Ver a Jack Nicholson haciendo de Jack Nicholson resulta cansador, irritante. Y eso es lo que hace en esta película, por más que su personaje se haga llamar Melvin. La única diferencia es que en esta ocasión, el pesado de Jack cae simpático a pesar de sus manías y el redimirse gracias a un simpático can y su atracción incipiente por la moza del restaurante que tiene que soportarlo todos los días le hacen ganar la simpatía del público. Si no hubiera tenido que competir con un peso pesado como lo fue "Titanic" seguro que se hubiera llevado más Oscars de los que se llevó, entre los cuales se cuentan Mejor Actor y Mejor Actriz, lo cual no es poca cosa. Aún así, a pesar de Jack estamos frente a una película entrañable.