Case (Serie de TV)

Si usted está interesado en pormenorizarse sobre la personalidad del psicópata le propongo dos opciones: el mejor tratado de psiquiatría que consiga o ver esta serie.
Thomas Hobbes parte de la premisa “el hombre es el lobo del hombre”. Entonces cada individuo cede sus derechos a defenderse por sus propios medios, a una instancia que llamamos estado, el que dicta regula y hace cumplir las normas a las que decidimos ajustarnos. Esto traza una línea divisoria, de este lado el bien del otro el mal.
Ahora bien sucede en la serie que un individuo entiende que esto es arbitrario y decide correr esa línea. Entiéndase bien, no me refiero a NO respetar las normas sino modificar algunas.
Por ejemplo considera que si “yo le doy a alguien lo que me pide y el otro me da lo que le pido, no estoy violentando ninguna ley.
Otro ejemplo: dice “la edad del consentimiento sexual es un capricho… de una moral mal entendida”.
Por su puesto esto es posible para alguien que puede esconderse detrás de una vida de hombre respetuoso y respetado, encumbrado en la sociedad que lo rodea.
Pero ¿a quién entonces semejante confesión? A un lobo herido, que lo podría atacar pero no puede, por herido o para ser exacto, enjaulado. A alguien que considera su imagen en espejo. A qué me refiero. Alguien que tiene impulsos semejantes pero que su conciencia ha podido enmarcarse (relativamente) en la ley, para decirlo en otras palabras pudo “NO pasar al acto” y he aquí la gran diferencia que los separa a pesar de sus similitudes mentales.
En suma, una excelente serie plena de matices y lejos de aquellas en que los buenos son siempre buenos y los malos siempre despreciables. Una pintura del psicópata como pocas y con actuaciones perfectas.

Serie policial que se plantea como uno desea lo haga un trabajo del género. Un crimen por resolver, y una investigación que se abre como un abanico gradual hacia todos los vínculos de la víctima, los que muchas veces habrá que explorar no sin obstáculos. Hay un primer capítulo muy preciso, muy justo en su extensión y contenido, muy adecuado en la forma en que va tejiendo los hilos, y en consecuencia muy prometedor. Sin embargo, con el desarrollo de la historia iremos sintiendo que esa narración comienza a extenderse más de la cuenta, con algunos hechos, lugares y personas que nos van desviando del foco del delito que hay que atender.

Tratando de comprender a los autores, quizás se intentó mostrarnos cómo estas redes de abuso tienen vinculados a jovencitos de apariencia cándida, hombres jóvenes ya más cercanos a estereotipos de quien anda en malos pasos, un mundo adulto que desde diversas posiciones va lidiando y tratando de combatirlas, casi siempre en desventaja, hasta llegar a tiernos abuelos que como miembros de la alta sociedad son tan respetados como insospechados. Fuera de esto, algunas bifurcaciones narrativas asomarán excesivas hasta que la serie vaya promediando, cuando resueltos algunos elementos que resultarán secundarios se volverá a focalizar en el nudo y el guión se ajustará a lo que requiere el relato. Lo sabremos porque nuestra tensión reaparecerá, renovándose además nuestro interés.

En todo este desarrollo veremos a una fuerza policial algo oscilante, a jefes que como suele mostrarse erran más de lo que aciertan, en medio de un proceso de investigación que siempre parece ir un paso atrás, incluso al momento de sacar sus conclusiones.

No es el primer trabajo visual en que la explotación sexual adolescente es tema en directores o incluso escritores de los países de la Europa Nórdica, en este caso Islandia. Así, uno tendería a pensar que o bien los hechos ocurren con la agresividad que aquí son relatados o en su defecto preocupan a directores de cine y televisión y por lo tanto a la sociedad.

Por último, mencionar los personajes que nos causarán más impacto. Logi intentará resolver los misterios de manera paralela a la policía y se convertirá en eje de la trama, astuto y maduro que sin embargo cometerá algunos errores poco creíbles para el personaje que se ha construido. Hanna, parte de ese mundo adolescente abusado, va creciendo en solidez no obstante su limitada capacidad de expresión oral, reemplazada sí por otras formas de comunicación hacia nosotros y el mundo en el que fluctúa. Benedikt, el abogado, también acabará por transmitirnos lo que desea el director. Junto a todos ellos, algunos personajes que no terminan de moldearse, con cabos sueltos, auxiliares de la historia pero sin terminar de representar roles claramente definidos.

