Diferente en cuanto que se sale un poco por encima de la media de ese circo cinematográfico de posesiones satánicas. El trabajo actoral la dignifica, pero ni siquiera eso es suficiente para sostenerse con ese ritual final propio de una traca de ferias. El guión acusa descuido y precipitación , y la dirección es condescendiente con su torpeza a la hora de ser resolutiva. Antes de eso, la tensión y los sustos marcan un ritmo al que el espectador se une rápidamente. Hay expectativas que no deben romperse si el motivo es el descuido más absoluto. Una pena.

A mí parece confusa. No hay, efectivamente, un lugar para el espectador donde quedarse. Y es que hay en el film una contínua técnica de extrañamiento que sin duda la hace ser diferente, sin márgenes en las que encuadrarse, pero produce aburrimiento. A mí no me engancha, no me duele, y definitivamente no me emocionan unas imágenes, que aunque puedan tener fuerza, viven al márgen de una trama que sin embargo sí existe. Se queda a medio camino entre la indefinición y el esquema argumental. Quizá algunos crean que la película por ello respira libre, pero la sensación que me da después de haberla visto es que es prisionera de sus propias trampas.