Suficientemente conocido es el humor de los Monty Python así que poco queda por decir aparte de tópicos, pero tópicos que hay que repetir: una historia divertida, fresca, con ciertas referencias cultas -las necesarias, las justas-, un humor ingenioso e inteligente, de calidad, que sobrevive al paso del tiempo e incluso mejora con los años. Y parece que es esta película donde mejor se plasma la esencia de los Monty, así que esto la hace imprescindible.

Una de las mejores parodias que se han hecho, para disfrutarla en más de una ocasión, solo o acompañado -quizá mejor esto último, pero siempre que sea buena compañía- y saborearla a fuego lento en todos sus detalles.