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Críticas de dajanantipova
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
10
28 de noviembre de 2016
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible entender las emociones y los mensajes que esta secuela transmite sin haber visto la serie y después haber dejado (como en mi caso, 8 años) un determinado espacio temporal para verla. Los que crecimos con ellas sabemos que GG es tan singular como excepcional. ¡Y yo he saboreado esta última miniserie como si fuera una cafetera de Luke's sin fondo!

Cómica, dramática, ingeniosa, inteligente, cruel, absurda, paradójica, triste, sentimental, y con un trasfondo profundo digno de analizar.

He leído en otra crítica algo que precisamente quería comentar aquí. Y es que, cuando alguien me pregunta de qué va esa serie de Las Chicas Gilmore siempre tengo la incómoda sensación de no saber explicarlo, y como si mis pupilas fuesen bolas de billar recién lanzadas, balbuceo unas cuantas palabras como "madre, hija, pueblo con encanto, abuelos elitistas, problemas económicos, amistades, enemistades, romances, humor, referencias culturales"... pero no encuentro una frase (ni una crítica) que pueda definir lo que me han aportado Amy Sherman Palladino y Dan aquí. Diría que han modificado de algún modo la base genética de mi ADN, que han creado un mundo mágico que refleja la realidad, ayudándome a comprender mejor los entresijos familiares y los paradigmas de la vida. Han dado creación a personajes excéntricos con los que es imposible no encariñarse.

Este final no es un final feliz. Tampoco es un final triste. No se puede catalogar porque representa (he aquí el trasfondo que muchos probablemente no percibirán - preocupados por aspectos más superficiales como los romances de Rory o el maquillaje de Sookie) la vida en estado puro. Con una buena capa de barniz, hay que reconocerlo, y a lo americanada inteligente y disparatada, pero los temas que se tocan no dejan de ser trascendentales.
Y los directores no pierden de vista este foco; quieren que observemos el cambio de los personajes con el paso del tiempo, las desavenencias entre ellos, sus reconciliaciones, sus imposibles reconciliaciones, la muerte de un ser querido tanto en la serie como en la vida real (Edward Herrmann como Richard Gilmore), relaciones clandestinas destinadas al fracaso, relaciones abiertas pero vacías, la liberación de las cadenas de la mujer de las convenciones sociales a las que ha estado amarrada toda la vida por pertenecer a la alta alcurnia; una abuela y una madre cuya relación es insostenible debido a su diferente - ¿o quizá no tanto...?- visión e incapacidad de afrontar los problemas de la misma forma y con el mismo lenguaje; las limitaciones de una joven que, aunque graduada, inteligente, intrépida, bondadosa y divertida, a sus 32 años no es capaz de encontrarse a sí misma y vuelve a su hogar, como avergonzada por no ser lo que los demás pensaban que sería. Pero dentro de ella, y con algo de ayuda, encuentra un nuevo reto. Y también un imprevisto que cambiará su vida para siempre.

Este final aparentemente definitivo (aunque no es del todo seguro) me ha hecho entender que nuestras facultades, bondad, inteligencia, estudios o preparación no nos garantizan que tengamos la vida que en un principio aspirábamos o un trabajo que soñábamos al lanzar el birrete. Y que no hay que sentirse inferior por ello. Todo cambia, pero las estaciones siguen rotando, y siempre hay algo que se repite cada año, aunque sea en forma de reminiscencia o de nostalgia.

La pregunta que me hago al final, y que la directora probablemente querría que nos hiciéramos, es hasta qué punto estamos destinados a seguir un patrón que nos ha marcado en nuestra infancia. Hasta qué punto Rory está inconscientemente condicionada por no tener un padre o haber crecido con una madre (amiga) casi excesivamente independiente y con miedo al compromiso. Y quizá por eso tengamos que quedarnos con el título de esta crítica... "like mother, like daughter".
dajanantipova
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10
25 de febrero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
...There will be songs to sing,
Although the snow
Covers the hope of spring.

He esperado años para escribir una crítica de Doctor Zhivago porque, como mi película favorita, la considero más que una obra maestra, y por ello no me atendré a resumir el argumento.

