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Callback

Thriller Larry (Martin Bacigalupo) es un ferviente cristiano evangélico que trabaja como mozo de mudanzas, aunque su gran aspiración es convertirse en actor profesional de anuncios publicitarios. Vive inmerso en una solitaria rutina de traslados en casas ajenas, disputas con su jefe (Larry Fessenden) y continuos cástings, a la espera de una gran oportunidad. Su suerte parece cambiar el día que Alexandra (Lilli Stein) entra en su vida, sin ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
6 de septiembre de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su primer film rodado en USA, coescrito con su actor principal, Martín Bacigalupo, Carles Torras se sirve perfectamente las herramientas de la narrativa clásica americana, para entregar posiblemente uno de los mejores films españoles (aunque no lo parezca) de los últimos tiempos. Torras ha firmado un oscuro thriller (no tanto en las formas como en el fondo) sobre la búsqueda del American Dream convertido en obsesión enfermiza.

Es fácil caer en la tentación de comparar Callback con Taxi Driver, y su Travis Bickle, o incluso con aquel Patrick Bateman de American Psycho. Si la primera funcionaba como metáfora del trauma de Vietnam, la segunda era una hipérbole del sueño capitalista americano. Ambas tenían en común dos personajes llenos de frustración y resentimiento. Sin embargo, Callback parece mirarse también en otro magnífico film mucho más contemporáneo: Nightcrawler (2014), de Dan Gilroy.
Desde la primeras escenas, su Larry de Cecco parece un alter ego latino de Lou Bloom, el personaje interpretado en aquella por Jake Gyllenhaal. Como Lou, Larry es un ser solitario, desagradable, ortopédico, con un particular código de valores que no incluye los escrúpulos, y que está dispuesto a hacer lo que sea para labrarse el camino que le lleve a alcanzar su sueño americano. Si el sensacionalismo y la ambición por conseguir la primicia a toda costa retrataban los excesos de la sociedad americana en el film de Gilroy, otras dos obsesiones del American way of life estan muy presentes en el de Torras, y en la vida del protagonista: la publicidad (al más puro estilo teletienda) y la religión.

La búsqueda del sueño americano (de cualquier sueño, de hecho) tiene su lado oscuro: la frustración. Larry (que incluso ha renunciado a su propia identidad latina en pos de la soñada integración, que acude cada día a la iglesia donde un espídico predicador católico inyecta el fervor religioso en sus feligreses) no logra el ansiado éxito. Confundido, resentido, aterrorizado ante la perspectiva del fracaso, Larry se siente defraudado por las promesas de gloria incumplidas, como si se tratase de uno de esos engañosos anuncios que Larry sueña con interpretar. Promesas que él mismo ha convertido en un peligroso must have.

Lejos del tenebrismo y las marcas de estilo de su anterior film, Open 24H, Callback es visualmente más contenida, pero juega otra carta maestra: un inmenso Martín Bacigalupo. Todo un descubrimiento este actor chileno residente en USA, que compone un personaje tan execrable como memorable. Su caracterización (incluso en ello recuerda a Lou Bloom), su voz cavernosa (su dicción imitando el tono triunfalista de los spots no tiene precio), y una contención que esconde tal virulencia que nos mantiene enganchados a la butaca esperando a verle explotar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloggerdeniro
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20 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando las luces del cine se encendieron, la primera imagen que me vino a la cabeza fue la de Robert de Niro. Pero la imagen fue más lejos. Callback me ayudó a apreciar aun más el significado de la odisea del psicópata taxista de Taxi driver, aunque solo fuera por el atrevimiento que comportó en su día presentar un personaje tan disfuncional con tan buenas propósitos. Me di cuenta que aun no había valorado en su justa medida este detalle de la película de Scorsese. Aquí, en Callback, la genial actuación de Bacigalupo -- no puede negarse, se entiende que sea nominado a premios interpretativos con esos ojos crueles y esas miradas perdidas -- se mueve a través de unos canales menos originales, no hace sino dirigir el personaje hacia el destino que ya todo el mundo preveía: la crueldad. No hay ninguna sorpresa, ningún giro inesperado. Solo hace falta esperar que acontezca lo que de principio ya se supone inevitable. Esto lastra un tanto la producción y la hace demasiado previsible y plana.

