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Críticas de gonzalo restrepo sanchez
Críticas 610
Críticas ordenadas por utilidad
10
10 de junio de 2009
149 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se supone que los filmes de animación están dirigidos a los niños. Cuantos adolescentes y adultos dicen no perder el tiempo en este tipo de géneros y resultan observando filmes a los para nada los invita a reflexionar. Caso curioso o anécdota es el de una amiga joven, quien tras ver la película “Up”, con su hijo de siete años, salió recomendándola a todo mundo con una cara de felicidad.

Muchas de sus amigas fueron a verla, con el pretexto de llevar a los niños a cine. Pero no importa. Allí, en la sala de cine, frente a frente ante las imágenes en movimiento de “Up”, salieron fascinadas y los niños ni hablar. ¿Qué pasó? Pues la cuestión hay que responderla con otra formulación: ¿Cuál es el mensaje de la película de Peter Docter y Bob Peterson?

Pues muy sencillo: las ganas y el deseo de hacer muchas cosas por la vida, a pesar de la edad que tengamos. Que nada es imposible, si la imaginación y el amor por lo que se indaga con corazón y bravura son motores de búsqueda. Que siempre hay en el camino alguien que decide acompañar nuestros intereses e ilusiones. Que hay que vivir de pequeñas utopías. Esto en lo que respecta al señor Carl Fedricksen (personaje parecido al mítico actor Spencer Tracey).

Respecto al niño de ocho años Russell, toda una metáfora de la inocencia por querer ayudar, por buscar nuevas metas al alcance de las posibilidades de la mente inocente. El afán de la mirada ingenua para y por construir un camino lleno de aspectos gratificantes.

Y lo último que reina como idea madre de esta película, a mi juicio obra maestra: Juventud y sabiduría, como los ingredientes para superar los malos hábitos de aquellos —el fastidioso Charles Muntz en el filme—, quienes creyéndose salvadores (¿de qué?), lo único que hacen es satisfacer su megalomanía —y en el este planeta hay muchos y por todas partes—.

Y como vemos al final de la cinta: sentados el niño y el anciano sobre un bordillo tomando un helado. ¡Ah! A un lado parqueado el dirigible —la metáfora de estar dispuesto a otro viaje en la búsqueda de aventura—, pues la batalla de la felicidad, no ha sido un trofeo esquivo. No es cuestión de leer libros sobre la felicidad. Es la resolución e imaginación para sentarla a tu lado.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)
gonzalo restrepo sanchez
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8
17 de diciembre de 2011
37 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el calendario romano los idus de marzo caían en el 15 del mes de Martius. Los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre y los días 13 del resto de los meses. La fecha es famosa porque Julio César fue asesinado en los idus de marzo del año 44 a. C. Según el escritor griego Plutarco, César había sido advertido del peligro, pero había desestimado la advertencia. Llevando esto a la actualidad podríamos decir que es lo mismo que le ocurrió al periodista Stephen Meyers (Ryan Gosling).

Tras observar la sobria y elegante puesta en escena de Clooney, dos aspectos interesantes que deja como conclusión la lectura del film: Primero (y recordando el sabio consejo del periodista ya fallecido Ryzard Kapuscinski), para ser un buen periodista, primero, hay que ser una buena persona. Y segundo, esta fábula sin temor alguno, quita la máscara (en una perfecta justificación) y ver la realidad de los entresijos de la política y los políticos (entiéndase al personaje que encarna George Clooney). Cuan bajo es la política y las componendas. Un mundo disfrazado, del que es mejor no ver la realidad, aunque todos nos hacemos “los ciegos”.
gonzalo restrepo sanchez
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10
19 de diciembre de 2009
41 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero, es necesario interpretar la vida como un hecho fortuito y desconocido. Ahora, el ser humano —su “¡Máxima Expresión!”— a través de su afanosa vida existencial, la ha orientado muchas veces a complicadas combinaciones preceptúales, y la “energía del cosmos” —magistral y bellamente metaforizada en el film— la ha dotado de capacidad de reproducirse, originando lo que podríamos denominar como los potenciales vitales —manifestaciones biológicas— que nos rigen.

