El fantasma de las 10.000 leguas

De las primeras producciones de American International Pictures y nada lograda. Poca trama para los minutos que dura. Y muy insulsa. Apenas aparecen siete personajes con diálogos, diálogos tópicos y típicos. Un monstruo de pacotilla, que parece más bien un cabezudo de las fiestas mayores. Un malo bastante tonto, siempre acechando, como un voyeur, aunque todos le ven por mucho que se esconda y que va dejando sus huellas dactilares por doquier. Un argumento tontorrón, deslavazado, a medio camino entre el Doctor Moureau y una trama de espionaje cutre. Y un héroe que parece mofarse de la gente, tomarles el pelo, con gestos y muecas que no parecen venir a cuento con la escena. Cuando la chica cae rendida en sus brazos pone un mohín como de decir "¡ha colado!" y así varias escenas. Mas que un héroe, parece un usurpador con mucha suerte.

Filme mediocre y soso. Y demasiado largo para la poca chicha que tiene. Olvidable.

Muy menor film de género fantástico, inscrito de hoz y coz en el simpático (sub) género de "Monster movies", que resulta modestísimo, hasta el punto de que, en total, no creo que sobrepasara mucho más de cinco dólares su presupuesto (sí, he exagerado algo).
Parece un capítulo de alguna serie (mala) de televisión y apenas tiene nada que contar (que merezca la pena, claro).
Lo que debería haber sido su mayor logro, esto es, la creación del monstruo marino, deviene en lo peor del tinglado, con un acartonado ser que no mueve ni ojos ni dientes. En fin... que da risa en vez de miedo o al menos algo de inquietud.
Ya en su época me temo que era muy poquita cosa, viéndola en el siglo XXI...

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Esta película de ciencia-ficción de bajo presupuesto, producida por los Hermanos Milner (Dan y Jack), parece una explotación o una versión del pobre de "La mujer y el monstruo" (Creature from the Black Lagoon, 1954), de Jack Arnold, sólo que el monstruo submarino, esta vez de agua salada, tiene menos gracia. Los personajes van y vienen, todos desconfían de todos, y a la trama científica -un oceanógrafo (Michael Whalen) crea seres marinos mutantes mediante el uso de materiales radiactivos- se le superponen una subtrama amorosa y una subtrama de espionaje.

El resultado es una historia lenta y algo aburrida, y no se entiende muy bien que algunos consideren a este largometraje como una obra de culto. Eso sí, destaca la extrema ambigüedad moral que se da al personaje del científico loco, y también destaca la dualidad entre la chica buena (Cathy Downs) y la mala (Helene Stanton). El título es tan extraño como toda la trama: queda claro desde el principio que el monstruo marino no es un fantasma ni mide diez mil leguas. Pero, claro, había que compensar la notoria pobreza de medios con un título sensacionalista que llamara la atención del respetable.