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Y el quinto es el miedo

Drama. Bélico En la Checoslovaquia ocupada por los nazis, un médico judío, el Dr. Braun, tiene que quitar la bala de un combatiente de la resistencia que ha sido herido. Vaga por las calles de pesadilla de Praga en búsqueda de morfina, a la vez que debe ocultar a su paciente de los nazis. En un mundo donde la gente está presta a informar sobre cualquier cosa fuera de lo común, es sólo cuestión de tiempo que sus actividades encubiertas sean ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
14 de agosto de 2022
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Interesante descubrimiento, drama psicológico, suspense, ambientada en praga, durante la invasión nazi.
Una película sobre el nazismo y mucho más, dónde no sale ni un uniforme, ni botas nazis.
Informadores, gestapo, delatores, miedo, neurosis, supervivencia, caos, dolor, falta de libertad, horror cotidiano, etc, etc.

Narrada con un personaje principal, un médico asustadizo, paranoico, al que no permiten ya ejercer.
Luego se añaden otros secundarios y el inmueble elegido, epicéntro de los hechos.
Filmada con toques de surrealismo o deformación de lo llamado real.
Recuerda en momentos, visualmente a dos grandes obras de Orson Welles. (Salvando diferencias)
"Mr.Arkadin"1955' y "El proceso" 1962'. Se inspiró en ellas, a nivel visual, sobre todo.
Dejando influencias, tiene personalidad y entidad propia, así como una sugerente metáfora del miedo, pánico, escasez de libertad.

Destacaré dos momentos:
El largo plano secuencia, en la especie de cabaret, dónde el tímido doctor va buscando morfina.
Por la galería de personajes que desfilan, neurosis múltiples y variedad de deformidad humana, supervivientes.
El otro momento, el principio, los primeros cuatro minutos y medio, a modo de obertura visual, presentándonos al apocado, neurasténico médico, en una variedad de planos, registros visuales, encuadres, músicas diversas, de lo más creativas. (Después aparecerán los títulos de crédito).

Nos habla del miedo, el pánico diario que se puede llegar a vivir en un lugar como praga, durante la ocupación nazi.
(Aunque claramente es extrapolable, la posterior invasión soviética)
Por eso, no nos enseña, ni una terrorífica esvástica, ni ningún símbolo parecido.
La convulsa cotidianeidad, la difícil supervivencia del día a día.
La neurosis cotidiana que supone vivir en un sitio, que ya no te pertenece libremente.
Zappianin
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