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España España · Barcelona
Críticas de SCuenca
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Críticas 286
Críticas ordenadas por utilidad
5
27 de noviembre de 2010
266 de 393 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto Skyline y lo siento, pero no veo justo la masacre que se le anda haciendo. No es una gran película, pero tampoco es una bazofia como para darle un suspenso. Por qué tendemos a criticar y sacar prejuicios absurdos con la escusa de que “esto ya está muy visto” o “muchos efectos especiales y poca trama”, etc.

Y es que, por desgracia ando viendo algo que cada vez está pasando con más frecuencia. Algo que me da vergüenza últimamente. Ver como determinados grupos de personas (usuarios como usted y como yo) son las que determinan que nota debe tener una película. Me explico. Vas a una página web especializada de cine (Filmaffinity o IMDB por ejemplo) y observas que antes de su estreno en cartelera ya tiene varios votos negativos que hacen que su media sea -por poner un ejemplo- de 2,1. Bien, esos colectivos de individuos/as ya dejan bien claro, anteponiéndose al resto que aún no la ha visualizado, que esa película no vale la pena verla por el simple hecho de que su nota, es un suspenso.

Así pues, y para no desviarnos del tema en cuestión, Skyline es una película con una trama sencilla, en la que un grupo de chicos tras una fiesta verán que en diversos puntos del cielo surgen pilares de luz que por lo visto, succionan a personas sin motivo aparente. Por lo que para ellos, sobrevivir se convertirá en el factor clave ante tal invasión desconocida.

Del reparto destacaría sólo a Eric Balfour, el protagonista principal de la trama interpretando a Jarrod, un especialista en efectos especiales. Su actuación es correcta pero tampoco llega a satisfacer del todo. Balfor, que es un actor de rostro conocido en TV ("The O.C”, 2003) y cine (“la matanza de Texas”, 2003), ha sabido aprovechar bien las oportunidades que se le han presentado.

Los efectos especiales han sido el gran reclamo de Skyline. Tanto es así, que por desgracia hacer alarde de ellos ha sido su desdicha, al suponer que no tiene una trama consistente, cosa que es errónea porque la tiene. Eso sí, destacaría la secuencia determinada de la película en la que sale un bombardero B-2 Stealth de la Fuerza Aérea de Estados Unidos intentando hacer frente a una de las naves

Es inevitable que cuando alguien ve Skyline le vengan a la mente todo tipo de películas relacionadas con las invasiones de extraterrestres. No por ello, tiene que ser un mal producto si logra superar las expectativas que el público tiene en mente. En mi caso, las ha superado a medias, debido a que no me ha gustado para nada los últimos minutos del final, dándonos a entender que habrá una segunda parte. Desde luego, creo que ha sido un gran error por parte de los directores hacer eso.
SCuenca
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9
31 de marzo de 2014
126 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una sensación de mal rollo constante. Eso es lo que sentí en todo momento mientras veía Enemy, la cual me ha causado tal impacto e impresión que me es difícil olvidarme de ella. Todo es asfixiante con esa atmósfera oprimida y gris (muy al estilo a la que podemos encontrarnos en la serie True Detective) junto a la aterradora música que no hace más que revolverte más las entrañas al igual que Adam tras descubrir que existe un actor idéntico a él.

Cada plano filmado por Denis Villeneuve (Prisioneros, 2013) nos dice algo cada vez más enrevesado y perturbador de lo que va a suceder en adelante, siendo más aterrador lo que vamos viendo por momentos, sin saber cómo va acabar. Hacía tiempo que no sentía por mi cuerpo una sensación tan terrorífica, la cual va más allá del hecho de encontrarte con alguien idéntico físicamente. Sí, porque más allá de lo físico, “Enemy” se adentra magistralmente en el terreno de la confusión, la cual acaba impregnando al espectador de dudas y de preguntas sin responder, consiguiendo que el flujo de neuronas del mismo vaya a más revoluciones de lo normal. ¿Por qué? Quizás la respuesta más clara que he logrado sonsacar yo a tantas cuestiones es que el hecho de que Adam se acabe encontrando con alguien idéntico a él en lo físico acaba siendo secundario, prestando atención a esos detalles quizás algo imperceptibles pero sumamente contradictorios, como: coche/moto, orden/desorden, casado/soltero, preñada/no preñada, preocupado/despreocupado, etc.

