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Críticas de Charlotte Harris
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
8
22 de abril de 2013
248 de 279 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Room es mala desde cualquier aspecto cinematográfico en que puedas analizarla. No vengo a defender lo imposible, solo una escena es suficiente para saber que esto es el límite. Más allá de la ópera prima de Wiseau no existe otra obra parecida. O al menos nunca se ha distribuido.

Y aun así mi nota es justa, el sistema métrico en FilmAffinity es personal, y para mí quiere decir algo tan sencillo, como que The Room la volvería a ver mañana, que no me cansaré de recomendarla y que he disfrutado cada segundo de su visionado.

¿Por qué debería minusvalorar este subproducto poniendo por encima su calidad a las sensaciones que me ha dejado? ¿Qué más dará que la comedia no sea intencionada? Me he reído con sus frases absurdas e incómoda; con los cambios de humor de los protagonistas; con sus giros de guion y con sus enormes huecos; con esas subtramas que no aportan nada; con ese aire de softporno que se gasta; con esa música horterísima; con cada una de las escenas donde aparece Johnny porque verle escupir sus líneas roza la hilaridad. Y una cosa que es sorprendente de todo esto: Tiene ritmo. No se hace pesada, ni mucho menos aburrida. No estamos ante una de esas películas desastrosas que hasta duele la vista ver. No. The Room no es un castigo cinéfilo. El tiempo pasa y en ocasiones logra la denostada tarea de entretener. A su manera por supuesto.
Quizás necesitas cierta mentalidad para saber qué vas a ver, pero ¿Acaso no la necesitan otras obras serias? ¿No debes encontrar el momento exacto para ver 2001 o Enter the void? Pues exactamente igual con esto.

Además me ha parecido un maravilloso canto de amor al cine. Wiseau podría haber abandonado su objetivo en cualquier momento, solo tenía una vieja novela de 500 páginas que quería verla en pantalla grande. Era su sueño. Y luchó por él: Auto-financió su proyecto con 6 millones de dólares con los beneficios que obtuvo vendiendo/importando chaquetas de cuero a Corea (Un verdadero tiburón de los negocios, todo hay que decirlo) estudió, se formó para hacerlo realidad. Solo había un problema y era su ausencia total de TALENTO en cada una de las funciones que suplió en esta película. Pero no se desanimó. ¿Qué la mitad del equipo abandonaba el rodaje por pura vergüenza ajena? Él no se desanimó. ¿Qué la gente no sentía la “tensión” dramática de este melodrama y se reía a cada plano? Pues digo que en verdad, es una comedia. Y es su opinión sobre la tuya.

En definitiva, los caminos que llevan al disfrute son inexplicables. Y The Room es un claro ejemplo de ello.
Charlotte Harris
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7
9 de noviembre de 2013
183 de 229 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en 2014, la humanidad asustada por los efectos cada vez más visibles del calentamiento global se lanza en un experimento para descender la temperatura con funestos resultados: El descenso es tan drástico que acaba desencadenando una nueva era glacial. La humanidad se va exterminando poco a poco, incapaz de resistir esas temperaturas excepto por los pasajeros de un microcosmos que cabalgan interminablemente por las vías heladas del mundo, en una locomotora eterna en donde la vida aún es posible.

Con este planteamiento post-apocalíptico sacado de un comic de culto francés de los años ochenta (Le Transperceneige, Jacques Lob en el guion y Jean-Marc Rochette al dibujo), el director coreano Bong Joon-ho vuelve a la palestra cinematográfica tras su incisiva Mother de 2009. El autor se encontró de casualidad con este comic en una pequeña librería especializada en comics extranjeros y desde entonces se sintió fascinado por la idea de llevarla a cabo. Con pintas de ser el proyecto más ambicioso de su carrera, película que lleva rumiando más de 8 años y que visto el resultado de Snowpiercer, no parece posible ver esta adaptación por ningún otro director que no sea el coreano. El autor reconoció en una entrevista que le encanta grabar en lugares largos, estrechos y oscuros como el puente de Memories of murder o el alcantarillado en The Host; por eso mientras que para otros esta adaptación hubiera sido un auténtico quebradero de cabeza, la película de Bong Joon-ho es capaz de sacar todo la riqueza visual a este tren.

Comenzamos en el vagón de cola oscuro, sucio, sobrepoblado y carente de esperanza; cuyo único objetivo es satisfacer las necesidades lúdicas y laborales de los vagones acomodados y lujosos que se encuentran en la cabeza del tren, la élite. Están liderados por un convincente Chris Evans (Curtis) y por su mentor Gilliam (John Hurt) que cansados de esta división de clases tan despótica y cruel quieren lanzar una revuelta para cambiar el orden establecido. O al menos mejorar su calidad de vida. Bong Joon-Ho nos muestra la humanidad condensada en este pequeño tren, cada vagón como reflejo de una sociedad que es la nuestra, cada vagón como espejo social al que mirarse, a la vez que nuestros héroes avanzan, a la vez que sus ojos (y los nuestros) descubren este tren nos sorprendemos al descubrir qué será lo siguiente. Nos encontramos con una perfecta pirámide social desde el proletariado de cola hasta el dictador megalómano del frente, pasamos por los cuerpos del orden, la prisión, los vagones encargados de la comida y el agua, las escuelas, los artesanos, los intelectuales y las clases acomodadas invadidas por el lujo y el hedonismo. Quizá en ocasiones se nos representa de manera bastante estereotipada, pero aun así Joon-Ho logra disimular todo esto sin resultar un panfleto ideológico o con ansias de ser un icono revolucionario antisistema a lo V de Vendeta. Todo sirve como un perfecto vehículo para una historia tradicional de héroe que lucha por conseguir su objetivo.

