Un dólar para los muertos (TV)

Bochornosa e incomprensible producción española que intenta homenajear a los memorables Spaghetti Western en una película que roza el absurdo y puede llegar a resultar insultante.
La calidad de la película está más próxima a la de cualquier producción televisiva y a pesar de contar con ciertos intérpretes de renombre, éstos no consiguen elevar la calidad del conjunto.
Uno de los puntos débiles de la película reside en la selección del reparto, los responsables de la película intentan atraer al público con intérpretes de renombre como, Emilio Estévez, William Forsythe, Jordi Mollà y Joaquim Almeida, pero eligen mal, puesto que su presencia en el relato no llega a ser creíble en ningún momento. Mención especial merece la labor de Emilio Estévez, el hijo de Martin Sheen, no pega en el papel ni con cola. El intérprete se limita a imitar los movimientos enigmáticos de los grandes pistoleros del Spaghetti Western, pero no da la talla en cuanto a presencia y tamaño.
El aspecto visual de la película peca de ser demasiado pobre, la labor del equipo de escenografía suspende por completo al ofrecer una visión demasiado limpia del Oeste. En ningún momento, logran crear un escenario convincente. Se echa en falta más suciedad, polvo y arena.
El argumento es bastante limitado y no queda bien construido. Una búsqueda de un tesoro que no tiene ni pies ni cabeza. El director ofrece un trabajo mediocre y no logra ofrecer un ritmo dinámico. Lo único que mantiene o despierta el interés del espectador son las numerosas secuencias donde las pistolas son protagonistas. Unas secuencias de acción excesivamente coreografiadas, donde todo parece un baile imposible de disparos y posturitas variadas al más puro estilo del cine de John Woo. Destaca el empleo de piezas musicales de ópera en determinadas secuencias, que en un intento de glorificar el género lo echa a perder.
Todos los intérpretes ofrecen un trabajo pueril y lamentable, pocos o ninguno de ellos se salvan, desde Emilio Estévez, totalmente fuera de lugar, hasta un ridículo, Jordi Mollá. No sé quién fue el encargado de la sección de maquillaje y estilismo, pero se lució con las pintas que tiene Mollá.
Un dólar por los muertos, sólo se la puede disfrutar si no te la tomas demasiado en serio. No es una película que merezca ni un céntimo por su visionado.

La verdad es que esperaba más de la película porque aunque los actores en su mayoría son algunos buenos secundarios, al estar Emilio Estévez, Jordi Mollá o Joaquim Almeida... pensaba que tendría al menos algo, pero me ha parecido patética. Una pura copia pero mala además de los espaguetis-western que protagonizara el genial Eastwood haya por la década de los 60. El tema es muy manido (la búsqueda de medio millón de dolares escondidos por medio de un plano), los actores nada creibles y las escenas de acción más increibles. Baste decir que Emilio Estévez dispara a veces sin mirar a su rival y acierta siempre... patético. En España se han hecho buenas películas (muy de cuando en cuando), pero desgraciadamente el género del western no es lo nuestro.

Gran película que trata de recordar aquellos spaghettis rodados en España.
"Un dolar por los muertos" se sostiene por tres escenas de tiroteos, planificadas a lo "John Woo".
Un pistolero sin nombre que arrastra un ataúd se une a un soldado confederado mutilado en la guerra para ir en busca de una parte del oro del sur, escondido en un mapa dividido en cuatro partes.
Además, al pistolero le persiguen una banda de cazadores de recompensas por una vieja deuda del pasado.

Menos los indios, todo el resto de tópicos del western se dan cita en esta obra. De hecho el argumento es una mezcla de temas típicos con venganzas bidireccionales, búsqueda de un tesoro escondido al que acuden pistoleros y un grupo de soldados yanquis "piernas rojas" ("botas rojas" de "El fuera de la ley" de Eastwood) o la opresión de los soldados "rebeldes" contra los vecinos de Pedraza al otro lado del río Grande.
Pese a las opiniones vertidas, para nosotros la cinta es una interesante parodia de los tópicos más sobados del western mediterráneo de los 60, espaguetis o trinidades incluidos. Rodado seguramente en los mismos o parecidos escenarios. Por cierto, bien elegidos.
Naturalmente se trata de una caricatura y como tal hay que entenderla. El modelo principal está bien claro, Leone y Clint, con sus disparos a través de la gabardina imitando al maestro que lo hace perforando el poncho, largos silencios y frases secas, "¿De dónde es usted? -De ningún sitio. ¿Y adónde va? -Allí mismo". Música claramente morriconiana con silbidos incluidos.
Allí están también los cuáqueros construyendo sus casas con las tablas, clavos, martillos y cuerdas para levantar las paredes entre todos, mientras las dulces señoras con sus sombreritos preparan la merienda. Solo hemos echado en falta las jarras de limonada fresca ... También la opresión que sufre el pueblo mexicano a manos de un grupo militar que manda un sanguinario capitán (Mollá), con la única defensa del párroco (Almeida) que pide a Dios la llegada de un salvador que naturalmente llega. Y llega montado en una diligencia que carga un ataúd que oculta, lo veremos más adelante ... la ametralladora gatling del primero de los Djangos. Antes habíamos visto la caja en la parihuela de Trinidad arrastrada por un caballo.
Paródica parodia con un superpistolero taciturno (Estévez), que hace docenas de disparos en las más acrobáticas posturas sin recargar los colts y sin fallar jamás. Secundado por un antiguo oficial cojo, Dooley (Forsythe), van en busca del tesoro confederado con la ayuda de un plano chapucero, "El capitán no era precisamente Leonardo da Vinci. -Ni Magallanes".
Los caracteres de los personajes, naturalmente, son meras caricaturas. Buenas interpretaciones en general si exceptuamos a Estévez que no es, desde luego, el actor que requería el papel.
Con tanta balacera, alguna debía tocarle a nuestros protagonistas, pero ahí está para sacarlas una gentil moza que, cuchillo al rojo pasado luego por el agua, las extrae con toda limpieza.
Sin ser una cinta excepcional, pensamos que merece una oportunidad a condición de mirarla como una parodia del western, antes que como uno más de ellos.
Sin duda hay muchos más guiños al western mediterráneo que se nos han escapado y que invitamos a revisar y a destacar. Puede ser una buena excusa para darle un vistazo.

Curioso neo-spaghetti western estrenado en plenos 90, una época en que este género estaba prácticamente en un erial.
Es un constante homenaje a los clásicos almerienses de los 60, incluso la trama tiene cierto parecido con la de "El bueno, el feo y el malo"; repescan a un desganado Estévez de sus éxitos vaqueros ochenteros, para tratar de ganar algo se taquilla; y lo peor es ver a un penoso Mollá empezando a hacer las Américas, aunque la producción es a pachas con España... también sale William Forsythe, un actor que se prodigó mucho en sus últimos años en este tipo de papeles y que rodó varios films en España...
Completamos el elenco con el veterano Simón Andreu y un versátil Joaquim de Almeida, y tenemos una aceptable spaghetti western anacrónico con unas escenas de acción correctamente rodadas. Se puede ver.