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Bloodline (Serie de TV)

Serie de TV. Drama. Thriller Serie de TV (2015-2017). 3 temporadas. 33 episodios. Los secretos y cicatrices de una familia de hermanos adultos saldrán a la luz cuando la oveja negra de la familia vuelve a casa. Los Rayburn regentan un hotel en Florida Keys. Cuando Danny, el hijo mayor y más problemático de la familia regresa a casa para el aniversario de sus padres, rápidamente causará problemas en la familia que intenta esconder e ignorar un pasado oscuro (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
8 de mayo de 2015
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
"We're not bad people, but we did a bad thing" es el tagline con el que se está promocionando la serie y que define perfectamente los 13 capítulos que conforman esta primera temporada. Bloodline trata de gente buena y de gente mala, ¿pero cuál es la línea que separa lo que está bien de lo que está mal? ¿acaso es alguien bueno o malo del todo? Todos hemos hecho cosas que nos enorgullecen y otras que nos avergüenzan; todos hemos cometido errores, pero también aciertos. Los personajes de Bloodline son así. Complejos, retorcidos, buenos y malos. Como todos nosotros. Eso es lo que hace a esta serie tan especial, que puedes empatizar en algún momento con todos y cada uno de los personajes, pero también detestarlos.
Ambientada en los Cayos de Florida, en un idílico (de primeras) entorno familiar, Bloodline posee una atmósfera asfixiante, y que gracias a su pausado ritmo nos va introduciendo poco a poco en el oscuro universo de la familia Rayburn. Todas las heridas del pasado saldrán de nuevo a la luz con la llegada de Danny, el hijo mayor y el rebede de la familia.
Este drama familiar, está magníficamente contado y sabe dosificar la intriga muy inteligentemente. Cada capítulo tiene una sorpresa para el espectador, y en su tramo final se convierte en una brillante dosis de adrenalina y emoción.
Todo este gran entramado de dirección y guión se ve realzado por unas estupendas interpretaciones de todo el elenco. A destacar Ben Mendelsohn como Danny, Kyle Chandler como John, Linda Cardellini como Meg y la siempre magnífica Sissy Spacek como Sally Rayburn, una de esas actrices infravaloradas que se apodera de cada escena en la que aparece.
Con uno de los repartos más impresionantes de la televisión actual, Bloodline es una serie que promete y mucho. Que no merece la pena dejar escapar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferhood
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19 de julio de 2017
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Consumí la primer temporada de “Bloodline”, tan rápido como una rica hamburguesa, muy adictiva, con un genial villano, el australiano “Ben Mendelsohn” haciendo una de las actuaciones más logradas de esta década, muy bien acompañado por su amigo villano “Jamie Mc Shane”, también una excelente fotografía, el guion bien escrito, todo el elenco genial, a excepción de “Norbert Butz” que nunca me cerro.
Además me agrado, que pude recorrer los famosos cayos de la Florida, donde esta filmada la serie, ya que cuando tuve la oportunidad de ir a Miami no los pude conocer y me intrigaba ver como seria esa zona de Estados Unidos, donde en el mapa se ve como un conjunto de islas largas y finitas que se van juntando y metiéndose en el océano hasta quedar muy cerquita de la isla de Cuba.
Termine esa primer temporada con ganas de ver más, pero con una sensación rara, de cómo va seguir la historia si el principal misterio yá había sido revelado, así llegamos a la segunda temporada con un guion muy aceptable, que mantiene al espectador en suspenso, También al fin de la segunda temporada desee que llegara “Bloodline 3” lo antes posible.
Al pasar un tiempo fui investigando por internet y leí noticias que decían que la tercer temporada estaba en dudas de realizarse, porque el gobierno del estado de la Florida había terminado con una ley que eximia del pago de impuestos para los rodajes fílmicos que se desarrollen allí, y que quizás si la serie seguía, se rodaría en otros estados, con lo cual el guion hubiera sido deformado por completo.
No obstante la serie siguió pero de tener escrita una historia para 3 temporadas, los productores, decidieron llevarla a cabo en una sola, con lo cual no entiende si filmaron varios capítulos y después editaron y cortaron algunas partes o si simplemente echaron a los escritores y contrataron a otros por mas bajo sueldo, o lo que fuese que hicieron dio como resultado un desbarajuste total, se convirtió en una serie oscura donde lo recurrente fue ver a “Kyle Chandler” siempre poniendo la misma cara de nada, desapareció de la serie la hermosa sonrisa de “Linda Cardellini” y tomo un rol protagónico el poco carismático “Norbert Butz”.
La aparición del personaje que interpreta “Jhon Leguizamo “ nunca se entendió para que lo incluyeron, me da a entender que es una especie de profeta revelador, que trasmite el mensaje de la serie, el de la familia perfecta que al final era todo lo contrario, pero como lo repiten una y otra vez llega a aburrir.
Finalmente la serie termina en su tercera temporada sin brillo alguno, pero nos regala una estupenda primer temporada con un, por lo menos para mí, desconocido Ben Mendelshon, con la mejor actuación que haya visto en años.
CINEPOSTA
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15 de julio de 2016
