Parece mentira que la gente se deje embaucar hoy día por este tipo de películas. Han vuelto a hacerlo, una nueva muestra de animación 3D CGI (no confundir con la estereoscopía) dotada de una calidad visual que saca el hipo. Donde radica la diferencia. Pues le han dado un toque extraño y diferente que no debemos confundir con calidad. En resumen, estamos ante otro engañabobos hollywoodiense.

Pero no seamos catastrofistas. Es la mejor película americana de animación del año, que no es decir mucho, ya que la cosecha no es para echar cohetes (no se salva ni Pixar) De ahí que apostemos por ella para los Oscar. Y es que la cinta tiene a su favor el hecho de contar con una historia coherente, lo cual es bastante viendo otros ejemplos con guiones a trompicones como “Puss in Boots” o esa broma de mal gusto que es “Tintin”. Pese a lo dicho, todo lo contado en la película ya está más que visto: el falso héroe que encuentra su destino, el terrateniente con ideas megalómanas, la dama en apuros con su rancho, e incluso un malo malísimo con forma de serpiente que llega a respetar a su rival por sus actos. Vemos, pues, elementos típicos y tópicos enmascarados en un aura de rareza que pretende situarse en el digno mundo de la originalidad.

Igualmente, la película busca ser un claro homenaje al “spaghetti-western”. En momentos, podemos incluso escuchar una harmónica que nos recuerda al leit-motiv de la grandiosa “C'era una volta il west” (1968) del mítico Sergio Leone. Y es ahí donde radica uno de sus grandes aciertos que es el magnífico diseño de personajes, alguno de ellos a medio camino entre lo descarnado y lo grotesco, y su impecable ambientación y puesta en escena. En cuanto al resto tiene de todo, estereotipos, secuencias dignas del mejor (peor) Michael Bay, además de un ritmo desigual, lo cual rompe el discurso y desarrollo de la película.

Igualmente, la película no escatima en referencias cinematográficas. Pero, qué pretenden ser. Más homenajes, plagio, deja vu… Tiene alguna razón de ser ese sosias infográfico de Clint Eastwood en una de vaqueros con lagartos y otros animalejos. O que decir de la escena de la huída por los desfiladeros, una mezcla perfecta entre la carrera de vainas de “The Phantom Menace” (1999) y los vuelos de pterodáctilos de “Ice Age 3” (2009), todo ello acompañado por clásicos de la música como la Cabalgata de las Valkirias (célebre por “Apocalypse Now”) y el Danubio azul (memorable en “2001”) Y puesto que estamos hablando de música, ahí está Hans Zimmer, gran compositor, pero igualmente grande repitiéndose a sí mismo, ya que sus melodías “marca de la casa” de ritmos sincopados ya aburren de sobremanera.

Después de lo dicho, el resultado final sólo puede calificarse de interesante. Lo cual es triste porque muestra que la industria sólo sabe hacer dinero, pero desconoce lo que es la calidad. Esperemos que sea la ganadora de los grandes premios, porque el resto se acerca al “rango” de lo mediocre. Un año para olvidar.