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España España · Barcelona
Voto de LennyNero:
1
Drama Berlín, 1942. Bruno (Asa Butterfield) tiene ocho años y desconoce el significado de la Solución Final y del Holocausto. No es consciente de las pavorosas crueldades que su país, en plena guerra mundial, está infligiendo a los pueblos de Europa. Todo lo que sabe es que su padre -recién nombrado comandante de un campo de concentración- ha ascendido en el escalafón, y que ha pasado de vivir en una confortable casa de Berlín a una zona ... [+]
21 de agosto de 2009
54 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ignorancia es la fuerza. Este sencillo lema formaba una triada sobre la que George Orwell sustentaba en 1984 los procedimientos básicos de dominación en un estado totalitario. Sin embargo, profundizando un poco en su significado hallamos que el término ignorancia no se refiere tanto al vacío de conocimiento intelectual sino al procedimiento por el que el ciudadano absorbe y da por bueno toda información y/o enseñanza procedente de la maquinaria estatal. Este análisis, aún inscribiéndose en el marco de una novela de ficción, no deja de estar inspirado en dos modelos totalitarios contemporáneos al escritor; por un lado el comunismo stalinista (sin duda el blanco más directo de Orwell como denuncia a la traición de los principios marxistas teóricos) y por otro el fascismo al que el novelista inglés combatió en la guerra civil española.

Es sobre este fenómeno de la desinformación sobre el que aún pivota una gran polémica en el entorno historiográfico sobre el conocimiento de la población alemana tenía sobre el holocausto judío, pero de lo que no hay ninguna duda a tenor del conocimiento sobre la época es la educación(o si se prefiere engaño masivo) al que desde muy temprana edad se sometía a la población al respecto de cuestiones raciales y muy especialmente al respecto de la cuestión judía.

Por ello produce estupefacción el tratamiento, como mínimo infantiloide, que nos ofrece este film. Resulta del todo inconcebible que un niño de la edad del protagonista, y para más inri hijo de un alto cargo de la SS, desconozca cualquier principio básico del nacionalsocialismo y sobre todo cual era el significado de lo que representaba ser judío. Esta no es más que la punta del iceberg de la gran cantidad de incongruencias e inexactitudes históricas y argumentales de la película (que adapta por supuesto de su original literario). No obstante estas consideraciones cinematográficas sobre la verosimilitud de lo expuesto no dejan de ser meras anécdotas en lo que podría ser considerada una rutinaria adaptación literaria. Lo realmente destacable es que este cúmulo de inexactitudes no son fruto del azar sino que responden a una determinada visión moral sobre el holocausto.

Este niño de mirada limpia e inocente esconde detrás una intencionalidad manifiesta, ser símbolo de toda Alemania. Una metáfora que pretende mostrar la ingenuidad y bondad de una nación que desconocía lo que sucedía a su alrededor. Un país que se puso en manos de un grupo de asesinos y estafadores y que creyó a pies juntillas las mentiras que el nacionalsocialismo y concretamente su führer Adolf Hitler les vendió. Un mensaje, en definitiva, que busca la expiación y redención pero que al mismo tiempo, obviando cuestiones fundamentales tales como la viabilidad de la que nación más culta de Europa fuera tan ignorante, acaba por reducir a los alemanes en meros títeres idiotizados. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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