Un filme ináudito, asombroso, aunque un tanto ridículo en su último pasaje. Se trata de una adaptación de una historia, cuanto menos, distinta al resto y de final más que grotesco. No así, se vierte un excelente ingrediente a base de cochambre, muy propio de la época, y de magníficos escenarios en la ambientación. El uso del preciosismo y del efectismo constituyen un resorte importante en este, a menudo, absurdo cuento. En cuanto al reparto, únicamente puedo decir que da la talla. No conozco la obra literaria, y por ello, no poseo el criterio suficiente como para poder adherirle una etiqueta definitiva, pero, ojo, incido en que estamos ante un relato absurdo, de una imaginación desbordante, sí, y objeto, a mi juicio, de una gran controversia entre los espectadores.

Despúes de dos años de rimbombante publicidad, llega a la gran pantalla el gran acontecimiento cinematográfico que todos esperábamos ansiosamente, la digna sucesora de 'El laberinto del fauno'. Aquellos que acuden al cine con expectativas así deberían quitarse esta idea de la cabeza.
Aunque en el guión todo está perfectamente encajado y libre de cabos sueltos, no logra sorprender, tal vez por esta misma razón. Y, aunque la tensión y los sustos están garantizados, esto se ve menoscabado por una trama poco convincente. Además, la historia carece al menos de dos ingredientes obligados en el género: originalidad e imaginación. En contrapartida, Belén Rueda luce como nunca una interpretación excepcional, logrando escenas de una fuerza dramática desgarradora.
En general, se trata de un guión cuya calidad no lo hace merecedor del despliegue de talento de una Belén Rueda deslumbrante. Una lástima, francamente.

Un filme de una truculencia contundente y al mismo tiempo de un encanto que embelesa los sentidos. El espectador asiste a un ingente chorro de genialidad y creatividad en esta doble historia entrelazada con gran maestría. Un rayo de luz en la oscuridad definiría muy bien el mensaje que nos transmite esta joya del celuloide.
Por una parte, las actuaciones son impecables (un Sergi López abominable y espeluznante que logra estremecer y la interpretación soberbia de la joven Ivana Baquero). También cabe destacar a una Maribel Verdú inusual y al resto del reparto, que no desmerece.
En segundo lugar, hacer una muy especial mención sobre una ambientación absorbente y muy sugestiva (los escenarios fantásticos encierran misterios insondables y algo más fascinante es que éstos consiguen suscitar gran inquietud). Además, se realiza un auténtico viaje en el tiempo a la España de la posguerra gracias a elementos como el antiguo y sórdido caserón en pleno bosque y una infinidad de sutiles detalles que anegan sus estancias en cada secuencia.
Pese a la clara y subjetiva arbitrariedad de la trama y el engaño divulgado a través de los medios publicitarios (en la etapa previa a su estreno nos la vendían como un cuento de hadas, cuando el argumento se centra en realidad en las terribles consecuencias de la Guerra Civil), debo afirmar rotundamente que pocas veces en mi vida he disfrutado tanto de los estímulos deleitosos que ofrece el séptimo arte.