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Argentina Argentina · Córdoba
Críticas de Live34
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
Mi vecino Totoro
Japón1988
7,7
49.309
Animación
10
28 de abril de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando esta película se estrenó en Japón (1988) seguramente muchos de nosotros éramos niños todavía. ¡Tuvimos que esperar más de 20 años para que llegara a América Latina! Me hubiera gustado crecer con la imagen protectora de Totoro, ¡hubiera sido mi película favorita!

Lo que resulta absolutamente conmovedor de esta película del genial Miyazaki, lo que la hace incomparable a sus grandes obras maestras desbordantes de imaginación, es el sobrio margen de realidad en el que transcurre la magia. Y es que un alma exquisita y atenta como la del maestro Miyazaki sabe que la infancia es un universo incontaminado de desconfianza, y mezquindad (no necesita de la confrontación), y es, en este caso, perfectamente armonioso y equilibrado con el entorno. Todo ayuda a crear el ambiente mágico sin serlo propiamente, comenzando por la vieja casa que "se viene abajo" o las silenciosas ermitas a la orilla del camino.
Todo transcurre en un absoluto marco de realidad: la mudanza, la visita al hospital, la hora de la comida, la escuela, el trabajo, los amables vecinos… y sin embargo la magia está palpitante en cada rincón lista para asaltarnos por sorpresa, para dejarnos boquiabierto.

Poquísimas veces vemos en una película tanto respeto y profundo cariño por el sagrado universo de la infancia como en esta película (algo que se repetirá también en Ponyo en el acantilado) . ¡Cómo hay que estar atento a los detalles para serle fiel de esa manera! en suma, hay que ser un niño observador y sensible, como lo sigue siendo Miyazaki cuando hace estas maravillas que iluminan el corazón.
Nada es invasivo ni violento (las imágenes, la música, la magia), todo se da con perfecta naturalidad. Cada trazo es un gesto de delicadeza típicamente oriental. El director hace de esa delicadeza en el tratamiento de los temas el eje central de la película, y esa delicadeza se llama Totoro.
Cuando las cosas se ponen feas y a las niñas y a nosotros nos invade la angustia (un oscuro temor de que todo vaya a terminar de la peor manera) siempre puede aparecer el vecino Totoro a darnos una mano, esa es su magia, ese es su poder indestructible.

Y sí, qué les digo, estoy completamente enamorada con la historia del buenazo de Totoro, con esa familia hermosa, con esa comarca de ensueño, con esa casa embrujada, con ese bosque mágico. Ojalá siempre Totoro viniera al rescate cuando las cosas andan mal, o llegara el gatubus a buscarnos cuando estamos perdidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Live34
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2
7 de junio de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patética propaganda zarista, declaradamente anticomunista, descaradamente contrarrevolucionaria. Además del injustificado (?) tratamiento de los hechos históricos puede ser acusada de otros innumerables gestos que hacen de la película un producto entre odioso e intolerable.
Ya mucho se ha comentado sobre la película, y su descarada falsedad ideológica. El problema aparece cuando esos mismos agudos comentarios arguyen que "bueno, sí, es para niños" sugiriendo que estaría mal "si no fuera para niños", ¡cómo si el hecho de que fuera para niños neutralizara la ética, cuando debería ser al contrario!
Grave error es creer que si un producto es para la infancia puede decir cualquier barbaridad impunemente. No hay que confundir la soberanía de la infancia, su gusto por la arbitrariedad, la magia y el absurdo con una patraña como esta. Al contrario, se redobla el mal moral que ejerce porque lo hace desde la falsedad y la manipulación sutil sobre un público que no ha alcanzado la madurez para contrastar la fábula con los hechos de la historia.
Grave y peligroso resulta sin análisis este material como la mentalidad de quienes lo sostienen como neutral y objetivo. Las mismas mentes que seguramente no se sonrojarían en acusar de "ideológico" cualquier contenido que considere contrario a su ideario: así de filo-fascista resulta el mensaje de Anastasia.
La película deviene falaz y manipuladora y si la vemos con los ojos de la historia, la banalidad de la propuesta amenaza con llevarse puestas a todas las princesas de Disney (Frozen incluida) y sus insidiosos y bienintencionados cuentos de hadas (aunque estén basados esos sí, en su mayoría, en ficciones premodernas y agiornados luego a los discursos de cada época pero siempre en base a la misma "blanquitud" moral occidental. Pero ese es otro tema, aunque no tanto).
La vileza de la chusma desdentada y miserable (económica y moralmente) entre la que la belleza de Anastasia destaca por su "natural" nobleza, resulta ultrajante. Toda la película es sin proponérselo una caricatura grotesca antes que el cuento de hadas que quiso ser.
En Anastasia no hay mito y es donde la película falla. No funciona como cuento de hadas justamente porque la fábula se termina cuando comienza la historia (G. Agamben dixt).
Estas películas se esmeran siempre en dejar un "bonito mensaje" (y solo uno, bien literal, para que nadie se confunda). La moraleja de esta podría estar dirigida a los adultos: ¡no expongan a los niñes a cualquier cosa solo porque lo dice en el empaque!