Sin embargo, no debemos olvidar que el mundo en el que vivimos, no es lo que parece exteriormente. Entonces, bien vale formular la siguiente pregunta. ¿Por qué, y lo reitero con énfasis, nuestra facultad perceptiva y cerebro —información sináptica— actual no tienen posibilidades de ir más allá, y vemos las cosas de acuerdo al desarrollo sensorial y la capacidad intelectual alcanzada en cada uno de nosotros?

Entonces, la idea madre de “Avatar” es que el primer enemigo a vencer uno como hombre, es uno mismo. Que en ese diálogo interior —sobre esta vida y la otra—, en esa búsqueda del Nirvana —palabra sánscrita, utilizada en oriente para referirse al momento de extinción de los deseos materiales—, sólo uno (usted, por supuesto) es absolutamente capaz de encontrarla —metaforizada en “Tsahik”— y también, al mismo tiempo, derrotar los prejuicios, simbolizados en el film en batallas y luchas cuerpo a cuerpo.

Ahora, James Cameron lo condiciona con su estilo sublime y magistral, que si no forma parte del imaginario colectivo, ¿de qué otra forma podemos señalar visualmente los recovecos del alma? ¿Cómo debe ser ese viaje interior —o información sináptica entre las neuronas—, excelentemente simbolizada en la película a través de “El árbol de las voces” o “Las semillas del árbol sagrado”? ¿Cómo hablar con uno mismo (“Tsahik”)?

Reiterando la idea que “las diferentes realidades son distintos modelos del mundo”, el conocer directamente o a través de percepciones sólo las apariencias que nos rodea, Neytiri (Zoe Saldana), la novia de Tony en “ese otro mundo”, es la visualización magistral y metaforizada de que la realidad está creada por el hecho de observar y crea la conciencia. Si no hay sabiduría de que algo existe, simplemente queda relegado a otra posibilidad.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
gonzalo restrepo sanchez
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10
13 de diciembre de 2011
54 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Si alguna vez preguntan de dónde vienen tus sueños, mira a tu alrededor". Esta frase escuchada en el film, afirma lo que nos viene ordenando los fotogramas que el cineasta Scorsese nos deja no sólo a la imaginación, sino a los recuerdos y evocación de Georges Méliès y sus primeros films en el cine.

Si bien la historia ubicada en París, en los años treintas, donde Hugo (Asa Butterfield) es un niño huérfano que vive escondido en una estación y se ocupa de arreglar relojes; muy pronto entenderemos que el cine del siglo XXI no sólo rinde un tributo más que merecido al mago francés Méliès, sino que a través de la imaginación del niño, devienen los deseos e imaginación de él, por el descubrimiento y significación de Méliès.

Un encuentro bien cinéfilo, que arbitra los intereses más recónditos de cualquier espectador por encontrar la fascinación de las imágenes en movimiento y con ese tono sincero y escudriñador de los ojos de Hugo: un interés histórico, como reflejo de un instante de la evolución del cine como arte desarrollándose, y, por otro lado, un provecho hermenéutico, como “pergamino” de un estado de la cuestión (la imagen en movimiento más ontológica que valorativa).

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia).
gonzalo restrepo sanchez
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9
23 de octubre de 2010
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película que arranca con una fuerza dramática, gracias a su personaje femenino —un anónimo (Nina Ross) que narra en primera persona lo sucedido cuando los rusos invaden Berlín—, además que se aparta de convencionalismos femeninos para mostrarnos a la mujer como ser humano desprotegido y sin más arma que su honestidad. No para darnos lástima, sino para formular una vez más, lo salvaje del hombre —y en tiempos de guerra, peor— cuando sobre los derechos de la mujer se trata.

Sin metáfora alguna, el cineasta Max Färberböck pone el dedo en la llaga (*) y revela a través de sus personajes, hechos históricos que sin la exaltación de una cámara bien dirigida, proporciona el suficiente drama sin los aspavientos de condiciones morales entre vencidos y vencedores.

(*) Los historiadores deducen alrededor de 125 mil las mujeres y niñas violadas por las tropas soviéticas en Berlín y cerca de 2 millones en toda Alemania, durante el fin de la Segunda Guerra Mundial, casi todas ellas reiteradamente.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
gonzalo restrepo sanchez
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