El film deja en el aire preguntas perfectamente bien confeccionadas para que el espectador siga comiéndose los sesos sobre lo sucedido, con un desenlace abierto a la imaginación de quien lo ve. La fantasía mezclada con imágenes oníricas (me es difícil olvidar esa terrorífica araña sacada más del subconsciente que de la propia realidad) sugiere la posibilidad de haber más de una vía a la respuesta que buscamos. Por ello, me viene a la mente otro film que fracasó merecidamente a la hora de jugar con el espectador de un modo semblante. Me refiero a FIN (2012) en donde no fueron capaces de presentar ningún estímulo o pista llamativa para el espectador (cosa que en Enemy sí ocurre), provocando una frustración desembocada con toda la razón del mundo, en un enfado y por consecuente en fiasco. Si las cosas se hacen bien (American Psycho (2000) es un claro ejemplo) el resultado acaba rozando la perfección, pero si sale mal cabe la posibilidad de que el espectador jamás vuelva a querer enfrentarse a una cinta así, en la que se cuenta una historia tan enrevesada, extraña, rara y sobretodo nada comercial. Al espectador medio no le gustan las complicaciones excesivas, ni salir del cine con más problemas de los que ya tiene, sino ver una cinta para evadirse de la realidad o bien para meterse en la piel del protagonista, por ejemplo. Si nada de eso se cumple, la sensación justificada es la de tomadura de pelo.

Pasando a los actores, es brutal la doble interpretación que realiza Jake Gyllenhaal (Código Fuente, 2011) dando vida tanto al arrogante y bravucón Anthony como al hastiado, tímido y desordenado Adam. Lo más espectacular es la facilidad con que el actor es capaz de transmitirnos con su lenguaje corporal quién es cada uno sin tener que mediar palabra. No obstante, pequeños detalles marcan las diferencias entre uno y otro. Gran interpretación de Gyllenhaal, digno merecedor por mi parte de los máximos reconocimientos como actor por su actuación aquí. El doblete de las mujeres también tiene mérito, tanto por parte de Mélanie Laurent (Ahora me ves…, 2013) como por Sarah Gadon (Cosmopolis, 2012), siendo respectivamente la mujer de Adam y Anthony.

Vuelvo a hacer hincapié en esa música, tan perturbadora, terrorífica y asfixiante que se apodera de la película como si de un virus se tratara. Y es que la banda sonora realizada por Dani Bensi y Saunder Jurriaans (Martha Marcy May Marlene, 2011) es un 50% del film, siendo también vital el buen juego que han sabido hacer con la fotografía en la que han acertado a la perfección, con un claro predominio del color sepia en los exteriores y la negrura de los interiores, conglomerando como bien he dicho al principio, un film asfixiante.

Y es que “Enemy” cuesta que se te quite de la cabeza si te ha llegado a gustar demasiado. La araña del film acaba colonizando tu cabeza y cumple su función tejiendo su tela de araña en la que las diversas respuestas que uno cree que pueden ser o no, te acaban asfixiando, gustando y finalmente disfrutando. Y debo admitir que llegar a esa conclusión me ha encantado. Una pena que no vaya a triunfar en las salas de cine.
SCuenca
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7
25 de octubre de 2012
116 de 151 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista en el Festival de Sitges y tras su paso por Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido, llega lo nuevo del director de “Hellraiser V: Inferno” (2000). Derrickson no ha defraudado y ha sabido confeccionar un film consistente y regular que logra convencer, aunque con algún que otro “pero” del que no se libra.

El género de terror lleva bastantes años de capa caída. A estas alturas hay pocas cosas que realmente sorprendan o impacten y hagan que el espectador no logre conciliar el sueño debido al miedo que ha pasado viendo la película. O por lo menos a mí, quien curado de espanto no se sorprende con facilidad al haber visto en exceso demasiadas cosas del mencionado género. Pero hay excepciones y una de ellas es “Sinister”.