Ah, sí, muy linda la animación (sobre todo cuando roza el plagio descarado en el diseño de personajes y fondos); nada que envidiar a Disney, ¿y?
Live34
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4
4 de mayo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy recomendable para conciliar el sueño y un lamentable ejemplo de como un excelente, clásico y sobrio álbum infantil puede convertirse en un grotesco y aburridísimo mal sueño.
No puedo entrar en detalles sobre su lánguida trama porque me dormí irremediablemente a mitad de la cinta las dos veces que intenté verla, y no soy de las que se duerme, salvo en casos extremos (no es fácil engañar a mi niña interior).
A su favor (de allí las dos estrellitas suplementarias) tiene la hermosa fotografía, la banda sonora y el cuidado diseño de los monstruos, que en todo es fiel a los desparpajados personajes de Maurice Sendak (¡a quien yo defiendo porque no tuvo la culpa de que hicieran con su libro más hermoso (y el preferido de los chicos) este soporífero guión!) Y es que un álbum lírico y elocuente como este en su ajustada síntesis, no debería jamás ser alargado de esa forma hasta el bostezo.
La película podría haber sido excelente y convertirse, sin escalas, en un clásico. El mismo relieve poético (del que puede vanagloriarse), tratado con un poco más de color y mucho más de ritmo hubiera dado otros resultados.

No se si fue por la estrafalaria adaptación o por el odioso protagonista, pero lo cierto es que no encontré ni por un instante la ternura de la travesura infantil que rezuma el libro y que hubiera sido un salvavidas seguro para la película, incluso con sus más pretenciosos devaneos psicologistas a cuestas.
Un film que llena de expectativas que se derrumban velozmente. Eso sí, hay que reconocerle a los guionistas su retorcido talento ¿cómo puede un ágil y encantador libro para niños muy pequeños, de muy pocas páginas, convertirse en un interminable somnífero para elefantes?

Si se animan a verla (de que tiene su belleza, la tiene) tengan cerca una almohadita, no sea que caigan desmayados a los veinte minutos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Live34
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9
18 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan las series británicas. Me gusta sobre todo su desapego al melodrama corriente, su paciente cultivo de los gestos contenidos.

Tal vez porque venía de ver otra serie inglesa de adolescentes (muy amables y sobreadaptados ellos), los primeros capítulos de The end of the f***ing World me resultaron insoportables. El personaje de una chica demasiado irascible amenazaba con llevarse puesto el proyecto apenas comenzada la serie. El actor que encarnaba al otro protagonista me pareció un poco incomodo en la rigidez que reclamaba el personaje. No me gustó, no me gustó para nada. Tiempo después volví a la carga aunque sin gran expectativa (ahora entiendo la estrategia de Netflix de cambiar aleatoriamente las portadas de las series y películas para invitar a los usuarios a darle otra oportunidad a sus productos: en la nueva portada, la chica furiosa que había visto antes, estaba vestida de novia).

Volví a donde me había quedado. Superada la sorpresa y asumido el hecho de que para los personajes todo estaba definitivamente jodido ya en el tercer capítulo, seguí adelante. Lo demás fue dejarse ir por ese camino hacia adentro por el que transitan James y Alyssa. Vi las dos temporadas en un pestañeo. Un par de veces.

