Luna, el misterio de Calenda (Serie de TV)

¡Qué chapuza!
No sé si es que estoy revisionando Twin Peaks o qué narices pasa con las series de misterio hoy en día, pero ¿tan difícil es hacer algo medianamente aceptable en este país? De toda la retahíla de estrenos recientes las únicas salvables han sido Gran Hotel y Punta Escarlata, el resto han sido desde muy malas hasta la categoría de vergüenza ajena. La que nos ocupaba anoche “Luna, el misterio de Calenda” es de ese último grupo del que te quedas ojiplático y con la carcajada idiota ante tal cantidad de mezclas de argumentos, géneros y copias a series y películas varias en un ton sin son de escenas mal entrelazadas y peor llevadas a puerto.
Esta serie es un desastre.

En “Luna, el misterio de Calenda” el ambiente está tan cuidado que podrían hacer un crossover con “Con el culo al aire” y no pasaría nada.

Y es que “Luna, el misterio de Calenda” tiene un aspecto cutre que no puede con él. Esos reflejos en los ojos de los hombres lobo, esos planos estúpidos y sin sentido, esas escenas metidas con calzador, esos diálogos cargados de perlas del tipo:

-Lleva una blackberry de esas que tienen de todo

O en el médico:

-Ha empeorado mucho mucho
-¿Qué quiere decir mucho?

O la mejor, by Fran Perea

-¿No deberíamos llamar a la perrera mi Teniente?

Y eso en la trama relativamente seria, porque esto es una serie española y como siempre tratamos de abarcar un montón de rangos de edad con tramas para toda la familia (no tan exagerado como el barco o médico de familia, pero ahí andamos) y es que la hija de Belén Rueda vive su crepúsculo particular: enamorada de un chico misterioso, callado, tímido que la protege y que encima todo apunta a que es un hombre lobo. Por otro lado su nueva mejor amiga está enamorada del policía torpe interpretado magistralmente como solo él sabe por Fran Perea, ese gran actor que dejó la tele para hacer cine y… venga no voy a hacer sangre del “cantante”... unas comillas no son suficiente “““““Cantante”””””.

El caso es que ya hemos tenido Crepúsculo y una serie cutrecilla que jugó a imitarla, ¿es necesario otra más?

Y la trama “adulta” (joder el uso de las comillas que tengo que dar con esta “serie”) trata sobre la desaparición de Leonardo Sbaraglia, el marido de Belén Rueda que se fue a sacar al perro y no volvió. Mi teoría es que mientras paseó al perro se dio cuenta del berenjal de serie en el que se había metido y decidió no volver, pero no ha sido degollado en el bosque… ¡qué misterio!
También está la ayudante o no sé qué leches de Belén Rueda que aquí es una jueza “implacable”, que “interpreta” Olivia Molina, esa actriz que hace todos los papeles igual de mal y que sigue recibiendo trabajo. Ese sí que es un misterio sin resolver y no el de la serie porque…

«Cualquiera podría ser un hombre lobo… el cartero, el de la tienda…»

Con una premisa lobuna (aunque depilada y esmirriada) se presenta la nueva serie de Antena 3 y Globomedia para captar a los que fueron seguidores de “El Internado” o “El Barco”. Lo hace con el título más ‘tróspido’ del 2012: “Luna, el misterio de Calenda”. ¿Por qué algo tan largo para una serie tan ‘corta’? Y es que hay series que quedan desacreditadas por tantos frentes que aullar en plena luna llena en una fría noche solamente puede provocar una bajada de grosor testicular. Planteemos las siguientes proposiciones de la cadena y productora al público y target:

«Una serie de misterio rural con Belén Rueda y Fran Perea»

¿WTF!? Primero, ¿Belén Rueda y Fran Perea juntos de nuevo? Al final sale Resines y todo es un sueño… Un momento… ¿Belén Rueda otra vez escuchando ruidos y abriendo puertas con cara de calamar acojonado? ¿Y Fran Perea haciendo de policía patoso?

