Harley Davidson & Marlboro Man

Don Johnson retoma su papel de Sonny Crockett se deja barba y cambia el Ferrari de Miami Vice por una Harley y el chico de la moto de Coppola con 10 años y varios kilos de farlopa mas en el cuerpo. El resto, abajo.

Mickey Rourke, el niño malo de Hollywood. Hace buena mancuerna con Don Johnson. Se ven hasta carismáticos. En una película de acción sencilla y divertida, casi tirándole a comedia. A pesar de lo simpático que nos resultan estos camaradas no puedo dejar de sentir cierta nostalgia, sobre todo por el rebelde y renegado Mickey, un hombre- niño buscándose así mismo, rompiendo cráneos y corazones, por que el fuego que le quema por dentro no lo deja en paz. Mirándolo como a un hijo, me doy cuenta d que todavía le queda un largo camino en el cual tendrá que darse una y otra vez en la nariz, hasta terminar con “el hocico” ensangrentado. Y su querida moto, que quiere tanto como se quiere a una novia; quedará empolvada mientras se mete al ring y al mundo de la lucha libre. Hasta que quede tan vacio y acartonado como el héroe Marv de “Sin City” que años más tarde interpretaría. En 1991 se cruza con Don, “Marlboro” y se divierten de lo lindo. Parece que veo a otro Micky totalmente distinto del de “9 semanas y media y tal vez Kim lo recuerde como un ser más espiritual, muy alejado del zombi de “Sin City”, algo le pasó a este muchacho. Espero que vea la luz al final del túnel.
Hoy el querido Mickey, vive en su pequeño apartamento, todavía va al gimnasio por matar el tiempo, está en forma. Ha dejado de ser un cenicero humano. Un buen día se miró al espejo y pidió una segunda oportunidad.
Le acompaña su pequeño perro Chihuahua.

“Alguna vez quise tener una familia, pero no encontré a la mujer con la cual quisiera siempre estar, una mujer que fuera mas importante que mis amigos, que mis motos, que todo lo demás, nunca llegó”. “Mi infancia fue difícil, sin un padre. Si tuviera un hijo siempre estaría con él, nunca más alguien sufrirá lo que yo viví”.

"El infierno es vivir día a día sin saber la razón de tu existencia".

Qué sería del cine de acción de principio de los 90 sin la figura del traficante. Si hay un tópico por excelencia en la acción de los 90 es sin duda el mundo de las drogas como eje central de la trama. Y "Harley Davidson and the Marlboro Man" no podía ser menos. Los malos aquí de nuevo son los traficantes de droga.

A priori, reuniendo estos datos, uno piensa que aunque en su día pudiera gustar esta cinta, hoy ya quedaría, con el paso del tiempo, como una película cutre, mala, y fea. Pero todo lo contrario; estos duros sobre ruedas han envejecidos extraordinariamente. La he vuelto a ver varios años después, creyendo que mataría la buena imagen que tenía de ella; como me pasó con "La jungla de cristal" por poner un ejemplo. Pero menuda sorpresa. Estos dos tipos con toda su chulería incluida siguen siendo protagonistas de una excelente cinta de acción.

Si no la viste, hazlo. Si la viste en su día, repite sin miedo. Este film es de notable alto.
Johnson y Rourke hacen una extraordinaria pareja.

Está claro que esta película no es ninguna obra maestra, pero cuando la vi en el cine de joven, aluciné con esta película de acción simple, pero a la vez con algo que no sabes que es, pero engancha. La volví a ver muchas veces, fascinado por la aventura que tiene lugar cuando los dos tipos duros deciden ayudar a un amigo presionado por una Corporación-bancaria-mafiosa a vender el local donde crecieron , robando a su vez a esta Corporación sin sospechar donde se meten.

La estética de los protagonistas junto a su chulería mezclada con su visión filosófica y pseudoexistencialista del mundo me fascinó y hizo de ésta una de mis películas de culto.

Otra cosa que me llamó la atención, fue lo que en mi opinión es un claro homenaje a la grandísima "Dos hombres y un destino", con muchos diálogos y situaciones claramente inspirados en ella (especialmente en el salto a la piscina).

Buena química entre los dos protagonistas, los cuales se pueden considerar al igual que la peli, actores de culto, ya que ni el prometedor Rourke, ni el que fuese una superestrella de la TV con "Miami Vice", Johnson, llegaron a ser lo que se esperaba de ellos en el cine.

Un cowboy de charanga y pandereta y un motero que lleva ruedecitas a los lados para no caerse, de lo bolingas que va, se meten en una infecta aventura del todo inverosímil, aburrida, e incoherente. Las escenas de acción son penosas, las actuaciones repelentes, y aunque ya hace años que sufrí este engendro, la marca indeleble que me dejó aún perdura. Recomendable para ver vestido de cuero (con máscara de cremallera), gritando dame más fuerte.