La película cuenta con un casting plagado de estrellas (De aquí y de allá) destacando personalmente a Tilda Swinton, con una actuación portentosa, su personaje malvado, rastrero y símbolo de todo lo que el vagón de cola quiere cambiar, resulta un personaje bastante simpático. Supongo que esos son los típicos matices que añade una actriz con este talento. Durante todo el metraje la película desecha el uso de Flashback y Elipsis (Algo que es de agradecer y más como cuando el guion es tan sólido que no da opción a dudas, como es el caso) por lo que se desarrolla enteramente en el tren. El diseño de producción se muestra impecable, creando en un solo tren miles de mundos posibles, aunque para ello se haya necesitado 120 toneladas de decorados y el presupuesto más grande de la historia del cine de Corea del Sur.

Aun así la película tiene ciertos “peros” que depende de cada espectador si quiere obviarlos o no, especialmente algunas concesiones fortuitas y cogidas con pinzas para beneficiar el avance de nuestro grupo de héroes y una última media hora con ramalazos de sentimentalismo totalmente innecesario, ya que el personaje de Curtis está bastante bien construido que no necesitar sincerarse de esa forma.

Sin duda estamos ante uno de esos raros Blockbuster de autor, película que busca contentar al espectador medio que al fin y al cabo llena las salas de cine, pero ofreciendo un producto de tremenda calidad, un producto tal y como su autor lo concibió con su violencia, su humor a destiempo, su crítica política y ecológica, a la par que tremendamente entretenida.

Entrada escrita para http://www.cinemaldito.com
Charlotte Harris
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8
24 de mayo de 2014
120 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sandra (Marion Cotillard) es despertada en mitad de la siesta por una llamada de una compañera que la anuncia una terrible noticia: Está despedida. Sus colegas de trabajo tenían que elegir entre ganar una prima o no, siendo Sandra el daño colateral de esa elección. Y la decisión, está bastante clara, solo 2 de sus 16 compañeros la apoyan. Este es el planteamiento laboral, tan maquiavélico como (in)creíble que los Dardenne plantean, una empresa cualquiera y sus decisiones para conseguir la competitividad en un mercado libre y globalizado es la excusa para contarnos esta lucha entre David y Goliath. David es Sandra. Y Goliath también.

Sandra está casada con Manu (El eterno acompañante de los belgas Fabrizio Rongione) con el que tiene dos hijos; juntos, han luchado para conseguido mudarse de los alojamientos sociales a una casa a las afueras de la ciudad (Otro eterno acompañante de los hermanos Dardenne: Liege) Este golpe económico llega en el momento en que Sandra estaba saliendo de la depresión que la acechaba desde hacía un tiempo. Este fantasma invisible es una marca difícil de eliminar, una marca dispuesta a abrirse en cualquier momento, una marca que busca la mínima debilidad para coger fuerzas. Durante este fin de semana (Con sus dos días y su noche) Sandra no solo tendrá que convencer a sus compañeros de trabajo a que renuncien a su prima para que así ella pueda trabajar, sino que además tendrá que luchar contra ella misma.

Estilo realista, grabado en largas escenas, con una cámara que acecha a sus protagonistas tanto por su cercanía como por su persistencia, con multitud de exteriores y una luminosidad de buen día de verano, los Dardenne nos plantean una película extrañamente optimista, que atrapa por una emotividad constante. Los hermanos nos presentan un trabajo soberbio (¿Acaso saben hacerlo de otro modo?) que se ve impulsado por una Marion Cotillard en estado de gracia, una Marion que cada vez arriesga más, se compromete más, una Marion que demuestra que lo mismo puede protagonizarte un Blockbuster de Superheroes, para después eliminar el acento parisino, sustituirlo por un deje belga y recrear un personaje lleno de matices, un personaje que desprende fragilidad con una sola mirada y de iluminar la pantalla con una sola sonrisa.

“Deux jours, un nuit” no es una película social, ni un drama obrero, ni un melodrama, ni una película sobre la depresión, es todo y nada. Quizás lo más acertado sería tratarla como una epopeya, una lucha. Una pequeña gran película (Como la mayoría de las grandes películas, esas que salen de lo ínfimo, de lo sencillo, de lo vulgar y cotidiano. O al menos para esta que escribe, estos son los ingredientes indispensables), que no solo trata de una mujer luchando contra su depresión, por su puesto de trabajo y por sobrevivir (Algo muy “Dardenniano” por otra parte), sino que también nos hablar de la solidaridad, de la empatía hacia el otro, que rebusca en los límites entre el egoísmo y la estabilidad, una lucha, en definitiva, hacia la dignidad humana.

