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Críticas de Adrián Esbilla
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Críticas 93
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
24 de junio de 2010
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Insólito western moral mexicano de sorprendente parentesco argumental, tonal y conceptual con el sobrio “El sabor de la venganza” que firmase en 1963 Joaquín Romero Marchent contando, al igual que aquí, la historia de unos hermanos envenenados y condenados por el deseo de venganza de una madre. Dirigido por el exitoso Ismael Rodríguez, más que curtido como realizador de multitud de títulos a mayor gloria de Pedro Infante, asombra por su intensa atmósfera fatalista, su desafuero melodramático y un vigor formal que acoge momentos casi fantastique (el plano cenital con la madre, una soberbia Columba Domínguez, dando vueltas dentro de la casa azotada por el viento mientras sus hijos se dirigen a cumplir un destino monstruoso) potenciados por una magnífica fotografía nocturna y de interiores, elegantísimas transiciones (del velatorio a una noche de amor y vuelta solo con un elegante movimiento y un imperceptible corte) enfrentadas a ráfagas de montaje abrupto, casi violento y a un uso insensato del zoom.
Resulta igualmente llamativa la forma en la que antecede ciertos modismos del spaghetti-western, desde ese principio que anticipa el de “La muerte tenía un precio”, al plano subjetivo desde el punto de vista desde el cañón de una arma.
Muy bien interpretada, especialmente por el nutrido reparto de secundarios estelares donde destacan con fuerza Emilio “Indio” Fernández como el desencadenante de la tragedia y un Ignacio López Tarso como torturado pistolero que enseñará a los muchachos a manejar el revolver, y rematada con un final por completo memorable.
Adrián Esbilla
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5
24 de junio de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida mixtura de spaghetti-western y hazañas de comandos que toma por igual elementos de la “Secreta invasión” de Roger Corman, los “Doce del patíbulo” de Aldrich (film saqueado por antonomasia en la época), el “Río Cochos” de Gordon Douglas o “Los profesionales” de Richard Brooks pasados por el pintoresquismo tebeístico del western all’italiana y la túrmix de Enzo G. Castellari en un film que resume perfectamente su praxis como director: acción, acción y acción.
Un reparto estupendo que une/enfrenta a Chuck “El hombre del rifle” Connors con un sólido equipo de secundarios habituales del cinema bis -Frank Wolff, Leo Anchóriz, Ken Wood (esto es Giovanni Cianfriglia) o Furio Meniconi bajo su colorista seudónimo de Men Fury (sic.)-, una banda sonora tan buena como era (casi) norma, fotografía soleada del gran Alejandro Ulloa que privilegia los amarillos y terrosos, estupenda secuencia pre-créditos donde todos muestran sus habilidades especiales y su perfecta coordinación (hay que subrayar la economía narrativa de Castellari que no pierde tiempo en desarrollo ninguno y define a los personajes únicamente por lo que hacen y como lo hacen, perdiendo cualquier entidad dramática pero ganando inmediatez y una cierta idea de la iconicidad), detalles tan impagables como el bazooka avant la lettre, cinismo al por mayor, traiciones sin cuento y en general un ritmo tan, tan trepidante que atropella incluso al guión.
Adrián Esbilla
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6
2 de mayo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda una curiosidad televisiva que, pese a su evidente modestia de medios y a un ritmo un tanto cojo, resulta agradable para conocer un poco, tanto la escasa producción fantaterrorífica yugoslava como, y sobre todo, un rico folklore tratado aquí desde una óptica costumbrista que acoge por igual el humor tumultuoso (las divertidas fuerzas vivas del pueblo tratando de embaucar a un nuevo molinero mientras buscan la tumba del vampiro local) y horror de raíz mitológica (fascinante al resultar por igual ajeno y familiar). Una fábula campesina entre la desmitificación y la advertencia que termina por beneficiarse de su prosaica realización (incluso deja un hermoso plano de cierre con una mariposa posada en la sien del protagonista) y que deja claro que los universos mágicos están, en realidad, llenos de reglas.
Adrián Esbilla
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5
8 de abril de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera entrega del díptico sobre el infalible pistolero Ringo “Cara de Ángel” con el que Duccio Tessari y Giuliano Gemma trataron de proponer una alternativa blanca y relajada a la progresiva brutalización y a la rampante roña estética que se fue adueñando del eurowestern. Por lo tanto una historia del bolsilibro sin mayores dobleces, un tebeo en el que prima el sentido del humor, los personajes arquetípicos y sus correspondientes caracterizaciones consabidas (incluido el gran Fernando Sancho como voceras y malvado bandido mexicano) y en la que todo esta presidido por el desenfado y la sonrisa del entrañable Gemma, versión mediterránea de héroe siempre guapo que compuso el Burt Lancaster aventurero de “El halcón y la flecha” o “El temible burlón”. Aparte de esto y de su innegable capacidad para entretener, destacar algún detalle tan loco como esa bala en carambola, una cierta estilización producto de elegante buen gusto en la realización por parte del reivindicable Tessari y el sorprendente personaje de dura pistolera ablandada por el amor que firma nuestra fogosa Nieves Navarro, a.k.a. Susan Scott.
Adrián Esbilla
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6
8 de abril de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie apreciable aunque no especialmente memorable que tiene el buen gusto de referirse (aunque en muchos aspectos lo banalice y en otros tanto lo simplifique de forma aplastante) al universo tortuosamente pop, crudamente lúcido y post-modernamente mulirreferencial del gran Dennis Potter, de donde toma esencialmente el uso de la música popular para forzar la disonancia interna de la ficción y como fuerza evocadora (para los personajes y para el público) a la vez, como fuga mental y comentario socarrón. Usa con cierta inteligencia la geografía kitsch de la ciudad de Blackpool como fondo luminoso contra el que contraste la negrura de una familia en descomposición y combina las convenciones de diferentes géneros- desde el thriller policial al melodrama romántico o la comedia negra y, claro está, el musical- para radiografiar el fondo tras la forma. Pero no siempre logra armonizar un conjunto resbaladizo por sus muchos elementos, amén de que la manera de introducir las canciones termina por resultar rutinario en ocasiones -especialmente por empeñarse respetar una cierta estructura en todos los capítulos en lugar de dejar fluir con mayor naturalidad y de este modo integrarlas más profundamente- y que algunos números se balancean peligrosamente del lado de lo cursi sin ironías. Muy bien interpretada por su elenco masculino, sobre todo un soberbio David Morrisey como el (literalmente) hecho a si mismo Ripley Holden y ese David“Doctor Who”Tennant que crea un personaje tan desagradable y carismático que lo valida como un perfecto John Costantine, en cambio sorprende la flojera de su reparto femenino con una Sarah Parish que limita su interpretación al mohín casi por completo. Así y todo resulta disfrutable y abundan los grandes momentos y las elecciones agudas (memorable ese “Brilliant mistake” del siempre grande Elvis Costello) que convierten este trabajo en una disfrutable rareza, aunque su originalidad sea relativa.
Adrián Esbilla
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