Ellison Oswalt es un escritor novelístico famoso por realizar novelas sobre crímenes sucedidos. Para encontrar inspiración en su nuevo libro, Oswalt se muda junto a su familia a una casa donde hubo un asesinato. Investigando por los recovecos de la casa, encuentra una caja que contiene varias cintas con grabaciones familiares que acaban conteniendo algo más que imágenes normales.

Con un planteamiento que puede recordarnos a “The Ring” por el hecho de compartir algún paralelismo respecto al poder de las imágenes, “Sinister” se aleja de cualquier otra cinta convencional, siendo un film de terror puro, efectivo y que no oculta el hecho de que se nutre de las ideas de otros, sabiendo plasmarlas en pantalla sin que nada chirríe ni sea predecible. Eso sí, hasta cierto punto. Porque llegando a los minutos finales es donde el director comete el pecado de cómo si de alguien que tuviera prisa, finiquita todo de forma rápida, haciendo añicos el resto del film. Y es una lástima, porque podría haber sido un film redondo al tener todos los ingredientes esenciales que le podrían haber convertido en algo más.

Aún así, hablemos de lo bueno que tiene esta película, porque no son pocas cosas. Para empezar, cuenta con Ethan Hawke ("Gattaca", 1997), quien interpreta a Ellison Oswalt, escritor con un gran interés por la investigación de sucesos sin resolver, en este caso los asesinatos familiares. A raíz de visualizar las cintas que encuentra en la casa, se meterá en una espiral que hará que se obsesione más y más por los asesinatos, consumiéndose en un estado casi de locura. Notable alto para Hawke, quien logra transmitirnos su temor y sus miedos, asustándose como lo haría cualquier persona, sin sobreactuar, sin ser predecible, algo que en un film de terror siempre suele ser difícil de ver. James Ransone (“The Wire”, 2002-2008) interpreta al policía que ayuda a Oswalt a investigar los asesinatos que se ha ido encontrando. Siendo su interpretación de carácter secundario, Ransone cumple bien, siendo un personaje enigmático del cual no entendemos del todo su obsesión por querer ayudar al protagonista, lo que nos hace dudar de sus intenciones durante el transcurso del film. Vincent D'Onofrio es quizás la interpretación que “pincha”, ya que su presencia en la cinta es meramente de apoyo y únicamente se le ve a través de la pantalla del ordenador cuando habla vía webcam con el protagonista.

Puedo decir con total seguridad, que el hecho de que “Sinister” sea un film poderoso en su género, es en parte por su escalofriante banda sonora, realizada por Christopher Young, quien curtido en el género con trabajos como Hellraiser, ha sabido componer unas partituras magistrales. He escuchado bastantes trabajos del compositor de Nueva Jersey y puedo afirmar a nivel personal, que es de lo mejor que ha hecho hasta el momento. El horror en estado puro que se ve en la cinta no sería el mismo sin los temas que se escuchan en el film, mientras el protagonista visualiza los rollos de Super 8 con impacto e incredulidad. Por lo que no puedo decir ni una mala palabra sobre este apartado, siendo uno de los pilares del film.

Recalco los detalles que me han gustado del film como la importancia que el director le da al proyector Super 8, mostrándolo como si fuera un protagonista más y no escatimando ni un plano en detallar de cómo se monta el proyector, coloca la cinta o lo enciende.

En definitiva, “Sinister” convence, impacta y consigue con bastante sencillez causar un horror y temor más que convincente. Con escenas palpables en las que Hawke logra de una manera eficaz meternos el miedo en el cuerpo, transmitiéndonos lo que él siente.
SCuenca
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8
5 de septiembre de 2012
88 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Dredd” empieza con un prólogo sublime que nos describe a la perfección qué es Mega City Uno: Una megalópolis que ocupa toda la Costa Este de Estados Unidos con alrededor de 800 millones de habitantes y una tasa de paro del 90%, en la que los criminales mandan y los jueces son la única fuerza del orden. Los llamados “Jueces” poseen los poderes de juez, jurado y verdugo.