«La versión española y en serie de “Crepúsculo” y “Twin Peaks”»

‘Española’ lleva mucho tiempo que se ha convertido en sinónimo de ‘cutre’. No es una opinión, es una realidad. Aquí Laura Palmer tiene pito y perilla. La Palmer 'palma' pero no es otro que un cameo como el de Leonardo Sbaraglia. Belén Rueda es magistrada y su mujer, que con su hija se mudan al pueblo donde trabaja su marido, que pretende reconciliarse con su familia después de peligrosas misiones (¿internacionales?). Ella será la nueva jueza de ese pueblo misterioso llamado Calenda y tendrá que resolver el primer caso más doloroso de su vida: la desaparición y asesinato de su esposo. Su hija conoce a su particular y lobuno ‘Edward Cullen’… Y tendremos pañuelo… ¡para rato!

Y es que “Luna, el misterio de Calenda” es más de lo mismo con esas tramas de adolescentes e instituto y de investigación criminal y ¿paranormal? en un lugar plagado de presuntos misterios. Su ímpetu es seguir la estela de “El Internado” o “El Barco” siguiendo la pista del éxito de “Punta Escarlata”. Las cadenas españolas y sus recurrentes productoras temen cambios y, tal vez, por dicho motivo nos vendan lo mismo como algo nuevo. Simple y aleccionador marketing para un target del que no me siento incluido.

Algunos verán similitudes y extras añadidos que abarcarán desde “Doctor Mateo” hasta “The Killing”, los tópicos crecen como árboles en el bosque que aporta el escenario natural, su suma de personajes trillados y de tramas clonadas transformarán en hombres aullantes de ficciones de calidad y, finalmente, el nuevo star-system del cátodo nacional sí que es para echarse a temblar. Nada que ver con los cuatro sustos baratos y sobredosis de sirope de fresa de granel. No obstante y a juzgar por la audiencia de sus dos primeros episodios, al público le gusta el dulce y relamerse sus dedos a la luz de la luna llena. Aunque quede todo tan pringoso como ‘tróspido’… como una #Lunatróspida. Aullemos, pues.

Este intento de crítica no va dirigido únicamente a esta nueva desventura de Antena 3, sino a todas aquellas absurdidades que la cadena lleva arrastrando desde hace unos años.

Que conste que le pongo esta nota a la serie porque no la he visto lo suficiente como para ponerle el -8 que se merece.

Muchas veces los guiones son una auténtica basura desde que el escritor decide ponerse al tema, mientras que otros te plantean una buena trama que acaba cayendo al vacío.
Los Protegidos es el mejor ejemplo de mierda inframunda, con un guión con más agujeros que los calcetines del gordo de la cafetería de mi facultad. Los créditos iniciales ya son el primer chiste que te encuentras, y para una actriz decente que podía haber, ésta desaparece de improviso y dejan al plantel inicial y a algún retrasado más que no dejaron entrar en la escuela de interpretación por cenutrio.
A los malos dan ganas de echarles una mano para que capturen a los chicos que se les escapan cada segundo incluso siendo vecinos y yendo solos al colegio todos los días. En fin.

En Antena 3 se han obcecado en hilvanar argumentos interesantes que se salgan de la habitual gilipollez adolescente que inunda toda la trama, pero parece que no se enteran de que no es necesario esta mierda amorosa y falsa incluso en las series de misterio. El Internado, El Barco y esta serie, Luna, son el mejor ejemplo. Tienen una idea inicial decente que se ahoga en la inutilidad de sus mancos guionistas.

