6 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película de la trilogía que Roy Andersson dedicó al sentido de la vida.
Esta película, en cuanto a dirección (presentación de escenas breves que con otras posteriores llegan a formar una secuencia o lo son en sí mismas), es semejante a la primera, también en su fotografía (luz y colores muy matizados). En cambio en su argumento hay cambios, no solo se plasma lo gris y lo negro de la existencia humana por parte del director, sino que en este caso también tienen cabida los sueños, se puede decir que dentro de ese pesimismo y estado depresivo general que cubre la obra de Andersson, hay lugar también para un reflejo bello, inocente, aunque sea del todo improbable aun dentro del surrealismo y absurdo con que el director sueco teje la historia. Otro cambio, respecto a 'Canciones del segundo piso', es la introducción de la música, incluso la canción, con carácter protagonista, en el guion.
Película muy meritoria, si bien contiene algunas escenas que no están a la gran altura de la mayoría haciendo de este film algo menos homogéneo en su grandeza que el anterior.
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