándose a medias.

Algunas veces te da la impresión de que el guión va dando palos de ciego, perdiendo el hilo conductor principal y diluyéndose en subtramas sin llegar a profundizar en ninguna. Además la película adolece de la figura de un villano principal, ya que se podría considerar como tal el interpretado por el actor alemán Justus von Dohnányi (Viktor Stahl), pero está desdibujado y con poco peso en la historia. Huelga decir que Clooney ha desperdiciado el talento de este estupendo actor; solamente hay que ver el impresionante villano que interpreta en la muy recomendable película de culto "El experimento", de Oliver Hirschbiegel para darse cuenta de ello.

Aunque a su favor tengo que decir que la factura técnica del filme me ha parecido brillante, con una ambientación muy lograda. También la labor del elenco actoral que está realmente bien, en el que destacaría esa extraña pareja formada por Bill Murray y Bob Balaban que está entre lo mejor de la película.

En definitiva, George Clooney, a pesar de tener mimbres de buen director (como ha demostrado en algunas películas realizadas anteriormente como "Buenas noches y buena suerte" y "Los idus de marzo"), no ha sabido aprovechar todo el potencial que tenía entre manos. No obstante, es una buena película y entretiene.
La Taverna del Mastí
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7
25 de mayo de 2017
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un presupuesto irrisorio, solamente unos pocos siete millones de dólares (incluyendo gastos de distribución), todo ello unido a un enorme ingenio y mucha mala leche, el debutante director afroamericano Jordan Peele nos presenta la que posiblemente sea la película de terror del año: Déjame salir. Y en lo que a terror se refiere, no estoy hablando de la típica película repleta de sustos fáciles y música estridente; sino que se trata de una cinta que aborda el terror psicológico, aquel que basa su miedo en lo desconocido, dándole la vuelta a los clichés establecidos del género.

De entrada, Peele toma la premisa inicial del clásico de Stanley Kramer "Adivina quién viene esta noche" (Guess Who's Coming to Dinner, 1967) y le da la vuelta, pasando de una deliciosa comedia, sobre la normalización de las relaciones interraciales tras el asesinato de JFK, a una cinta de terror psicológico que pone en evidencia la supremacía del poder blanco en la actual "Era Trump". Aquí no hay ninguna orden religiosa al estilo Ku Klux Klan, en la cual sus miembros queman cruces y oprimen a sus víctimas de color, ni tampoco paletos tarados con motosierras y caretas hechas de piel humana; sino que Peele aboga por la sutileza, mostrando unos "blancos" de clase media, educados y adinerados, que se esfuerzan en agradar a nuestro anfitrión negro, regocijándose incluso de haber votado a Obama, pero que albergan un profundo racismo en su interior. Sin lugar a dudas, podríamos definirlo como pura hipocresía, y por supuesto, un fiel reflejo de la sociedad estadounidense actual. En este sentido, la película funciona a las mil maravillas, la cual podríamos puntualizar que Peele remata la "faena", con un impresionante chiste final, que define a la perfección las claves del reciente movimiento "Black lives matter".

En lo que se refiere a su aspecto formal la película es impecable, con una puesta en escena brillante, con evidentes reminiscencias a clásicos como "El Resplandor" (The Shining, 1980) de Stanley Kubrick (con esos encuadres prácticamente simétricos), "La noche de Halloween" (Halloween, 1978) de John Carpenter (el barrio residencial del magnífico prólogo es prácticamente idéntico al de Michael Myers), "La semilla del diablo" (Rosemary's baby, 1968) de Roman Polanski (con esa angustia 'in crescendo' que sufre nuestro protagonista) y "Las esposas de Stepford" (The Stepford Wives, 1975) de Bryan Forbes (cambiando el feminismo por el racismo)... hasta incluso, también recuerda muchísimo a la perturbadora cinta de Karyn Kusama "La invitación" (The Invitation, 2015), que se estrenó en nuestras carteleras el pasado año 2016 y que comparte numerosos puntos en común.

Conviene resaltar el genial modo de mostrar la presentación del novio negro a los padres de ella, desde la lejana perspectiva del jardinero; también el ingenioso uso de la hipnosis con una taza de café (resaltando el escalofriante sonido de la cucharilla), sirviendo como la metáfora perfecta para mostrar a los negros con la conciencia enmudecida dentro de un cuerpo sin voz, algo parecido al clásico zombie negro surgido de la magia negra y el vudú, que protagonizara el clásico de Serie B "Yo anduve con un zombie" (I Walked with a Zombie, 1943) de Jacques Tourneur, salvando las distancias, evidentemente. Asimismo, es reivindicable los antológicos encuadres con perspectiva y prácticamente simétricos que os indicaba anteriormente, que conforman una auténtica virguería técnica, demostrando la mano firme y el exquisito gusto que atesora el cineasta estadounidense.