El Internado pintaba más o menos bien, obviando algunas interpretaciones y los habituales plagios a Perdidos. Pero al final, la cagan. En El Barco, partieron de una idea intersante que volvieron a joder con nuevas historias de amor barato y cursi que consiste en encontrarse uno frente al otro de improviso y casi tocarse la cara con la boca. Así, 12.000 capítulos, teniendo al patán de Mario Casas como protagonista. Este chaval, además de aprender a abrir los ojos, debería dejar esa gilipollez chulesca que practica y dedicarse a barrer las calles, que nos hace más falta. Para más inri, los episodios de amor dentro de cada capítulo duran decenios, con diálogos de guardería y miradas que se pierden en la nada. Qué aburrimiento.

(En el spoiler no hay spoiler, pero no cabía más).

Cuando leí las críticas que se le hicieron a la serie la descarté de inmediato, pero un tiempo después me decidí a ignorarlas y darle una oportunidad, siempre me ha gustado criticar con conocimiento de causa. Ahora doy gracias a ese momento de lucidez que tuve.
Es una serie que trata sobre el folklore del hombre lobo, si este tipo de historias no te gusta, esta serie no te gustará. No tiene grandes efectos especiales, luchas irreales o persecuciones eternas en coche mientras las balas llueven y los protagonistas disparan en posiciones absurdas, si esto es lo que estás buscando esta serie tampoco te gustará.
¿Qué he encontrado en esta serie? Personas normales (sí a pesar de los hombres lobo, en serio). Y a veces esto se echa mucho de menos. No existen los superhombres que todo lo pueden y todo lo saben y las armas las llevan los guardias civiles y los cazadores en momentos oportunos.
He leído muchas críticas a Fran Perea, a mi forma de ver hace su papel bastante bien. Es cierto que es la primera vez que le veo y me gusta actuando, pero hay que reconocer su mérito, el papel de buenazo no le sale bien a cualquiera. Hay muchos macarras misteriosos, pero personas agradables y buenas... pocas. Belén Rueda estupenda, pero no esperaba menos de ella, y el resto del reparto bastante bien, hasta los adolescentes parecen adolescentes normales.
Otro punto a favor son las localizaciones, el bosque, el pueblo, son muy entrañables y hermosos e incluso han tenido el detalle de poner lobos de verdad en las escenas donde estos salen. Sinceramente peores series tienen mejor fama solo por tener detrás una bandera con barras y estrellas.

Mi consejo, dadle una oportunidad, al menos ver dos o tres capítulos antes de decidir si le hacéis caso a quienes la odian o a quienes, como yo, nos encanta.

En pleno tirón Eclipse, la tele patria no podía dejar escapar la oportunidad de volver a enganchar a adolescentes con acné y ortodoncia con una historia de, agárrense los machos, hombres lobos en la España profunda. Una jueza, Belén Rueda, a la que le perdono esta serie y otras quinientas igual de malas, llega a un pueblo que conforme avanzan los capítulos es cada vez más grande, cosas de los errores de raccord, con su hija, una pavisosa Lucía Guerrero, entre María Esteve y Candy Candy, para reanudar su historia de amor con el jefe de la poli rural, un Sbaraglia hablando en andaluz que desaparece en el primer capítulo. A partir de ahí empieza el rollo medio místico y chungo medieval de la licantropía cateta. Olivia Molina hace un papel por fín acorde a su edad, de madre de un adolescente, pero igual de mal que acostumbra... Y bueno, pues eso, que la primera temporada son doce capítulos que se hacen eternos y en los que el argumento va derivando de lo malo a lo peor.
Mala, pero mala, mala.
Lo mejor: Macarena García y su sonrisa embobaespectadores, un derroche de cinegenia tremendo.
Lo peor: Difícil... Pero el rollito "rubia se asoma a la ventana e inmediatamente rubio se asoma a la suya", o "te dejo el pañuelo en la barandilla mientras bailo" son pastosos, ñoños y exageradamente repetitivos, a una media de seis o siete por capítulo.
La segunda temporada arranca ya desde los escombros, con un asesino serbio, o bosnio, o de por ahí, resucitando en una ermita que casualmente no conocíamos aún.
Pffff...