Reza al muerto, mata al vivo

Oscuro, ingenioso, pausado, irregular, divertido, intenso, violento, mediocre, aparatoso, polvoriento, deleznable, absurdo, contundente, reiterativo, denso, emocionante y demoledor Spaghetti Western, que reúne a un grupo de forajidos y maleantes, en un poblado que emplean como escondite y refugio, tras haber realizado diversos atracos.
Tengo que decir que la película tiene y ofrece los ingredientes habituales del Spaghetti western, destacando la presencia de habituales del género, como el excesivo: Klaus Kinski,
No esperes encontrar grandes interpretaciones, ni grandes secuencias de acción, pero mantén la calma y disfruta de la intriga que pondrá a prueba a los protagonistas.
Presten atención a lo que van a ver y no permitan que les hagan spoilers, es cine del que seguro llegó a disfrutar Quentin Tarantino y que homenajeó en algunas de sus películas, como: Los odiosos ocho y Django, desencadenado.

Giuseppe Vari fue uno de esos directores italianos que se apuntaban a un bombardeo con tal de obtener réditos. Empezó con infames melodramas en los 50, se apuntó a las de romanos a principios de los 60, rescatando a apagadas estrellas anglosajonas necesitadas de un capitalito (John Drew Barrymore, Anthony Steel, Cameron Mitchell), y en cuanto comenzó la fiebre del spaghetti western se subió al carro. Lástima que fuera un inútil.
Reza al muerto, mata al vivo da vergüenza ajena. Por lo visto, Vari creía que bastaba con reunir a un elenco actoral de cuarta división, poner al frente al pirado de Klaus Kinski, soltarles en el desierto con un guión minimalista, por decir algo, y asunto solucionado. La interpretación de Kinski es una tortura. Despliega toda su gama de miradas: torvas, huidizas, enloquecidas, salaces... Tal vez había ingerido alguna sustancia alucinógena y veía cosas que los simples mortales eran incapaces de distinguir, vete a saber. La música es un prodigio de falta de originalidad, y las canciones aburren enormemente. Creo que la vi con un ojo, mientras el otro paseaba por el salón en busca de algo más divertido, hasta que salió la anhelada palabra "Fine", la borré, la apunté, hice la ficha y aquí están mis conclusiones. Otro spaghetti al bote, y van...

No sabemos si esta cinta se encuentra entre las que pudieron inspirar a Tarantino en "Los odiosos ocho", pero lo que está bien claro es que la obra de Vari no fue a inspirarse precisamente en "La diligencia" de Ford, por mas que todas estas películas se desarrollen en buena parte en postas de diligencias donde, en ambientes claustrofóbicos y cerrados, los viajeros sacan a pasear sus debilidades, frustraciones y ambiciones.
Argumento sin pies ni cabeza puesto al servicio de un guion inverosímil y de una dirección que, sencillamente, no existe. Dirigir es algo más que meter de vez en cuando primerísimos planos de la nada. Interpretación rutinaria, Kinski incluido. Por no salvarse no lo hace ni la música, que nos espeta entero el villancico de "Blanca Navidad" y el vals del "Danubio azul" tarareado "Laralalará, lará, lará ..."
Mejor dormir la siesta, así al menos no se pierde del todo el tiempo. Como suelta a troche y moche el telegrafista a modo de exclamación simpática: "¡Cachisdiela ...!"

"- ¿Por qué es Ud. bandido?
- Por vocación. ¡Señora, no tengo sus encantos para procurarme un marido rico!."

Mediocre spaguetti que parece al comienzo que podría llegar a ser algo estimable, no en vano la reunión de varios personajes, unos malvados, otros no, en una estación de telégrafos de paso (que no poco recuerda "Los odiosos ocho" de Tarantino), da a entender, falsamente, que estamos ante un spaguetti con enjundia, con estudio atractivo de diversos perfiles psicológicos que desarrollarán una amena historia con tensión, suspense y violencia.
Esto último sí hay, violencia, la mayor parte de las veces totalmente gratuita y vana, sin la menor enjundia, como la pelea en el establo.
Lo cierto es que según pasan los minutos, el tedio se apodera de la función, llegando a ser aburrida e interminable pese a su standard duración.
Sólo el gran Klaus Kinski con, eso sí, su sempiterna caracterización de villano medio loco, logra insuflar algo de aliento a esta insustancial cinta, mal dirigida por Giuseppe Vari (aquí firmando como Joseph Warren). El resto, pura filfa, con diálogos pobres y situaciones sin mordiente.
La fotografía a cargo de Franco Villa se salva.
Por cierto, que según qué carteles de la peli se vean en Internet y demás, unas veces aparece el título como "Reza AL muerto..." y otras "Reza EL muerto...". En fin...

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