La película retrata los puntos de vista de los distintos soldados estonios que lucharon tanto en las filas del ejército soviético como en las del ejército alemán. Concretamente el periodo de tiempo que va de la batalla de Tannenberg a la batalla de Tehurmandi, durante el avance del Ejército Rojo y el repliegue de los alemanes. Es todo un retrato antibelicista del sinsentido de la guerra que se produjo en las distintas naciones atrapadas y ocupadas entre los dos frentes, dentro de las cuales los compatriotas acabaron en un bando u otro sin saber muy bien por qué luchaban. Magníficamente rodada, las escenas de las batallas son fantásticas, las interpretaciones son dignas, y la dirección de arte y fotografía están muy cuidadas. Además, el guión tiene un par de reveses sorprendentes que retratan muy bien la imprevisibilidad del conflicto.

No tomes el título de la crítica solo como una recomendación, sino sobre todo como una necesidad. Es fácil deducir por qué. ¿Demasiado spoiler con el título? Puede, pero lo cierto es que ya antes llamaban así a Ciro. Si has visto el final de la cuarta temporada y antes de empezar la quinta cuando salga, es necesario ver esta película ya que funciona como un puente de ambas.

Ciñéndonos a la peli, parte de una premisa bastante inverosímil, pero el resto de la trama se desenvuelve con el mismo tono que la serie. Hasta comparte banda sonora con determinadas variaciones. El protagonismo total lo tiene Ciro, que por algo es también el director de la cinta. La brutal opresión de la serie no consigue estar reflejada aquí, pero sí la desesperanza característica de Gomorra.

Es un acierto que sacaran la trama de Nápoles y se vaya a la remota Riga, una ciudad realmente fascinante. Una situación muy paralela a la que ya pudimos ver en la serie con el exilio temporal de Ciro. En aquella ocasión el contexto era más oscuro y brutal. Se nota que aquí Ciro se encuentra más cómodo, dentro de que está muerto en vida y le da igual una cosa que otra, porque ya no es capaz de disfrutar de absolutamente nada. El personaje es coherente con el que se puede ver en la serie en todo momento. Además, en la película podemos ver una versión infantil de Ciro y el paralelismo con su historia inicial y su historia actual es muy interesante.

Recapitulando, es más de lo mismo, pero es imposible retratar mejor a la mafia actual que como lo hace esta gente. Si te gusta Gomorra, te gustará esta película.

Cinco mil euros, seis años de rodaje y un protagonista entrando y saliendo del trullo. Lo primero que debo decir es que me encanta este proyecto totalmente DIY, en el que no hay ni un solo actor profesional, y que mama estupendamente del cine kinki de Eloy de la Iglesia y José Antonio de la Loma. Respira auténtico amor al cine y se nota que está confeccionado con paladas de ilusión. Tiene unos personajes auténticos y una buena ambientación. De hecho, obviando la nulidad de la mayoría de las interpretaciones, todo en este largo resulta creíble. Y sin embargo, el resultado no puede más que evocar una mueca mientras entre dientes murmuras: pero qué cojones... Porque el montaje es un barullo inconsistente en el que ningún plano conecta con el anterior. A fuerza de fundidos imprevisibles, las subtramas se van quedando descolgadas frente a una trama principal que ni siquiera está malamente definida. El guión es sin duda el punto más flaco de una cinta que va disminuyendo el interés según pasan los minutos. Porque hay momentos tan mal resueltos que cuesta creer que no se percataran de ellos al visualizar el resultado final, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de cosas que han hecho bien. Porque a pesar de que sea una cinta que dificilmente puede tomarse en serio, he de reconocer que merece la pena verla. Está en Youtube completa y en alta resolución al alcance de cualquiera. El intento es bastante fallido, pero aún así no me queda otro remedio que aplaudirlo.

Los cojones una comedia. Sí, vale, empieza con algún gag cachondo alrededor de la masturbación pero después deriva básicamente al patetismo de un gordo con problemas de autoestima, confianza e infelicidad. Un pobre chico que sólo quiere lo que todos, tirarse a chicas bonitas, pero que está encerrado en una apariencia que fusila su confianza en sí mismo y el prójimo y le machaca con una marginalidad juvenil que tantas veces acaba en suicidio, sobre todo en países como el que sirve de escenario de la película. En resumidas cuentas, tristeza e impotencia enmarcada en un drama regado de buenas interpretaciones, fantástica fotografía y un discreto guión.

El punk rock y su pérdida de identidad. Trues y posers, el eterno dilema. La anarquía como forma de rebelión adolescente. De todo eso y mucho más va SLC Punk!, una película que, a priori, puede parecer una castaña indie, pero que tiene bastante jugo dentro. El largo no cuenta una historia, sino que más bien retrata la vida de la minoría punk de los ochenta en Salt Lake City: sus fiestas, formas de pensar, las drogas, su pasividad, rechazo ante los patrones establecidos y toda forma de orden...y en definitiva, el ambiente de los punk rockers de la época. Por lo demás, las actuaciones son muy decentes, aunque exageradas en algunos casos -Lillard sobreactúa que da gusto, aunque también le da un toque lisérgico al asunto-, la banda sonora es realmente buena (Ramones, Minor Threat, la Velvet, Dead Kennedys, Specials, Generation X, Vandals, Stooges, etc) y hay algunas impresiones bastante interesantes.
En cuanto al mensaje que encierra la película, viene a ser similar al de Manual del Anarquista. Si te gustó aquella, te gustará esta. Si no has visto ninguna de las dos pero te interesa el Punk Rock, también te gustará. Y si simplemente quieres asomarte a la visión nihilista, exagerada, estereotipada y personal de Merendino (el protagonista está basado en su experiencia, ya que él formó parte de aquel movimiento e incluso tocó con Massacre Guys y enventualmente con All y Descendents) de la escena de la época, puede que también consiga llegarte.