Un estupendo director que muestra el costumbrista mundo nórdico, una historia llena de religión, supersticiones, temores a un Dios cruel y de cómo vivir bajo el yugo de la Iglesia.
Bergman marca esta película con un sello que lo representa, la lúgubre dirección y guión cubierto de teología, que al mismo tiempo rodea la pregunta más razonada y estudiada durante siglos, ¿qué existe después de la muerte, qué hay más allá, por qué hice o viví esto en la tierra? Y como siempre la muerte se queda observando como las dudas carcomen la piel.
Una puesta en escena con magnífica fotografía, dirección y producción, elenco espectacular y trama fascinante, rodeada de existencialismo y filosofía, un claro misterio de vida y muerte en un filme que te transmite las dudas y preguntas del protagonista Max von Sydow y te hace sentir lo que siente y querer vivir aquello que se expone en la pantalla.
Y es que tratando un tema del que todos hablamos pero al que todos le huimos, no se puede esperar más que un asombro y curiosidad morbosa por parte del espectador, ¿Qué viene después del Séptimo sello? Exacto, el Apocalipsis, es por ello que esta cinta te mantiene a la expectativa, con la curiosidad al límite y la sensación de querer y no querer saber más.
Sin duda, un tema tratado con inteligencia, exprimido hasta donde Bergman quiso y hasta donde la producción le permitió. Un gran escenario y ambientación ejemplar sumada a brillantes actuaciones, aunque sobreactuada en algunos casos por el protagonista, pero en este caso todo es admisible hablando de una película épica.

Sí se toma en cuenta la labor excepcional de Hitchcock en trabajos distintos a éste existe una diferencia de niveles entre ellos, acostumbrados a un suspenso exquisito y a mantener siempre al filo de la butaca al espectador, esta cinta se siente lineal, lenta ordinaria, sin momentos de asombros sino hasta medio filme, una trama demasiado sencilla, no se dirá que las actuaciones no fueron las adecuadas, cada personaje entendió su función dentro de la cinta.
Cuenta con una fotografía acorde a la época, el aspecto que no concuerda es la falla en el objetivo de una película, el interés del público es nulo en los primeros cuarenta minutos, las miradas se dirigen a otro punto y la mente se va de la película, si no es por la belleza y perfección de quien interpreta a la Señorita Daniels y el porte de hombre seductor de Mitch Brenner el espectador no habría puesto los ojos ni la mínima atención sobre la pantalla, no provoca lo esperado de un director del nivel de Alfred Hitchcock, resumido, simplemente la dirección de Hitchcock es como siempre impecable ¿la deficiencia? El guión.
Se rescatan los efectos increíbles de la cinta, como mencioné, para la época el sonido es sorprendente aparte de la ya característica musicalización de Hitchcock y su magnífica dirección, el detrás de cada escena bien cuidada, cada aspecto estrictamente planeado, los movimientos ensayados y elegantes de una bella dama. El papel de Melanie Daniels y su delicada manera en que va presentado a cada personaje de manera casual y que de un momento a otro toma importancia en la historia hace vital esta actuación, como ya se dijo, todo bien cuidado y todo perfectamente envuelto.
Aunque puede considerarse como terror puro, el clásico suspenso sin efectos de sobra o exageradas actuaciones.
Formando una estructura coordinada y bien ensamblada con todos los elementos necesarios para hacer un clásico más de este director.

Una trama interesante, original y hasta cierto punto “cruda”, un tema que no es digerible tratar, escenas explícitas y complicadas de comprender, Almodóvar lo presenta con una elegancia y simpleza inimaginables.
La adecuada fotografía y musicalización combinada con actores que viven su papel, expresiones y actitudes que hacen parecer tan real ésta historia logran en el espectador una sensación de fría realidad.
Los flashbacks secos y rápidos sin suavización acompañan perfectamente esta película que maneja diálogos directos, escenas sin tapujos, una historia retorcida y por poco enfermiza que muestra las mentes distorsionadas de, Almodóvar para dirigir sin dificultad una cinta tan sobria y difícil de asimilar, como de los actores para poder exponer con grandes actuaciones éste filme.
Todos los elementos coordinados y ensamblados para convertir la historia en una película llena de asombro, enigmas bien trabajados, que hacen que quien logra verla hasta el final se quede con un “extraño” sabor de boca, una mezcla de amargura y fascinación por el filme.
Una obra desequilibradamente fascinante en la que destaca la facilidad de Almodóvar para exponer impactantes tramas, convertir una obsesión descabellada en una realidad tangible, explicada de una manera poco sutil como un golpe de frente, un trastorno mental que va de la mano con la inteligencia.
Con su ya evidente obsesión por el cambio de género y habilidad para tramas complejos y perturbadas ideas, maneja esta cinta con una familiaridad que hace que este tipo de temas lleguen con una naturalidad sorprendente al espectador.

La inocencia e imaginación de un par de amigos en plena infancia, la competencia por la fama y territorio al puro estilo del barrio, las peleas que se deciden en el mejor duelo de todos, en el que la creatividad nos muestra que no es necesario un presupuesto de las grandes industrias cinematográficas para convertir una historia ordinaria en toda una aventura.
Carlos Salcés explota hasta la última gota un común relato de fantasías infantiles y las expone como las grandes hazañas de un jugador que lucha por honor, con gran valor, entrega y pasión por el juego.
Personajes sacados de la vida real con un toque exagerado de aventura y adrenalina, la historia es relatada como si fuese un niño contando a su madre un gran enfrentamiento entre él y sus archienemigos de un grado mayor de primaria, con el patio como escenario y su mejor amigo como el más grande de sus aliados.
Efectos inimaginables, hipnóticas escenas llenas de vida y colores que sorprenden y te adentran en una fantasía increíble con héroes y villanos de cuento, edición espectacular y una transición que hace efímero cada momento.
Película en la que la corrupción, engaño y manipulación acerca aún más a la realidad de este país (México). Con el característico humor y creatividad mexicana se relata una fantástica aventura con un gigantesco océano de imaginación y una curiosa manera de exagerar los detalles y convertirlos en una proeza digna de un héroe.