Las interpretaciones son destacables también, sobretodo las de Daniel Kaluuya, Allison Williams y Betty Gabriel. En lo que respecta a Kaluuya (conocido por la serie "Black Mirror"), se encarga de interpretar a nuestro protagonista, que forma pareja sentimental con el personaje de Allison Williams (conocida por la serie "Girls"), la cual su frialdad expresiva en el último tercio del filme pone los pelos como escarpias. De igual modo que una Betty Gabriel (vista en la distópica cinta criminal "Election: La noche de las bestias"), que encarna a la inquietante sirvienta, y de la que cabe reseñar que tiene un par de secuencias demoledoras.

Quizás el último tercio del filme baje un poco el pistón, con ese giro hacia el terror cómico con pinceladas pulp en el que la violencia hace acto de presencia, que rompe con el tono formal y sutil mostrado hasta el momento, en el que vemos un desarrollo de los acontecimientos algo atropellados y forzados; sin embargo, no acaba por entorpecer una cinta la mar de estimulante, que una vez vista y conocidos todos los secretos que esconde en su interior, gana (y mucho) en posteriores visionados (y si es en versión original, aún mejor).
La Taverna del Mastí
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7
19 de junio de 2016
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por el célebre actor puertorriqueño Benicio del Toro, y tras su paso por el prestigioso Festival de Sundance y estar pre-seleccionada a los premios Oscar por Irlanda (siendo, a decir verdad, un dato bastante curioso, dado que es una película rodada, hablada e interpretada íntegramente por cubanos), "Viva" de Paddy Breathnach aterriza en el Festival Internacional de Cine de Valencia "Cinema Jove", que se exhibió en la ceremonia de Inauguración de su 31ª Edición.

“Viva” nos conduce por la difícil vida de un joven habanero de 18 años cuyo padre los abandonó cuando tenía 3, y tiempo más tarde falleció su madre. Jesús es un chico que está intentando encontrar su verdadera identidad cuando un día de repente aparece su padre, a quien no conocía.

Ángel, padre de Jesús, fue un exitoso boxeador que en pleno apogeo de su fama mató a una persona en una pelea callejera. Tras permanecer años en la cárcel reaparece de nuevo en la vida de su hijo, quien para sobrevivir corta el pelo, se prostituye como jinetero, y aspira a formar parte de la plantilla de artistas 'drag queen' del cabaret regentado por Mama.

El punto fuerte de "Viva" reside principalmente en la brillantez de las interpretaciones de su elenco actoral, en el que sobresale Héctor Medina, que vimos recientemente en la irregular "El Rey de La Habana" (Agustí Villaronga, 2015), que encarna de forma soberbia a Jesús, un muchacho que intenta sobrevivir inmerso en la soledad de un ambiente decadente, ya que todos se aprovechan de él, decido a su ingenuidad. Mientras tanto, intenta busca su identidad, romper con los tabúes de su sexualidad y cumplir el sueño de ser artista. También destaca Jorge Perugorría, que se mete en la piel de Ángel, el padre de Jesús. Él es un hombre fracasado después de su larga estancia en prisión. De talante violento y alcohólico, irrumpe en la vida de Jesús, y es aquí donde empieza un gran viaje. Porqué "Viva", en esencia, es un viaje de redención a dos bandas, de segundas oportunidades y de descubrimiento, ya que padre e hijo son dos extraños, dos desconocidos que a pesar de su condición paterno-filial no se conocen. Los dos realizan un esfuerzo por entenderse, Jesús desde la perspectiva de la soledad que le ha proporcionado crecer como un huérfano, y Ángel desde la soledad derivada de su temperamento y adicciones; además, le cuesta aceptar que su hijo quiera exhibir su homosexualidad en público. Su director Paddy Breathnach trata esta relación de forma entrañable y conmovedora, teniendo su punto álgido en la aceptación final, tras un impresionante numero musical que rebosa emotividad y en la que solamente podemos decir... "Viva".

La música juega también un papel importante en el filme, ya que se convierte en el hilo conductor de ese "viaje" de descubrimiento, destacando las actuaciones y una exquisita banda sonora repleta de maravillosos boleros clásicos y versiones dance de canciones conocidas, que envuelven el filme de romanticismo y que inspira a los hombres del relato para llegar a ser verdaderamente ellos mismos.

