Un crimen común

Cecilia (Elisa Carricajo), es una profesora universitaria de ciencias sociales, de clase media, divorciada,que vive con un pequeño hijo en edad escolar en una casa suburbana. En una noche de tormenta, un incidente que ocurre en la puerta de su casa (ver semispoiler abajo que incluso figura en la gacetilla) y la decisión que toma al respecto tiene consecuencias trágicas y alteran su ordenada vida.
A partir del incidente y sus consecuencias, la película se adentra en el género del thriller e incluso del terror psicológico. La casa de Cecilia (algo así como su conciencia), asaltada por la culpa, se va convirtiendo para ella en un lugar inseguro y amenazante. El incidente marca, por un lado, la irrupción de lo real, de lo concreto, en su universo teórico y político progre (con una patente cuestión de clase) y lo pone en cuestión. Por el otro, la culpa, permite el ingreso de lo irracional en su hasta entonces segura fortaleza racional. En ese sentido, es notable como, mayormente, la facultad seguirá siendo para ella una suerte de zona de confort.

Pero la película de Francisco Márquez no acierta del todo con la pintura de este proceso de desmoronamiento psíquico e intelectual, ya que adolece de una morosidad que atenta contra los climas que pretende construir y cae en una especie de rulo repetitivo de episodios que no acumulan tensión, terminando generando impaciencia por el desenlace y no tanto interés y placer por el desarrollo de la trama. Elisa Carricajo está muy bien en su papel (de un protagonismo absoluto y con muchas escenas sola) pero forma parte de la sensación de empantanamiento que produce la película.

En suma, una reflexión por el camino del thriller psicológico sobre la tensión culposa que se genera en cierta progresía intelectual y política (representada por una profesora universitaria) entre la teoría y la práctica y el compromiso cuando lo real irrumpe trágicamente.

Para empezar es una buena película, pero se pierde en ella misma, el tema, su esencia, pierden fuerza a medida que avanza la trama y termina siendo el "Retrato de una mujer de fuertes valores ante un crimen común que la afectan de forma irregular", con esto quiero decir que la sublimación del personaje principal es pobre o nula, es frio en su final de catarsis, pero es una buena película solo que insatisfactoria, linda foto, buenas actuaciones, montaje bien, técnicamente muy lograda.

Gabriel García Márquez dijo una vez, "Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada", creo que esta frase aplica muy bien a esta película.
Puntaje: 6,5/10

La película argentina Un Crimen Común (2020), del director Francisco Márquez, se centra en una mujer, profesora universitaria, que ve su vida alterada a partir de un asesinato. Es un thriller psicológico que atraviesa dilemas sociales y políticos. Gran trabajo actoral de Elisa Carricajo.

Por Nicolás Bianchi

Cine de género con contenido social. Dentro de ese casillero se puede inscribir Un Crimen Común, primera película en solitario de Francisco Márquez tras codirigir la excelente La Larga Noche de Francisco Sanctis (2016). Es un terreno infrecuente para el cine argentino, no por el comentario político sino por la cuestión del género, en este caso con la forma de un thriller psicológico cercano al terror. La película sale más que airosa de la encrucijada que propone y logra generar las dosis justas de suspenso, tensión e incomodidad.

Al igual que en su anterior película, Márquez recarga la acción sobre un solo personaje a quien la cámara prácticamente no deja de tomar en ningún momento. La historia transcurre a partir de Cecilia (Elisa Carricajo), profesora universitaria de Sociología, lo cual no es solo un detalle, y madre separada de un niño. Cecilia es una persona que vive asustada, y entiende, sobre todo en la soledad de su hogar, a cualquier ruido como una amenaza.

Una noche de tormenta alguien golpea a su puerta de forma desesperada. Es Kevin (Eliot Otazo), el hijo de su empleada doméstica Nebe (Mecha Martínez), a quien ella conoce porque había realizado alguna refacción menor en su casa. Pero a pesar de la insistencia, asustada, no abre. La situación conserva cierto grado de confusión, porque se ven unas sirenas de policía entre la lluvia, pero lo cierto es que un par de días después el joven aparece muerto.

Sin ningún tipo de sesgo aleccionador la película plantea varias preguntas, de las que no ofrece respuestas. Varias de las aristas de Un Crimen Común son interpretables, de modo tal que pueden ser tema de conversación y debate entre los espectadores. Hasta su título es interpretable. Desde el punto de vista de Cecilia, que es el que ofrece la película, el énfasis está puesto en la condición psicológica del personaje, rayana con la locura.

La palabra desaparecido y el accionar de las fuerzas de seguridad (de la Gendarmería en este caso) rodean al caso, aunque el foco está puesto sobre Cecilia, y a través de ella en la clase media con estudios universitarios, un buen pasar, empleadas domésticas y dinero suficiente para que a sus niños no les falte nada, ni regalo ni fiestita de cumpleaños. Sin delinear conclusiones definitivas el planteo de Márquez incomoda, también a la manera que lo hacía su película anterior. Algo pasa frente a los ojos de personas, Cecilia en este caso, que miran para otro lado, no comprenden o, peor aún, no quieren comprender la naturaleza de los hechos, por más que hayan leído a Althusser al derecho y al revés.

El formato 4:3, que se acerca a la “pantalla cuadrada”, permite un cerco más estrecho sobre Cecilia y su psiquis. Por su parte, la actuación de Carricajo es brillante. El comentario político social en Un Crimen Común resulta mucho más interesante que en otras películas porque no es obvio ni está sobre explicado. Más allá de los méritos del film, ese acto de confianza en el espectador es lo que eleva a este tipo de propuestas.

Está disponible en Filmin y también se consigue online. Contacto: [email protected].

Una película ensimismada de sí misma, auto-complacida. Todo el peso cae sobre la protagonista, a quien le queda grande la historia. ¿A qué cine trata de imitar? No lo sé, pero esta película ya la hemos visto. Conforme avanza tienes más ganas de que termine, justo lo contrario que debería ocurrir con una buena película. No se atreve a tener personalidad y disfraza la falta de creatividad con supuesta sutileza. Prescindible y vacua, el director parece querer captar silencios y sensibilidad, pero lo cierto es que solo consigue que abramos la boca para bostezar.