“Deux Jous, un nuit” es y será una de las películas más emotivas (Sin moralina tendenciosa) y brillantes (En sus dos acepciones: “Que brilla” y “Admirable o sobresaliente”) de este 2014. Durante 48 horas seguimos a nuestra protagonista tocar el fondo para impulsarse con más fuerza hacia la luz. Un viaje de esos por los que merece la pena pagar una entrada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charlotte Harris
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7
8 de mayo de 2013
85 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
El recorrido festivalero de esta película empezó en la Berlinale donde se llevó a casa el premio del público en la sección Panorama. La ovación fue larga y emotiva y dejo su marca en el palmarés final. Hace una semana se alzó en el Festival de Tribeca con el premio a Mejor guion y Mejor actriz. Y el viaje de festivales de esta película, no acaba sino de empezar. Estamos ante una de esas películas, que gustará por regla general y a la vez encontrará a una legión de “Haters” que la desacreditarán por considerarla un melodrama al uso.

Esta película, en manos de cualquier otro, hubiera sido un Telefilm de Antena 3. Pero el resultado es un melodrama bien montado, con un buen guion que nos cuenta una historia de amor entre dos personas destinadas a amarse y a la vez luchar juntos, ante un drama para el que nunca se está preparado. La historia de amor entre Didier y Elisa se nos presenta de una manera no lineal, que va dando saltos entre los 8 años de relación. La química que se gastan ambos traspasa la pantalla, te crees su amor, lo vives, lo disfrutas y acabas siendo uno más de ese circulo de amigos tan especial.

El problema es claro, sortea de una manera envidiable el melodrama barato, pero cae en cierto discurso pro-células madre y anticlerical que hacen chirriar la historia. Independientemente de la opinión personal sobre el tema, el discurso está metido con calzador, y sin aportar nada a la trama central (Más allá de ser la mecha final) Y chirría por eso, sentar las bases para un discurso de ese calibre y no desarrollarlo, desconcierta bastante al espectador.

El punto de partida de esta historia de amor es típico: Un encuentro casual, un flechazo inmediato. Lo diferente es el resto, una muy cuidada fotografía, un guion que evita caer en el drama barato y nos presenta las situaciones “duras” sin efectismos, ni un morbo desmedido por trasmitir el dolor y una BSO para quitarse el sombrero (De Cowboy, claro) Es una pieza más, cada canción es un libro abierto a los sentimientos de nuestros protagonistas; la mayoría de las canciones cantadas por la propia pareja protagonista y escritas por Bjorn Eriksson son una auténtica delicia. Un conjunto de piezas Bluegrass que ambientan perfectamente la historia en ese ambiente polvoriento y libre que la enmarca.

En definitiva, estamos ante una historia de amor carismática y dura, que emocionará y hará reír casi a partes iguales. Con un alma propia, unos protagonistas de los que es fácil enamorarse, y que encima cuanta con una BSO de esas que duran meses en tu Mp3.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charlotte Harris
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9
19 de enero de 2016
51 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que el cine se haya convertido en un arma de entretenimiento vacío y desechable.

Es una pena que haya gente que vaya al cine con prisa, mirando el móvil a cada rato.

Es una pena que arriesgar sea revitalizar de nuevo Spiderman con otro actor.

Es una pena que cueste aceptar a la belleza como una cualidad fundamental y suficiente para alabar una obra.

Es una pena que la emoción sea tan impuesta en nuestros días.

Es una pena que haya gente que jamás vera esta película.

Es una pena que no la vean porque es en Blanco y Negro.

O porque hablan una lengua extraña.

O porque es “otra historia de la Segunda guerra mundial”

O porque esta obras tardará años en llegar a nuestras salas.

Es una pena porque la ópera prima de Martti Helde merece ser vista, admirada, distribuida, contemplada. Risttuules es osada en tantas formas que parece increíble que exista. Cada uno de los 21 Tableau Vivant es de una belleza apabullante, Risttuules a veces se ve, pero la mayoría de las veces se admira. La emoción escala. Escala porque es una historia dura, que destroza. Pero también emociona porque la belleza emociona, nos turba. Síndrome de Stendhal. Las palabras llenas de dolor de Ema se mezclan con una pirueta artística, si se puede llamar de alguna forma a lo que Martti Helde hace. Parar la locura, la emoción, el dolor, la desesperanza, la perdida, la humanidad, la vergüenza. Parar el momento justo en que todo ocurre. Calmarlo. Recorrerlo. Con su cámara. Con nuestros ojos.

Dicen que en el cine, ya está todo inventado, y quizás sea cierto, pero aún quedan tantas formas de usar estas invenciones, aún quedan tantas formas diferentes de narrar lo mismo. Aún quedan tantas cosas por narrar. Pasarán otros 120 años y el cine seguirá siendo el arte más vivo, libre y contemporáneo. O al menos mientras haya locos como Helde.
Charlotte Harris
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