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España España · TOLEDO
Críticas de MAFALDA
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Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
2
4 de junio de 2012
80 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Venga ya! ¿Pero en serio un espejo mágico, medianamente profesional y que cumpla las normas ISO, puede declarar impertérrito, sin fragmentarse en mil pedazos por tamaña trola, que Kristen Stewart es más guapa que Charlize Theron? ¿Alguien puede creerse que esta diminuta mujer de pelo grasiento y paletos de ratona pueda hacer ni tan siquiera sombra a la esplendorosa, hermosa, sensual e impresionante rubia sudafricana? ¡Pero si ha sido chica Martini! Y a cambio ¿cuál es el mayor logro de Kristen Stewart? Enamorar al vampiro más insulso y poco atractivo de toda la historia del cine (incluso Nosferatu, interpretado por Klaus Kinski resultaba arrebatador comparado con Robert Pattinson).

Si obviamos lo de la pobre Blanca REZANDO UN PADRENUESTRO ¿¿¿???? encerrada en la torre, y lo de que viste y arenga a las masas cual Juana de Arco blandita, ¿qué tenemos? Pues poquita cosa: lo del ejército de cristal oscuro recuerda sospechosamente a los ejércitos de Sauron y el bosque habitado por trolls, hadas, maripositas y colorines una mezcla entre “Avatar” y “La Historia Interminable” (aunque tiene más de esta última porque es una película tan tediosa que, verdaderamente, la historia se te hace interminableeeeeee).

A destacar que Blanca, ahí donde la ves, no es tan mojigata como aparenta porque no se despierta con el beso que le da el soso hijo del Duque, pero, sin embargo, cuando quien la besa es el cazador no veas cómo se espabila (aunque claro, que te de un beso el mismísimo Thor tiene que ser como inyectarte un Red Bull en vena ¡No quiero ni pensar que hubiera pasado si le llega a enseñar “su martillo”!).

En fin, para conciliar el sueño, como dirían Sabina y Chavela: “Que no te duerman con cuentos de hadas (por lo menos con uno tan malo como éste).
MAFALDA
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10
7 de octubre de 2014
47 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he sido aficionada a la fantasía medieval con sus caballeros, princesas, magos, brujas, orcos, enanos, gigantes… Con 15 años leí “El señor de los anillos” (aún recuerdo la sensación de no poder dejarlo, el cansancio de ojos) y por supuesto he visto (cuando la estrenaron y varias veces en televisión) la maravillosa adaptación que hizo Peter Jackson para el cine.

También he leído “Ivanhoe”, de Sir Walter Scott, y he visto la película de Richard Thorpe que protagonizó Robert Taylor. Por supuesto he visto casi todas las que han hecho sobre Arturo y los caballeros de la mesa redonda. La más reciente “King Arthur”, dirigida por Antoine Fuqua y protagonizada por Clive Owen, uno de mis feos guapísimos. Aunque mi favorita sobre este celebre personaje es “Excalibur” de John Boorman. La eterna lucha entre el bien y el mal, claramente diferenciados y opuestos, es la base de todas esas historias. Siempre resulta fácil tomar partido. En “Juego de tronos” la cosa se complica.

Recrea a la perfección la barbarie, violencia e inestabilidad propia de esa época. Con el ansía de poder como telón de fondo, se enfrentan clanes familiares que no atascan a la hora de utilizar cualquier método, arma o persona, para lograr su único objetivo: el trono de hierro. El dinero manda y la lealtad te mata. No valen normas ni códigos de conducta. Todos, cada uno dentro de sus posibilidades, luchan con uñas y dientes para salirse con la suya.

El único valor que se erige como verdadero, y al que todos parecen respetar, no es tanto la familia (puesto que abundan los incestos, los hijos bastardos, los amantes, etc) sino la sangre (me refiero a los lazos de sangre y no a la otra aunque ésta corre como un río en cada capítulo). Cada casa hace honor a su lema: “Un Lannister siempre paga sus deudas” no habla de honor sino de dinero, por algo son los más ricos. “Winter is coming” (el invierno se acerca) refleja la misión, especialmente dura, que asume la casa Stark, guardianes del Norte: mantenerse en constante alerta preparados siempre para lo peor. El de la casa Baratheon, “Nuestra es la furia”, retrata a la perfección a sus miembros: fieros en la batalla pero de poco seso. El de los Targaryen y sus dragones “Fuego y sangre”.

La historia te produce un creciente desasosiego porque no hay infancia, no hay respeto, no hay justicia, no hay honor… aunque, eso sí, para mayor gozo de mi amigo Juan, hay zombis del Norte.