Sin tiempo de asumir lo escuchado, el film no escatima ni un segundo en pasar a la acción, mostrándonos brutalidad y crueldad en una breve persecución. Unos primeros minutos para dejar claro al espectador que “Dredd” no va a andarse con chiquitas, y que la violencia lícita va a ser lo que va a predominar y que sobretodo, nada tiene que ver con aquel film protagonizado por Sylvester Stallone en 1995.

El Juez Dredd (Karl Urban) es el último hombre capaz de desafiar a los criminales e impartir la ley, haciendo que ésta se cumpla. Tras ser informado de un crimen atroz en el barrio marginal vertical controlado por Ma-Ma (Lena Headey), se dirigirá hacia allí con Cassandra Anderson (Olivia Thirlby), una novata que ha sido asignada con Dredd para ser evaluada. Pocos jueces son los que se atreven a adentrarse en ese recinto de 200 pisos, controlados en su totalidad por Ma-Ma, dueña y señora de la nueva droga que se está extendiendo en la ciudad: el “Slo-Mo”, una sustancia que hace experimentar la realidad alterándola una fracción de su velocidad normal. En otras palabras, se tiene la sensación de ver las cosas a cámara lenta. Ma-Ma que no permitirá que su imperio sea destruido, emprenderá una brutal guerra contra Dredd y su acompañante novata.

Me mostraba dubitativo ante como sería el trabajo de Karl Urban (“El mito de Bourne“, 2004) ejerciendo de Juez Dredd debido a que sus interpretaciones han sido muy irregulares. Ahora puedo decir con firmeza y garantía, que Urban encarna al mejor Juez Dredd que he visto por el momento. Posee la mezcla correcta de rudeza, violencia y habilidad necesaria (sigo preguntándome a día de hoy cómo pone la boca de esa forma tan rara). Tarea laboriosa y digna la de Urban que sin que el espectador pueda percibir del todo lo que siente -debido a que solo se le ve media facción de la cara-, ha sido capaz de trasmitir casi todo. Olivia Thirlby (“Juno“, 2007) da vida a Cassandra Anderson, la juez novata con capacidades telépatas. La actriz da la talla mejor de lo que me esperaba, siendo una agradable y poco molesta compañera de Urban y estando casi a su nivel. Muy correcta. Lena Headey (“300“, 2007) es Ma-Ma, ex prostituta y dueña del negocio del “Slo-Mo” que no pestañeará ni un ápice si ha de despellejar a alguien para dejar claro quién manda en dicho territorio. Correcta interpretación de Heady. Por último, destaco la presencia de Wood Harris (conocido por su rol de Avon Barksdale en la serie “The Wire”, 2002-2008) interpretando al secuaz Key, mano derecha de Ma-Ma y conocedor de ciertos asuntos de ésta.

Uno de los aspectos que me ha agradado de “Dredd” es ver que se ha centrado en uno de los varios aspectos que posee, es decir, el film no se centrará en darnos explicaciones de cómo se ha llegado a ese punto en el que el caos rige y los jueces imparten justicia o por qué el extrarradio es radioactivo. Quizás (y espero) se reservan mostrar otros aspectos para una posible trilogía en la que entre otras cosas, podamos descubrir un poco más quién es Dredd. También es verdad que tampoco nos hace falta saber más detalles sobre su personaje si su función la cumple a la perfección. Imparte la ley y quien no la cumple es sentenciado a muerte. Para entonces hay que conformarse con la porción que se nos explica aquí y en la que se mete de lleno en los bajos fondos, donde se hacina la mayor parte de la población y en la que casi es palpable su atmósfera mugrienta y deplorable.

Respecto a si el film de Pete Travis (“En el punto de mira“, 2008) posee una suficiente veracidad con las historietas británicas realizadas por 2000 AD, tengo que decir que personalmente no puedo dar una opinión concluyente porque nunca he leído ninguna de las mismas, lo cual no quiere decir que no haya seguido nunca la evolución del personaje y desconozca de lo que va. Yo creo que los que admiran al Juez Dredd se sentirán satisfechos con lo realizado o por lo menos con un buen sabor de boca mejor que el film de 1995.