En definitiva, valdrá la pena la serie, que se podría haber resuelto en menos capítulos. Le faltó un poco de "poda" al guión, lo que nos obligará a ser espectadores pacientes.

Empecé a ver esta serie pensando que sería un Broadchurch a la escandinava... pero no, es una mierda a la islandesa. Aunque algo bueno debe tener porque, normalmente, si no me gusta una serie la dejo a medias y la olvido y esta serie la he visto entera.
No sé muy bien las razones por las que la he visto entera. Quizás sea el idioma, me ha fascinado ver cómo seres humanos pueden entenderse con lo que a mi oído son ruidos y resoplidos pero bueno, entrando en materia, lo único salvable de este bodrio son dos cosas:
-El personaje de la detective me ha resultado bastante humano sin querer representar un estereotipo (el resto de los personajes entran en la categoría de "más raros que tos sus muertos").

-El tratamiento del tema drogas me parece acertado, sin dobles moralinas, señalando que las drogas están muy presentes y que son un peligro y un problema pero sin dramatismos exagerados.

Por lo demás Case es un peo. La serie va dando bandazos. No sé muy bien si me he dormido en algún momento pero en los primeros episodios la cosa va por un lado y, de repente, se va por otro lado y se olvida de lo primero. No sé si la primera "historia" se resuelve o si me dormí o si no presté atención.
De repente, la serie decide desvelar la incógnita y caer en el más espantoso de los ridículos. Da la impresión que la han querido acabar deprisa y corriendo y se han inventado un final a lo inesperado (que ni es inesperado ni te importa un carajo en caso de que lo sea).
En definitiva, apatía general por esta serie y alguna secuencia (en spolier) tan pretenciosamente "impactante" que me provocó alguna carcajada (algo es algo).

Yo también soy un adicto al género. Libros? También, como ejemplo, toda la obra de Hening Mankell. Series? Todos los thrillers de calidad. Es muy fácil cribar la mediocridad. Y dentro de estas últimas imperan las grandes producciones, cuyo origen en el 90% es, como no EEUU, seguidos de muchos productos basados en el "efectismo", acompañados de unas bandas sonoras que nos trasladan a ambientes de auténticos conciertos (cuantas veces no habremos sazameado las bandas sonoras... Y no digamos la fotografía! Sencillamente, el top de los tops. Y esos casoplones de ensueño, acompañados de unos vestuarios de categoría. Pero... ¿el contenido? Es como los seguros de hogar; está el continente ¿y el contenido? No mire usted, si yo en casa... poca cosa!
Pues en CASE hay que prepararse para ver las autenticas entrañas de la sociedad moderna. Ineptitud y corrupción en estado puro (real amigos, sin fantochadas!). ¿Que cuesta digerirlo y apreciarlo? Pues habría que darle una pensada y planteárselo porque la realidad es esta. Las víctimas están absolutamente indefensas ante instituciones, policía, abogados,... No se libra ni la iglesia! Es toda una lección de la cruda realidad de esa perversa parte del mundo que tenemos cerca y nos cuesta reconocer y por tanto asumir.

Como amante de las series policiales nórdicas que soy, y luego de quedar prendado con "Sorjonen" y "Trapped", encontrar otra serie que viniera del hielo mas radical (Finlandia e Islandia) y zambullirme fue casi un solo movimiento. Sin embargo, algo en esta serie me alejó de la expectativa inicial. No sé si fue el personaje que compone Magnus Jonsson (Logi, el abogado alcohólico, espeso y por momentos difícil de digerir) o algunas actuaciones raramente desacertadas, pero el trascurrir de la serie me impresionó como desparejo y digno de bostezo. Sensación que, debo decir, es la primera vez que me ocurre en mi experiencia en series nórdicas, salvo Borderliner.
Algunas cosas me parecen acertadas, como el modo en que se muestra la problemática adolescente entre tanta civilidad y organización estatal, la forma en que aquí también un pueblo chico es un infierno grande, y el juego de poderes ocultos tan shakesperiano.
Dejo para el final a Steinunn ólína þorsteinsdóttir (1 hora para escribirlo). Su detective es casi un hooligan y casi un wallander, siendo de lo mejor de la serie.