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Voto de charliewoodhead:
9
Thriller. Drama Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Con esta generación vamos apañados” dicen de forma irónica los más viejos del lugar mientras se echan las manos a la cabeza. Qué será del futuro si todo depende de esta gente que tiene la cabeza como mero objeto decorativo. Ellos, cubata en mano, desvían sus oídos al pachangueo de la discoteca y su vista a sus ídolos pop.

Algunos dirán que es pura demagogia hablar de la juventud a través de la película que nos ocupa. No les falta razón. Al fin y al cabo, en todas las generaciones ha habido desfases. Pero toda esa vacuidad, es falta de ambiciones más allá del sexo y las drogas, esa ausencia de preocupaciones, quizás sea un asunto más serio de lo que pensamos, sin ánimo claro está de querer censurar la diversión y la fiesta. Cuando se habla de la educación y demás problemas sociales y políticos, muchas veces no se analiza el verdadero dilema: a día de hoy, esos temas no le importan a nadie.

¿Y cuáles son los intereses de la generación MTV? Harmony Korine nos invita a un 'Spring Break' (vacaciones universitarias en primavera muy populares en Estados Unidos) para que lo veamos de primera mano, con un grupo de cuatro chicas como protagonistas. En los hoteles y las playas observaremos fiesta, drogas, sexo y mucho desfase. Ése era el sueño de nuestras protagonistas. Y en su ‘aburrido’ hogar, tenían exactamente lo mismo. Ahora bien, ¿dónde está el argumento? En ningún sitio, simplemente, no hay. Porque Korine se limita a mostrar (sin moralina de por medio) la nada, el vacío que caracteriza los sueños y metas de esos jóvenes. Con esa vacuidad, no había nada que contar. Solo quedan las imágenes y el propio espectador, quien deberá sacar sus propias conclusiones.

El atractivo de Spring Breakers reside en el ‘como’. Korine esboza este retrato a través de las bases de esta generación. Es decir, el film está construido a partir de imágenes videocliperas, montaje epiléptico, repeticiones, cámara lenta y Britney Spears sonando de fondo. La propia película se contagia de ese vacío, contándonos una historia de mafiosos que no le interesa a nadie. Ninguna referencia es gratuita o casual. El reparto, más intencionado no podía ser. La televisión jugó a mostrarnos imágenes angelicales, idealizadas y completamente irreales de sus jóvenes promesas. Korine juega a mostrar el lado completamente opuesto que nos recuerda la cruda realidad: princesas Disney que tratan de crecer de la forma menos madura posible.

Bajo una dirección donde parece reinar la anarquía, nos encontramos con una película magistralmente rodada. Una puesta en escena innovadora que no da lugar a la indiferencia. Un film cuyo hilo conductor reside en las imágenes y el sonido. Los diálogos no importan. La voz en off, los monólogos interiores y el montaje desordenado pero perfectamente hilado recuerda a Terrence Malick. La iluminación, la fotografía y la música ambiental, a Drive. Korine nos lo dice claramente: quien no busque nuevas formas de narrativa y quiera anclarse a convencionalismos, que coja el bus y se vaya a casa.

Más de uno pensará que se trata de un experimento pretencioso de su autor al leer reseñas del film. En absoluto: Spring Breakers no ofrece discursos, no hay moralina forzada, no juzga. Es una visión, pesimista, de lo que hay. Ni más ni menos. Curiosidades e ironías de la vida, cuando las mentes vacías se dispongan a ver Spring Breakers la tacharán de basura por “no contar nada”, por ser vacía.
charliewoodhead
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