En definitiva, “Dredd” es un film perfectamente confeccionado en el que no falta nada y cuando digo nada me refiero a que tiene la violencia necesaria para poder ser censurada en algunos países. Tiene a Karl Urban encarnando a un infranqueable juez se mire desde donde se mire, el cual te hace pensar una vez acabado el film y tras haber visto semejante dosis de violencia, la siguiente cuestión: ¿Es Dredd el bueno de la película? Yo ya se la respuesta y quizás en ese aspecto recae el mérito del film.
SCuenca
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8
6 de julio de 2013
82 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces una película me ha hipnotizado tanto. En su conjunto, “La mejor oferta” posee las cualidades suficientes como para tener al espectador enganchado. No en vano, pienso que su desenlace final peca de poco original, aunque logra de una forma muy conseguida y acertada, hacernos pensar sobre lo visto una vez finalizado el film.

Me ha gustado mucho la forma en la que nos presentan a Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un reputado tasador y subastador inglés que lleva una vida solitaria y lleva una forma de vida un tanto peculiar. Llevando una vida rutinaria en la que es un auténtico experto en su campo, verá como poco a poco su modo de vida cambia al empezar a tasar una valiosa colección de arte de Claire (Sylvia Hoeks), la propietaria de una finca, la cual sufre una extraña agorafobia que impide que se vean personalmente.

Si alguien me pregunta por qué me ha gustado el film de Tornatore, diré lo siguiente: Para empezar Geoffrey Rush (“El discurso del Rey“, 2010). El actor australiano lo borda, realizando una más que solemne interpretación, consiguiendo algo muy importante que es llegar al espectador y sentirse identificado con sus temores, sus preocupaciones, miedos, etc.

Hay ciertos momentos en los que la tensión que sufre el protagonista la llega a padecer el espectador. Momentos incómodos, lugares en los que uno no debería estar, etc. Ya en sí, la caracterización del personaje de Virgil Oldman es curioso de por sí. Un hombre de ya cierta edad, adinerado, que puede permitirse cualquier lujo y con una forma de vida un tanto excéntrica no pasa inadvertido. Pero aún así, lo que más me gusta es lo que uno acaba viendo entre líneas, siendo ahí cuando ves su verdadero interior. Mirando más allá, ves a una buena persona, sola, que se está marchitando y que pese a que tiene bajo control su vida, no es capaz de poder tener una relación con una mujer.

Sin hacer olvido del resto del engranaje, Jim Sturgess (“El atlas de las nubes“, 2012), Donald Sutherland (“American Gun“, 2005) y Sylvia Hoeks (“Tirza“, 2010) me han gustado por partes iguales, destacando quizás un poco la interpretación de Sutherland, quien ya con una curtida experiencia parece que ni actúa, siendo un personaje también carismático, pese a que su rol casi de mero secundario.

Su trama es otra de sus cualidades, adentrando al espectador en el mundo del arte, la restauración, falsificaciones y los conocimientos que vamos viendo a través del propio Virgil, quien logra que lleguemos a palpar casi como él mismo hace, las obras de arte y llegamos a contemplar su belleza y lo que hay más allá. Sin olvidarnos también de la evolución que sufre el propio protagonista en la que vamos viendo como poco a poco, por diversas circunstancias, Virgil va abriendo su corazón.

Todo ello se hace mas disfrutable gracias a una magnifica fotografía que nos deleitara con majestuosos planos acompañados, eso sí, por una fabulosa banda sonora compuesta por el ya magnificado Ennio Morricone (“Malèna“, 2000). Para la ocasión, realiza unos temas muy llamativos, significantes y que son una delicia para el oído. Da gusto una vez acabada la película, volver a escuchar algunos temas como “Un Violino” o “La migliore offerta”.

Así pues, y válgase la redundancia, creo que pagar por ver lo nuevo de Tornatore, quizás puede ser “la mejor oferta” de cartelera. Yo quedé satisfecho y repetiría.
SCuenca
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