Callback es una muestra más -- muy digna, ciertamente -- de lo que yo me atrevo a clasificar, ya, como una bifurcación del genero cinematográfico del drama psicológico: el drama psicopático. Ya está todo dicho con ello. Representaciones de personajes sin empatía, carentes de las bases mínimas de humanidad que se consideran necesarias para la convivencia. Solitarios extremos que viven alejados de la realidad y que no entienden porqué no son estimados en su justa valía. Y aquí aparece la religión de manera tangencial para definir un poco más al personaje. Se busca la religión como un punto de apoyo fraternal que, dicho sea de paso, es totalmente interesada por ambas partes. Ello cabe deducir de la lógica conversacional que se establece entre el protagonista y el padre evangélico: ninguno de los dos se cree al otro, pero ambos se necesitan.

La omnipotente presencia de Bacigalupo llena la película. Aparece en todas las escena. Su frialdad se extiende a toda la producción. No aparece un solo signo de humanidad en ninguno de los personajes. Todo es frio y seco, sin concesiones. Rodada, según nos conto el director, mayoritariamente con luz natural, puede que el tono de la fotografía acentúe aun más este propósito. Si era lo que pretendía, y cabe suponerlo, lo consiguió absolutamente.

Mención especial para los cinco últimos minutos y el cortocircuito final antes de los créditos. Lo mejor sin duda de una película que no debería pasar desapercibida entre el público, aunque no sea apta para todos los gustos.
Jobo
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27 de abril de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya le llamaremos... eso te suelen decir cuando vas a un casting...

InteresantÍsima película rodada en Ingles y en Brooklin y Manhattan, que no te dejará para nada indiferente, buenas interpretaciones, un guión solido y un poso que da que pensar cuando sales de la proyección de la película.
El director no le gustan las pelis convencionales decía esta mañana en la rueda de prensa y me parece genial, porque nos ha regalado una gran película hoy en el festival de cine de Málaga
javi rojo
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15 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante thriller español de bajo presupuesto que muestra la otra cara del sueño americano. La de la explotación laboral, de la frustración por los deseos no cumplidos y de la soledad. Además de ofrecer una afilada crítica al complicado mundo de la actuación.

La película cuenta con un inteligente guión y una notable interpretación del protagonista Martin Bacigalupo, ambos premiados en el pasado festival de Málaga.


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Grima
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29 de enero de 2017
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Interesante película que dirige Carles Torras sobre guión elaborado junto con Martin Bacigalupo que también es el excelente protagonista principal, para realizar aportaciones al análisis de la mentalidad de esa figura que llamamos psicópata. Se trata de personajes que pueden actuar en solitario o bien que forman parte de una organización con trasfondo político, mafioso o religioso. Los encuadramos en esta categoría porque nos sorprende la crueldad y frialdad de sus acciones y la nula contención que una conciencia moral ejerce sobre sus actos. En una primera aproximación, este golpe a nuestro sentido común, que nos permite aceptar las creencias ordinarias sobre el bien y el mal sin reflexión crítica, nos deja aturdidos ante la dificultad de encontrar una base racional a la conducta moral. El psicópata parece imponer sus criterios y fines de forma incontestable; todo lo más podemos observarlo amparado en un soporte ideológico, político o religioso que da respaldo absoluto a sus acciones. Pero no nos confundamos, sus acciones están orientadas a la exaltación del yo sobre otros seres humanos que tienen valores superiores que el psicópata envidia. Sabemos que solo requiere exaltación el yo que vive humillado. Por eso el psicópata tiene una moral, la del resentimiento, odia todo lo que no es él y vive como agresión la existencia libre de los otros. En la película: la cultura y refinamiento de la pareja gay, la vitalidad y belleza de la joven inquilina, la autoridad del jefe de mudanzas. Aunque esté vinculado a un movimiento, secta o partido, el psicópata es un solitario radical. Otra de sus características esenciales es la misoginia. Delira con una imagen sumisa, aduladora y pornográfica de la mujer y responde siempre con violencia ante la comprobación de su inexistencia. El machismo requiere de la violencia porque es una experiencia de humillación delirante. No hay feminismo violento. Por último la fatal consecuencia de esta posición psicológica es la característica de mayor repercusión social: el psicópata es asesino. No puede soportar la existencia del otro que lo cuestiona porque cualquier diversidad la vive como humillación y pasa directamente a la acción violenta y criminal. Ante este tipo de sujeto irreductible a la argumentación y a la contemplación del daño, solo cabe la protección y la contención enérgica de la autoridad que proteja el curso de la vida de los ciudadanos.
JRBoxó
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