Lejos de parecer cualquier otra historia de “Amor en tiempos de cólera”, Yuri Zhivago y Lara Antipova encarnan dos personajes que simbolizan la belleza trágica de uno de los amores más puros y eternos jamás contados. Destinados siempre a encontrarse por alguna fuerza que la razón no entiende, son las únicas personas que, en esa vorágine de miseria, sangre, pobreza, afán de poder y crueldad que es la guerra, sobreviven a las pésimas circunstancias que les ha tocado vivir gracias a ese vínculo imperecedero que, acompañado de una balalaika, y tan tangible como inalcanzable, va germinando y madurando con el tiempo con la misma intensidad que en el minuto uno cuando Yuri sufre en secreto las desgracias de la joven Lara. Años más tarde, unidos por la causa de ayudar a los heridos, coinciden en los refugios de campos de batalla. Pero hay algo más que les ha unido siempre y que, como el misterio del Universo, se nos escapa. Esta trama, unida a la magia que desprenden los ojos más expresivos de todo el séptimo arte - los de un Omar Shariff insuperable- y la mirada de una dulce y tierna pero fuerte Julie Christie, representa uno de los mayores placeres para todo cinéfilo.

Es un film que refleja cómo los dos protagonistas logran sobrevivir a la precariedad, mezquindad y mediocridad del mundo que les rodea a través de la constante búsqueda y fascinación por la belleza de las cosas pequeñas. Es mantenerse humanamente puro, entendiéndose esta pureza como sana inocencia, fe, voluntad, empatía, bondad y esperanza, dentro de lo más corrupto de la humanidad.

Por eso, no importa cuántas veces vuelva a transportarme a la Rusia bolchevique. No importa cuántas veces más “La canción de Lara” vuelva a ponerme la piel de gallina o las lágrimas que me consiga derramar el final. Siempre estaré enamorada de Doctor Zhivago. Y de Lara. Y de la nieve en los Urales. Y del rayo de sol invernal entre árboles de aldeas saqueadas. Y de los poemas escritos bajo bombas. Porque si en todos esos escombros, en toda esa deshumanización, puede llegar a existir un amor verdadero -por muy trágico o inalcanzable que sea-, creeré que vivir merecerá la pena, y que amar es un refugio donde ser libres, ¡y que dentro del propio azar sí cabe destino! Porque la vida es una paradoja, y al final me he dado cuenta de que allí donde más se sufre es también donde más felicidad puede existir.

Así pues, para enamorarte de esta historia y de sus personajes tienes que saber enamorarte bien, es decir, de lo hermoso y de lo deplorable, del ángel y del demonio que habitan en el hombre.

Siempre que escuche el sonido de la balalaika, me preguntaré si eres tú...

...You'll come to me out of the long ago,
Warm as the wind, soft as the kiss of snow.
dajanantipova
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10
23 de abril de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es, con diferencia, la mejor animación japonesa que he visto hasta ahora (¡y la he visto 5 veces!). Se la recomiendo encarecidamente a todas aquellas personas que siempre piensen tener razón y crean saber qué es lo mejor para los demás.

Sensible, el magnífico expresionismo escénico, junto con una música celestial, logra transmitir al espectador todas y cada una de las emociones que lsao Takahata pretende reflejar y con las que explora la forma en que vivimos la vida y nos relacionamos con nuestro entorno. Nos transporta desde una caña de bambú hasta la luna, y más allá. Esto lo consigue mezclando la magia y la realidad, así como a través de constantes alusiones a la belleza de la naturaleza.

"Aves, insectos, animales
hierba, árboles, flores
Trae la primavera, verano, otoño e invierno
Enseñadme cómo sentir"

Intensa, es una evidente y áspera crítica a la sociedad en la que vivimos. Nos guía por los laberintos que forja la mente humana, regida por estrictas normas, prejuicios, imposiciones, hipocresía, coacción, avaricia y superficialidad. A Kaguya nadie la tiene, porque quiere vivir y sentir bajo una forma de libertad que nadie ve ni respeta.

Trágicamente hermosa, duele. Con un mínimo de sensibilidad, el final probablemente te deje un nudo en la garganta. Y es que, cuando la alegría de la pantalla se torna en lágrimas para el corazón del espectador, es cuando realmente se aprecia el detalle y el "savoir faire" del director.

Sencillamente magistral.

Gracias por haberme regalado un poco de ti, Kaguya-hime. Has de saber que te sentía parte de mí incluso antes de haberte conocido.

Y a ti, que me lees, ojalá la disfrutes como yo la he disfrutado. Ojalá la sientas como yo la he sentido. Y, cuando la termines de ver, asómate a la ventana. Pálida y resplandeciente desde lo alto del manto nocturno, sabrás que, aunque Kaguya quizá no se acuerde de ti, en algún rincón de su memoria está grabada su sonrisa de felicidad bajo un hermoso sakura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dajanantipova
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