¿Quién es mi personaje favorito? Hasta que lo mataron, Lord Eddard Stark por razones que saltan a la vista (no solo porque esté muy bueno, que lo está, sino porque es bueno), a quien el hecho de ser nombrado “mano” del rey, le hace perder la cabeza (de hecho lo de ser “mano” era un cargo nada apetecible por lo poco que solían durar aquellos que lo ocupaban).

Ante mi grandísimo disgusto por la desaparición en la primera temporada de este personaje, no me quedó otra que elegir uno nuevo y mi favorito pasó a ser Tyrion Lannister, el enano, el nomo, el medio hombre. Ser una continua decepción para su padre y su corta estatura le hacen desarrollar, para sobrevivir, una inteligencia muy por encima de la media junto con un sentido del humor que impide que su vida se convierta en el infierno que podría haber sido. Deslenguado, procaz, sensible, putero, curioso, son algunas de las cualidades que lo adornan. Sus diálogos son de lo mejor de la serie.

Las mujeres no son presentadas como meros objetos decorativos sin otra misión que parir hijos. Las hay crueles, sucias, guerreras, pérfidas, mentirosas, pero todas ellas las pasan canutas dentro de sus respectivas clases sociales: las nobles son “vendidas” para cerrar alianzas con otras familias. Las pobres son usadas y vejadas por los suyos y por los ricos. Al resto solo le queda ejercer de putas freelance, con lo cual no sacan ni para comer, o contratarse en burdeles como el de “Meñique” (uno de los personajes que más odio) donde a cambio de un poco de seguridad sufren bastante más esclavitud.

En un mundo en cambio constante, con una esperanza de vida tan corta, lleno de miedo e incertidumbre, ves como incluso los más crueles tienen sus momentos de flaqueza y te das cuenta de que detrás de cada uno de ellos hay una triste historia que los ha hecho convertirse en quienes son. Siguen sin caerte bien, pero llegas a entenderlos.

La temática, el desarrollo psicológico de los personajes, la perfecta ambientación, los escenarios naturales, las brillantes interpretaciones, hacen de esta serie algo que no debes perderte. Te emociona, te cabrea, te engancha.

¡Es fantástica!
MAFALDA
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9
26 de agosto de 2012
52 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas de la cual no has oído hablar pero que, ante la pésima oferta del verano, eliges simplemente por descarte de las otras. Y entonces ocurre que, de repente, te encuentras con algo que no esperabas: una mezcla de thriller, film de acción, espionaje y humor que te engancha y sorprende desde el minuto uno.

Un director desconocido de nombre casi impronunciable, Morten Tyldum, nos presenta una estupenda historia con un elenco de actores también desconocidos, excepto Nikolaj Coster Waldau, actor danés famoso en el mundo entero, por su soberbia interpretación de un malo que está muy bueno (no hay más que contemplar la foto): Jaime Lannister en “Juego de tronos”.

Aparentemente vamos a introducirnos en la aburrida vida de Roger, un frío y estoico cazatalentos noruego, acosado por las deudas que acumula gracias a su empeño por vivir muy, pero que muy, por encima de sus posibilidades, casado con una imponente mujer que igualmente, dada la más que evidente diferencia de atractivo físico entre ambos, también parece por encima de sus posibilidades, lo cual le genera bastante inseguridad y estrés.

Enseguida nos enteramos de que el inexpresivo Roger cuenta con otra fuente de ingresos, en apariencia segura y fácil. Cuando aparece en escena el atractivo Clas Greve se enmaraña tanto su matrimonio como su doble vida, lo que le obligará a comportarse de una manera que nunca hubiera imaginado.

La película, que arranca de manera suave, te introduce de golpe en un paroxismo de violencia, sangre y muerte que te deja literalmente pegado a la silla. El ritmo se vuelve vertiginoso, casi no puedes seguirlo.

Aunque en muchas ocasiones crees adivinar lo que está pasando y casi empiezas a perder el interés, el guión es tan bueno que está repleto de trampas en las que el espectador incauto cae una y otra vez, sin llegar a saber cuál será el desenlace hasta el final. Y todo eso sin olvidar las perlas de humor macabro, escenas muy bestias, sí, pero que te arrancan más de una sonrisa.

Pese a la velocidad con que todo sucede asombra el perfecto engranaje en el que se inserta cada palabra, cada escena, cada detalle por nimio que parezca. Todas las piezas tienen su lugar en el genial puzle final que es la película.

