Argo es un vehículo de exaltación y reivindicación patriótica que celebra el ingenio y arrojo de las fuerzas de inteligencia estadounidense para resolver situaciones peliagudas así como la política intervencionista del próspero reino del tío Sam en las naciones del Medio Oriente, en todo el mundo. Para mí es un thriller que ni emociona ni causa suspenso o sorpresa sino que invita al sueño. Ben Affleck demostrando una vez más que su solvencia como actor es ínfima, dando vida aquí a un apático, y antipático, agente secreto experto en rescatar rehenes que luce más gris que un cielo nublado. Argo revive un pequeño hecho histórico acaecido hace más de 30 años en el que miembros de la embajada estadounidense fueron tomados como rehenes en Irán para hacer presión y exigir la extradición de un Sha, que aquí lo pintan más malo que Herodes, y los esfuerzos que hace el Pentágono para la liberación de 6 de ellos que consiguieron ocultarse en la embajada canadiense. Para conseguir esto, se inventan la filmación de una película en Irán al estilo Star Wars para que estos 6 salgan de ahí como si fueran ciudadanos canadienses y miembros del crew, durante el desarrollo de este plan involucran a un productor (que representa Alan Arkin con mucha gracia) y un experto en maquillaje que en sus ratos libres es colaborador de la CIA (John Goodman), en los 20 o 30 minutos en los que estos 2 aparecen se va lo mejor de la película, de ahí en más todo es una película ABURRIDA en letras mayúsculas. Hacia el final en ese momento decisivo en el que toda la operación podría fracasar es imposible no recordar la huida de los personajes de Julie Andrews y Paul Newman en Torn Curtain de Hitchcock, que aquí cae en lo ridículo, de hecho sólo faltó que aparecieran los iraníes que son malos muy malos y feos muy feos con antorchas y palos con clavos persiguiendo a los americanos que aquí van de buenos muy buenos para que todo pareciera una caricatura. Argo es una historia real, que aquí no hay duda de que se ficcionalizó al máximo, que no trasciende la anécdota, el dato curioso, y que a nadie importa salvo a aquellos que se vieron involucrados en ella y quizás a esos individuos que tienen una visión nostálgica y aún quieren ver a Estados Unidos como la nación suprema entre las naciones súbditas que a veces intentan sublevarse, los mismos que confían en que la heroicidad de las fuerzas de inteligencia gringa va más allá de la realidad, algo así como si fueran los miembros de la Liga de los Superamigos que no les interesa sacrificar la propia vida en pro del bienestar de la humanidad, para panfletos éste. Al término del visionado lo único que uno piensa es "bueno, ellos se metieron en ese problema, si son tan capaces como dicen ser que ellos mismos lo resuelvan, a mí ni me va ni me viene".