Alyssa (Jessica Barden) es feroz e inmadura. James (Alex Lawther) es habilidoso y moral (aunque al principio él mismo lo ignore). A la larga descubrimos en el supuesto psicópata a una criatura frágil, un peluche que no quisiéramos dejar de abrazar. Alyssa, la grosera, la terrible, la que nunca mide las consecuencias, en el fondo no es más que una niña asustada y furiosa como un animal malherido. Ambos descubren, no sin sobresaltos, que no funcionan bien separados. Pero tampoco demasiado juntos. De eso se trata este pequeño drama: sospechamos que a la larga, quizás lo suyo no vaya a funcionar (al menos no sin dejar algunas víctimas en el camino). Pero, qué remedio...

La química es perfecta. No recuerdo tanta empatía en una pareja de ficción desde los amantes de "Antes del amanecer" (Before Sunrise, 1995).

Entre el personaje de la "aplanadora" Barden (impecable en la composición del personaje de Alyssa tan auténtico y lleno de matices) y el del magnífico Lawther (que puede ser lo que quiera, cuando quiera, desde un príncipe a un alienado), me quedo con el vulnerable y melancólico James porque cada gesto sutil, cada lágrima contenida, cada suspiro de frustración y de renuncia lo acercan cada vez más a la perfección del héroe romántico clásico que en definitiva es y que lo inscriben en una genealogía que lo trasciende: altruista, enamorado secreto y capaz de todos los sacrificios posibles.

James y Alyssa son de esos personajes que se quedan con nosotros mucho, mucho tiempo después de que la pantalla funde a negro definitivamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Live34
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5
20 de marzo de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me llevo una sorpresa al leer en esta página la selección de críticas profesionales: todas elogiosas. De películas infinitamente mejores cabe esperar de algún crítico exigente (o mal pagado) algún reparo.
Ya no estoy segura de haber visto la misma película (¿será que el demonio a las mujeres nos susurra cosas para confundirnos todo el tiempo?). Es más, me entero que pretendía ser de "terror" cuando he visto la clasificación aquí mismo. Mención aparte merece el sonido. Admito que me resultaron desconcertantes las frecuentes acometidas con tonos de Shepard haciendo subrayados burdos en los escasos momentos de suspenso y nulo terror.

Dejando de lado sus virtudes técnicas (hermosa fotografía, cuidada ambientación, casting y vestuario impecables, etc.), el guion es, sin embargo, una ristra de lugares comunes deslavados y genéricos y que, vistos mil veces a estas alturas, fueron endureciendo el corazón de los espectadores frente a estos dramas de ambiente premoderno y espíritu puritano.

"La bruja" es una película correcta y contenida desde lo formal pero a la que le falta mucha alma y todavía más sensibilidad. Ni los devaneos espirituales del padre de familia o los desbordes emocionales de la madre generan suficiente empatía. Todo resulta tan desabrido que parece ir de la nada a la nada.

¿Presentar esta película como de "terror" habrá sido una estrategia para competir en una categoría menos exigente a la hora de los premios? Porque de eso, del terror, se olvidaron al parecer y esto termina siendo un drama de época (de épocas tristes y frías, con pestes y hambrunas a la vuelta de la esquina, lo que ya es, de por sí, bastante aterrador). El solo entorno campesino y apartado ofrece miseria y sufrimiento suficiente como para hacer una historia desgarradora sin demasiado esfuerzo de guion. La escasa comida, el frío, el barro, la incomodidad, el trabajo duro y las bárbaras costumbres afligen más que un "diablo" más bien retozón y de manual.

Es una película que llega tarde para ser clásica o para encajar al menos con cierta sensibilidad feminista, a estas alturas de la sangrienta historia de misoginia y violencia contra las mujeres. En este sentido, lo peor de la película es sin duda el cliché de la bruja: viejas espantosas adoradoras de Satanás, lascivas come-niños que viven en cuevas y danzan desnudas al rededor del fuego, etc. No hay un asomo de crítica, de reflexión, simplemente están ahí. Y no es seguro que tengan algún poder o alguna ventaja sobre sus creyentes vecinos.

Sobre estas épocas oscuras mejor perspectiva ofrecen los grabados y las pinturas negras de Goya (más eróticos, más irónicos, menos condescendientes) que resultan mucho más auténticos que este intento de cine de ¿terror-poético?

Al final de la película, un modesto cartelito - como pidiendo perdón- anuncia que parte de los diálogos así como el relato de base, surgen de testimonios y documentos judiciales de la época.

Tarde, podrían haber comenzado por ahí para alertar a los desprevenidos y apelar a la indulgencia del espectador.
Live34
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