¡La recomiendo!
MAFALDA
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10
11 de febrero de 2009
38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante toda la película me venía a la cabeza una expresión que resumía lo que la misma me estaba haciendo sentir: “La nausea”. Es el l título de un libro de Sartre, cuyo contenido se acerca bastante al mensaje que yo recibí de la película: Habla de la náusea hacia la vida cotidiana. El ser humano cumple con la sociedad manteniendo las leyes y reglas. También trabaja y no olvida sus responsabilidades. Esto es lo que conduce a Sartre a constantes náuseas ya que el hombre cumple con su rutina y acaba, así, convirtiéndose en monótono. Esta rutina vuelve al ser humano débil.
Desde los primeros momentos, me sumergí tanto en la historia que era como si formase parte de ella, como si me estuviera pasando a mi y por ello, sentía una angustia creciente en el estomago. (¡No solo me estaba produciendo emociones fuertes, sino que me hacia sentir síntomas físicos... es increíble!). Recuerdo escenas aparentemente inofensivas, por lo cotidianas, pero que me producían un pánico creciente, por ejemplo cuando los Wheeler cuentan a los vecinos que esperan un nuevo hijo y su vecina, aparentemente muy contenta, dice: “Pues habrá que conseguirles una casa más grande”. Y entonces se muestra perfectamente que su complacencia, ante la adaptación de la pareja “especial” a la masa, es inversamente proporcional al terror con que April la mira al ser consciente de lo que ello significa.
Refleja la envidia de compañeros, vecinos, amigos, cuando, por un momento, creen que los Wheeler van a romper con la monotonía que los destroza y que van a cumplir el sueño común de libertad que todos añoran. Refleja, de igual manera, la salvaje, aunque soterrada, alegría de esas mismas personas, cuando comprueban que la pareja no escapara a ese destino que todos comparten y que han acabado por asumir como inevitable.
“¡Que horror, Dios mío, que horror de vida!”, pensaba todo el rato. Y aunque es muy fácil convencerte de que tu vida no es tan anodina, que tu haces muchas cosas que te gustan y satisfacen intelectualmente (y aquí es donde hay que destacar que la historia es tan buena que te obliga a justificarte ante ti mismo), la película no puede reducirse a un periodo concreto de la historia americana, ni a una pareja en particular.
Es una crítica universal y extrapolable a cualquier época, relación o institución. Cuestiona el matrimonio, el instinto maternal, el papel de la mujer en la sociedad y en la familia, las relaciones familiares, vecinales y laborales. Habla de la perdida de las ilusiones, del sacrificio personal en aras de cosas impuestas, de los sueños rotos, del “amor” vacío. Habla de la imposibilidad de ser feliz y querer a los demás cuando no te quieres a ti mismo. Habla de la presión social, del conformismo impuesto a base de años de aleccionamiento no consciente, del valor o más bien de su falta.
La historia te envuelve, te atrapa, te arrolla. Te coloca al borde de un abismo a cuyo fondo te produce terror mirar porque temes encontrar la nada más absoluta.
MAFALDA
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5
21 de noviembre de 2011
48 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un director al que admiras, dos actores a los que respetas, dos actrices que se cuentan entre tus predilectas, críticas excelentes … la combinación pinta bien pese a que el trailer de la película no ha logrado engancharte del todo.

Así que te plantas en el espacioso salón de un apartamento neoyorquino para asistir al encuentro de dos parejas que, con motivo de arreglar civilizadamente una discusión entre críos, se reúnen para dialogar, razonar, discutir, gritar sobre el tema.

Poco a poco te ves envuelto en una verborrea permanente, imparable, irritante, que te hace removerte incomoda en tu butaca. Estamos ante una carencia absoluta de acción, probablemente buscada, y se suceden escenas estáticas que no compensa la fluidez de los diálogos ya que aunque disfrutamos de algunas frases ingeniosas, que te hacen apenas sonreir, no es la tónica general y las ganas de escapar no las produce tanto el estar atrapados todo el tiempo en una sola habitación, sino el hecho de que los protagonistas no se callan nunca. ¡Difícil llevar algunas obras de teatro al cine!.

Recurrir al alcohol para que unos y otros se canten las verdades, a las vomitonas, al maltrato animal o al sonido incesante del móvil como un personaje más de la historia, no ayuda mucho la verdad. Si a lo anterior le añadimos que la supuesta crítica de las relaciones de pareja me parece bastante somera a la par que tópica, te das cuenta que tampoco se podía hacer mucho más con esos ingredientes. No es el director, es la obra.

No es una película mala, pero yo apenas le doy un CINCO raspado.
MAFALDA
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