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Un año sin amor

Drama Narra la vida de un joven escritor, enfermo de sida, que pelea día a día contra su enfermedad. En esa batalla se introduce en prácticas sadomasoquistas para, a través del goce del dolor, encontrar la fuerza para seguir viviendo y tratar de encontrar un amor verdadero. Un filme premiado en el Festival de Berlín. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión se basa en la novela autobiográfica -escrita en forma de diario- de Pablo Pérez, también coguionista de la película que cuenta el periplo de un joven escritor porteño con HIV positivo, en 1996, año en que se cambió la administración de AZT por cóctel de drogas, transformando al sida en una enfermedad crónica pero no necesariamente mortal.

La cámara sigue el agobiante itinerario del protagonista (Pablo), por hospitales y oficinas estatales, enfrentando a la burocracia despersonalizada, los efectos estragantes de los medicamentos y la falta de defensa del organismo que aflora en innumerables síntomas físicos. Paralelamente se narra también su lucha con la soledad, a la que busca superar con avisos en revistas o frecuentando circuitos marginales del submundo gay, conocidos en la jerga como "leather" por su fetichismo al cuero y a prácticas sadomasoquistas.
Pablo comparte un departamento con una tía algo desequilibrada, da clases de francés y hace traducciones. En un momento se revela que no sólo escribe el diario sino poemas que aspira a publicar.

El filme refleja esta triple búsqueda del personaje que abarca la lucha por su desquiciada salud y el mundo de sus igualmente desquiciados afectos, pero también habla de una vocación literaria, que cuando busca editor, no encuentra interesados en su creatividad sino en la sensacionalista transcripción de su historia personal.

Es importante destacar que el film está formalmente impecable, sobresaliendo el tratamiento de la imagen y la edición. A pesar de su temática, trata de no cargar las tintas y se permite algunas ironías humorísticas, como los roces de convivencia con la tía, que por momentos parece más desequilibrada que el protagonista y, particularmente,las presiones del editor que rechaza los poemas con el argumento de que no hay mercado para la lírica pero manifiesta su interés comercial para que en vez de poemas, el aspirante a escritor concrete una novela sobre su propia vida.

La directora Anahí Berneri elige una mirada distanciada para no rozar lo escabroso o la moralina condenatoria. De esta forma resuelve las escenas límite y extremas a través de la fragmentación de planos y la iluminación, sin detenerse en detalles que de otro modo serían insoportables.
La historia no logra emocionar ni profundizar en la psicología de los personajes, donde temas tan sórdidos podrían haberse justificado en alguna respuesta a tanta necesidad de humillación o de sadismo, a la desviación del placer hacia lo directamente patológico.
rouse cairos
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7 de julio de 2008
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comporto la idea de que una película tenga que enseñarnos algo (para eso está la escuela) o transmitir algo (para eso está la radio) Una película, como obra de arte que se supone que sea, es simplemente una pintura de una realidad, una interpretación de algo, un dibujo mediante imágenes que nos puede hacer soñar, llorar, reflexionar o emocionarnos, y definitivamente, recrearnos visualmente.

Es la recreación plástica que hace el director de una historia, de un libro, o de lo que le venga en gana.

La película en cuestión es decorosa, aunque ocasionalmente cae en el lirismo cursi de las películas argentinas de medio pelo (empezando por el título)

Buenas intenciones de plasmar una realidad pero uno siente que algo falta, que algo no se logró, que algo quedó en el camino.

También discrepo del anterior comentario en que hay temas "profundos" y temas "simples". Cualquier tema puede ser simple o profundo en dependencia de como se le trate...
CineFilio
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5 de junio de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que enseñan, en cambio otras como esta muestran una de las diferentes vertientes que puede tomar un portador de VIH. Sin entrar en muchos detalles ni explicaciones se limita a exponer la lánguida lucha por subsistir o por seguir adelante ante algo inevitable. No digo que sea irreal el truculento camino de este protagonista, pero pienso que hoy día hay muchas historias diferentes sobre el tema. La película no trata de sensibilizarnos para nada, con lo cual trascurre de forma ausente, abandonando tópicos pero desaprovechando posibilidades de crear un producto más atrayente. Desde mi punto de vista el camino del personaje es incluso hasta autodestructivo y es una pena que aún a fecha del 2004 asocien únicamente el SIDA con la homosexualidad y en derivación a ello con la promiscuidad homosexual.
olimpo
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3 de diciembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está basada en la utilización de los primeros planos, de ojos, de boca, de pies, de tetera, de agua, de taza. De cuero, de piel, de sexo, de… etc, pero este director no es Dreyer y estos primeros planos no dicen nada. Con la excusa de que el protagonista escribe una novela, autobiográfica, sobre los días, casi un diario, el director tiene que recurrir a la voz en off para contarnos que está ocurriendo,: “me levante, hice la casa, saque a mi tía a la calle…” “la mezcla de pastillas…” Todo esto le resta a la película muchas posibilidades de contarnos una historia sobre un homosexual con SIDA, que no por vista muchas veces tendría que ser menos interesante. Las interpretaciones son justas y seguramente no se necesita volcarse más en ellas teniendo en cuenta que los primerísimos planos enmascaran la actuación de los protagonistas. La música, del tipo de música moderna entre mezcla de piano, jazz y sintética, se hace reiterativa y justo cuando llega el final con los subtítulos te das cuenta que no ha habido ningún aporte en este elemento cinematográfico. Con todo, la película se deja ver sin molestar demasiado y hay que reconocerle que trata el tema del SIDA sin melodrama alguno y con mucho realismo.
Del Mar
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