En definitiva, aunque no cuente nada nuevo, "Viva" es una película preciosa, debido al alto nivel interpretativo de sus protagonistas, los pasionales números musicales y una maravillosa historia de amor entre padre e hijo, que se esfuerzan por encontrar la ansiada luz que ilumine la oscuridad que envuelve sus vidas.
La Taverna del Mastí
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10
7 de diciembre de 2016
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la pequeña decepción que supuso la aventura norteamericana de Park Chan-wook con "Stoker" (Id., 2013), el cineasta surcoreano vuelve a su país natal con ganas de reivindicarse y de firmar una nueva película en la que se despoje de todas las ataduras creativas que impone la industria hollywoodiense; y vaya si lo ha conseguido, ya que su último largometraje, titulado "La doncella (The handmaiden)" es probablemente su mejor película hasta la fecha, superando incluso el nivel de su aclamada "Trilogía de la venganza" (Sympathy for Mr. Vengeance, Oldboy y Sympathy for Lady Vengeance).

De entrada, se puede afirmar que "La doncella" es una película argumentalmente compleja, y desgranar el desarrollo de su premisa supondría una molestia importante, ya que obviamente se reventarían las numerosas sorpresas que esconde en su interior, y como tal joya cinematográfica que se precie, merece ser descubierta y disfrutada en su plenitud.

Chan-wook, en su primer filme de época, adapta libremente la novela de la galesa Sarah Waters "Falsa identidad" (Fingersmith, 2002), pero trasladando la acción de la Inglaterra victoriana a la Corea colonizada por Japón en los años treinta. Una joven carterista de baja estafa llamada Sookee, es contratada como criada de una rica mujer japonesa, llamada Hideko, que vive recluida en una gran mansión de estilo victoriano bajo la influencia de su tiránico tío Kouzuki. Sookee guarda un secreto, y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés de nombre Fujiwara, planea contraer matrimonio con Hideko y robarle toda su fortuna.

Es conveniente matizar que Park Chan-wook es de aquellos realizadores que te hace disfrutar con cada nueva película que llevan a cabo, demostrando su talento innato. En esta ocasión, compone un exquisito rompecabezas relatado desde tres puntos de vista distintos, uno por cada protagonista del filme, siendo la doncella, la señora y el falso conde. También cabe señalar que, a pesar del evidente cambio de escenario, su fidelidad argumental con respecto a la novela de Sarah Warters es absoluta. Las dos mujeres protagonistas, interpretadas por unas geniales e inmensas Kim Min-hee y la debutante Kim Tae-ri (la cual tuvo que superar un casting multitudinario en el que participaron hasta 1500 aspirantes), desarrollan a lo largo del metraje enemistades, enfrentamientos, atracciones, seducciones y alianzas. Por otro lado, un cierto erotismo, suntuoso y perverso a partes iguales, impregna el filme. Los personajes masculinos, encabezados por un estupendo Jung-woo Ha, que encarna al conde Fujiwara y un caracterizado Jo Jin-ung, que interpreta de forma magistral al tiránico (y bastante patético) tío Kouzuki, del que huelga decir que es amante de los libros eróticos y prácticas sadomasoquistas, ostentan el poder sobre los personajes femeninos; sin embargo, sus fantasías sexuales y de dominación son solo eso, fantasías, ya que permanecen siempre en el estado de la sugerencia, dedicándose solamente a escuchar relatos de corte erótico declamados por las mujeres de la cinta, que en contraste con lo anteriormente dicho, son las mujeres precisamente las únicas que disfrutan del contacto físico, sabiendo emanciparse siempre del dominio masculino; y es que en esencia, "La doncella" es una sincera historia de amor verdadero, así como una oda a la libertad.

El despliegue técnico que nos obsequia el cineasta surcoreano es realmente sublime, con una puesta en escena majestuosa de ambientación gótica, repleta de decorados apabullantes y preciosistas, a caballo entre los estilos arquitectónicos británico y japonés. Hay un uso constante de plano y contraplano, para contextualizar el lugar donde discurren las acciones. Los espejos y las ventanas, así como los enfoques y desenfoques que realiza su director cobran especial importancia, como aquellas imágenes mostradas a través de los reflejos, siendo todas ellas clave para entender la naturaleza de la propuesta. También destaca una fotografía elegante, intimista y cuidada milimétricamente, de igual modo que la dirección artística, vestuario, caracterización, banda sonora, edición de sonido...; en resumidas cuentas, podríamos decir que en este sentido "La doncella" es una auténtica virguería que nos cautiva todos los sentidos.

En síntesis, "La doncella" es una obra maestra, una película impresionante con alma voyeurista al más puro estilo hitchconiano (basta con ver el maravilloso arranque que bien recuerda al clásico "Rebeca" (Id., 1940) con la criada entrando fascinada en el caserón tras los pasos de la siniestra ama de llaves); asimismo, comparte varias similitudes narrativas con el clásico de Akira Kurosawa "Rashomon" (Rashômon, 1950), así como a los cuentos del mítico Charles Dickens...; todo ello envuelto de la mejor forma posible, con una magistral factura técnica al servicio de una historia que desprende belleza en cada plano. "La doncella" es compleja, ambigua y exquisita... sin duda, una de las mejores películas de este año 2016.
La Taverna del Mastí
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