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos cosas son —más que ciertas y hermosas— en esta vida; un amanecer en otoño y una puesta de sol veraniega. Luego, estaría la TV, a pesar de los pesares, la aseveración es categórica: ya que el medio en sí, sigue siendo un gran entrenamiento. Hoy la ficción televisiva goza de un más que reconocido prestigio —lo hemos dicho en otras ocasiones— donde muchos teóricos del séptimo arte, día a día, ven en este entorno una amalgama de posibilidades infinitas. Empero, no corramos y observemos las realidades más inmediatas que están condicionando el mundo televisivo en el siglo XXI. La primera es que la familia sea del tipo que sea, sigue siendo el alma mater de todo guionista—el cual—, se precie a realizar un producto de gran calibre. La segunda que el canal, en comprimido, Netflix está cambiando los hábitos de ver la TV como hasta ahora la habíamos concebido. Buena muestra de ello es la magnífica tercera entrega de House of Cards (vista por este amanuense que les habla, no hace mucho). El dueto Reed Hastings&Marc Randolph —hombres forjados en el negocio del videoclub— saben cómo fidelizar a la parroquia sedienta de entretenimiento. Bajo unas premisas, esencialmente, universales: productos de exquisita factura. Una grandísima promoción. Y por último, una clientela bien fidelizada, que está a punto de superar los 50 millones de consumidores. Eso es Netflix, Sres. Guste o no guste al más pintado, y, futuro ya es presente para la nueva ficción. Recalcado lo dicho. El canal en streaming —nuevamente— ha rebuscado en su chistera mágica y nos han traído una de sus últimas producciones: Bloodline (2015). Luego, ¿qué mejor manera de mantener vigilante a su voraz grey, capaz de fagocitar 13 capítulos de golpe? Sencillo, contar una historia muy lenta, que a modo, de sinfonía decimonónica va, in crescendo, hasta llegar al último capítulo con un final demoledor. Bloodline se apunta a esa táctica, que ya lleva muchos años en los manuales de guion y siempre ha dado tan buenos resultados. De momento, las expectativas creadas, en torno a este thriller melodramático son altas, ya que los telespectadores del canal quieren más. Pero eso, será el año que viene. Una vez vista la primera entrega, crítica y público han aplaudido la nueva serie. Claro, que la pregunta del millón sería; ¿De qué va Bloodline? Fácil, para los más castizos el termino anglosajón podría traducirse por el vocablo “linaje”. Y puede que haya mucho de linaje Shakesperiano y redenciones, a propósito de la parábola del hijo pródigo. Porque Bloodline es en toda regla, un drama familiar disfuncional, relajado, convencional y atípico que se desarrolla por los Cayos de la hermosa Florida. Una serie escrita por los creadores de la inquietante y ambiciosa Damages (2007), Todd Kessler, Daniel Zelman y Glenn Kessler forman un trio muy bien avenido —los cuales—, además de tener buena pluma, suelen dirigir y aquí no han perdido la ocasión, en alguno de los capítulos de esta primera entrega. Vuelven a la carga con una trama más Neonoir, la cual, no por ello deja de tener una miga adictivamente sustanciosa. Si Damages se movía por los vericuetos de la tramoya judicial, con abogados corruptos, peces gordos de corporaciones fantasma e ingenuas trepas a aspirantes a gran toga, donde Gleen Close era la omnipotens domina de la pantalla, en aquel cuerpo a cuerpo, con una jovial Rose Byrne. Aquí, el equipo de guionistas mantienen los ecos repetitivos —concentrados— en una mater familias de la talla de Sally Rayburn (Sissy Spacek) y un marido Robert Rayburn (Sam Shepard); auténticos reyes del clan Rayburn.
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Jon Alonso
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21 de junio de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resumen rápido: la primera temporada es genial, con una buena presentación de personajes, unos escenarios espectaculares y una trama profunda y que te pide ver el siguiente episodio. La segunda temporada, a pesar de lo que podía pensarse (por el final de la primera temporada) es aun mejor, te atrapa, es rápida en su lentitud.., no sé, una de esas cosas que quieres ver sin parar. Sin embargo, llega la temporada 3, y la serie se vuelve farragosa, con un guión sin mucho sentido, los personajes pierden todo la garra y todo pierde sentido. Es fácilmente suprimible, y te deja un sabor de boca que no se corresponde con las dos primeras temporadas.
En cualquier caso, en su conjunto, es algo que merece la pena ver.
Fran Pérez
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25 de junio de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trama se centra en la familia Rayburn, que regenta un hotel desde hace más de cuarenta años en Los Cayos, Florida, donde son una institución.
Y en las desavenencias familiares, rencores y viejas heridas en las que cada miembro de la familia tiene su propia verdad.

En Bloodline, no existen personajes buenos o malos, sino personajes realistas y complejos que abarcan una gran gama de grises, algunas personas buenas para la mayoría que cometen actos horribles, otros que hacen cosas malas porque creen que hacen lo correcto, y ovejas negras con grandes cualidades por dentro.
Se juega en todo momento con la ambigüedad moral y la capacidad para distinguir a lobos con piel de cordero.

Los Rayburn padecen de una culpa que los devora por dentro, pasando de unos a otros, cada mentira lleva a una peor y a consecuencias aun peores, ya que el único modo de salir del ciclo de culpa es decir la verdad y asumir la responsabilidad por sus acciones.
La serie cuenta con un reparto coral y una fotografía de mucha calidad.
mi_mo_ca
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