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La dimensión desconocida: Por fin un poco de tiempo (TV)

Comedia. Drama Henry Bemis, un amante de la lectura, sobrevive a una explosión nuclear, convirtiéndose en la última persona sobre la Tierra. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
205/11(14/11/19) Homérico octavo episodio de la serie de antología de la televisión estadounidense “The Twilight Zone”, uno de los más populares (quizás el que más), cumple 60 años de su estreno (el 20 de Noviembre de 1959) este mes de noviembre de 2019 y se mantiene tan fresco y cautivador como entonces. El guión del creador de la serie, Rod Serling adapta de una historia corta escrita por Lynn Venable (seudónimo de Marilyn Venable), apareció en la edición de enero de 1953 de la revista de ciencia ficción If: Worlds of Science Fiction, siete años antes de que el episodio televisivo se emitiera por primera vez, el autor del cuento original en el que se basa el episodio, Venable se inspiró para escribir la historia por su lucha en la vida real para encontrar tiempo para leer junto con el miedo a romper sus lentes de lectura. El primer nombre completo de Venable es Marilyn, pero ella eligió presentar sus historias como "Lynn" para permanecer neutral en cuanto al género para los editores de revistas. "Time Enough at Last" se convirtió en uno de los episodios más famosos de Twilight Zone original y ha sido frecuentemente parodiado desde entonces, siendo icónico su giro final irónico. Dirigido por John Brahm, el director más prolífico de la serie (12 episodios), para la historia de un hombre (maravillosa actuación de Burgess Mewredith), que busca la salvación en los escombros de un mundo en ruinas, es Henry Bemis (Burgess Meredith), ama los libros, sin embargo, está rodeado por gente que odia esta afición. Los temas que trata son las obsesiones, la dependencia de elementos que nos hacen la vida cómoda, la soledad y como combatirla (eso un recurso mantra a lo largo de muchos de los episodios de la serie), y sobre todo lo caprichoso del destino que juega con nosotros. John Brahm fue nominado para un premio del Gremio de Directores por su trabajo en el episodio.

Narración de apertura: Sea testigo del Sr. Henry Bemis, miembro fundador de la fraternidad de los soñadores. Un hombrecillo temerario cuya pasión es la página impresa, pero conspirado por un presidente de banco y una esposa y un mundo lleno de charlatanes y las manecillas implacables de un reloj. Pero en un momento, Bemis entrará en un mundo sin presidentes bancarios, esposas, relojes o cualquier otra cosa. Tendrá un mundo para él solo... sin nadie.

Narración de cierre Los mejores planes de ratones y hombres... y Henry Bemis... el hombre pequeño de gafas que no quería nada más que tiempo. Henry Bemis, ahora solo una parte de un paisaje destrozado, solo un pedazo de escombros, solo un fragmento de lo que el hombre se ha entregado a sí mismo. Sr. Henry Bemis... en la Zona Crepuscular.

Episodio con mucho de humor negro, sobre todo en el choque entre Henry y su esposa, Helen (divertidamente malévola Jacqueline de Wit), una arpía de mujer dispuesta a hacer la vida imposible a su esposo apocado, jugando con él con el libro de poesía, delirante su actuación de madrastra de cuento maltratando a su hijastra. Si se analiza un poco no se puede entender como han acabado juntos estos dos con caracteres tan diferentes. Se adentro superficialmente en como la humanidad no para de putearse a sí misma con armas más destructivas y devastadoras, un temor muy activo en USA durante la Guerra Fría y que aquí se expone como telón de fondo para la segunda mitad del capítulo, adentrándonos en lo post apocalíptico, no se dan los motivos, ni el tipo de explosión que ha habido, ni la motivación, solo se da el preámbulo de una portada de periódico con el peligro de una gran bomba, y a renglón seguido se escenifica la explosión con gran economía de medios mediante una edición zozobrante lejos de las consecuencias exteriores, para a continuación exhibirlo de modo frugal pero efectivo en lo visual afuera, ello para relatarnos la soledad absoluta, eso sí, de un modo aséptico, pues se supone que ha habido una hecatombe nuclear, pero no hay un solo cadáver por ningún lado, se han evaporado. Es el aislamiento del puede último humano vivo sobre la Tierra, con ello se da una radiografía de las diferentes fases por las que se pueden pasar en esta situación, desde el impacto, la desesperación, la asunción del problema y con ello la necesidad de adaptación, pero al final llega el hastío de no hallar compañía y con ello la depresión que puede llevarnos a no encontrar sentido a seguir con vida. Pero si consigues un entretenimiento que sustituya el anhelo de compañía puedes tener todo el tiempo del mundo para dedicárselo. También se puede entender que el episodio trata de un hombre que para su afición vital necesita tiempo (lo busca en su trabajo, a la hora de comer, en su casa, pero todos le sabotean, y que se da cuenta tras una catarsis que lo tiene), pero…, y se puede decir aquello de "ten cuidado con lo que deseas, es posible que lo obtengas", que me recuerda en cierto modo al cuento de William Wymark Jacobs, The Monkey's Paw.

Burgess Meredith está sensacional en el papel de Henry dotando a su rol de una gran humanidad, de fragilidad, de ternura, provocando en el espectador empatía, alegrándonos con el cuándo descubre la Felicidad, y decayendo con él en su infortunio, muy bueno este actor especialista en secundarios por los que fue nominado en dos ocasiones al Oscar, hizo y sobre todo famoso por su papel de Mickey, entrenador del púgil Rocky Balboa en las tres primeras partes de la saga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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12 de noviembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un apasionado lector, enfermo de literatura, se esfuerza por encontrar tiempo libre para dedicarse por entero a su afición favorita. Sus problemas parecen resolverse cuando tras una explosión nuclear se convierte en el único superviviente de la Tierra.

Delirante, absurdo, grotesco, cómico, trágico, con una soberbia interpretación de Burgess Meredith, se trata de uno de los episodios más singulares y recordados, de esos que aparecen en casi todos los ranking de los mejores capítulos. Tiene un encanto que no envejece y cuenta con uno de los giros finales más brillantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jackie Daytona
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13 de octubre de 2017
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Por fin un poco de tiempo" es un episodio interesante, que muestra la obsesión de la sociedad de ese momento por la guerra atómica que podría ser desencadenada entre las dos superpotencias, los EE.UU. y la U.R.S.S., a la vez que plantea la ironía de una situación en la que un hombre soñador, con gafas de gruesos cristales, y lector empedernido, y que tal vez no sería el candidato perfecto a superviviente en una Tercera Guerra Mundial, acaba siendo, de hecho, el único superviviente de dicha guerra.

Con todo, esta premisa argumental queda empañada por la muy poco realista deriva del guión: Burgess Meredith sale de la cámara acorazada del banco poco después del ataque nuclear, llega a la superficie, lo encuentra todo destruido, encuentra comida, se la come, y luego encuentra libros, y cree que tiene todo el tiempo del mundo para leer...Craso error del guionista. Las radiaciones presentes en la atmósfera, y la comida envenenada por dichas radiaciones, le matarían en pocos días, antes de que pudiera leerse los libros que quería leer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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