Como bien digo en el título, LUCY no es una buena película, ni una mala película y es ambas cosas a la vez.

No es una película de ciencia ficción, ni una de super héroes, ni un thriller, ni una de de aventuras; ni policiaca, ni una de gangsters; ni un cómic en movimiento, ni una serie B, ni una gran producción, ni una fantasía lisérgica, ni una reflexión sobre el hombre y su humanidad, ni una fantasmada de patadas y piruetas, ni una película de estudio, ni una de autor, ni una obra maestra, ni un producto de consumo, ni un refrito, ni algo novedoso, ni una cinta de efectos, ni una película de actores...LUCY no es nada de eso y es todo eso a la vez...Tiene un poco de todo ello y no se decanta por nada, salvo por sí misma, lo cual es una apuesta arriesgada, un logro y algo de agradecer.

LUCY tiene personalidad propia: la de su director Luc Besson, que es uno de esos macarras adorables que hace lo que se le pone en la punta de la pituitaria, que no rinde cuentas a nadie y que es capaz de convertir productos que parecen insulsos sobre el papel, en personales gamberradas que conectan. Porque sobre todo tienen la grandísima virtud de no tomarse en serio a sí mismas.

Estamos hablando siempre de un proyecto personal, o cuando menos personalizado, realizado por la mano de un autor y no por un técnico lobotomizado y teledirigido por un estudio.

Toca y trastoca todos los géneros, y los envuelve en un halo de intrascendencia y banalidad que consigue gracias a un personal sentido del humor que subyace bajo su forma de contra las historias. Nunca sabes si te está tomando el pelo, si estás viendo una bazofia o algo magistral, porque su estilo es muy difícil de clasificar. Y es que en realidad la única clasificación posible es esa: es su estilo, el estilo Besson; un puente que parte de Europa, hace escala en Hollywood y termina allá por Oriente.

LUCY es, por encima de todo una película "Besson". Es un híbrido y un compendio que nos remite a muchas de sus películas anteriores...y otras tantas que no son suyas. Sus virtudes y sus defectos se diluyen, y lo que para unos es lo que la hace grande, para otros eso mismo es lo que la hace insufrible.

Habrá quien la tache de mamarrachada sin gracia por su tono burlesco, y habrá quien encuentre en ese sentido del humor su principal baza.

Sus villanos de opereta resultarán irrisorios para unos mientras que para otros serán un elemento clave, como en cualquier serie B que se precie.

Su forma concisa y directa de contar las cosas resultará un tosco bosquejo para unos y un alarde de concisión para otros.

La misma Scarlett johansson estará magnífica para unos y por los mismos motivos resultará sobreactuada para unos e inexpresiva para otros.

Para mi, LUCY funciona a la perfección. Tiene un arranque con gran fuerza. Un arranque arriesgado y sin prisas (sobre todo para una película que no llega a los 90 minutos), que se toma su tiempo para meternos en situación, y que sin embargo lo hace de forma directa y sin rodeos. Ya desde su inicio reclama tu complicidad para dejarte arrastrar dentro de un desvarío "in crescendo" y sin subtramas que te den un respiro o distraigan tu atención.

LUCY necesita esa complicidad para dejarse disfrutar, porque al igual que en toda su filmografía anterior, Besson camina siempre al borde del precipicio, arriesgando con situaciones, escenas, diálogos, personajes que en cualquier momento pueden caer en el absurdo o en la inverosimilitud si lo que buscas es la convencionalidad del cine de consumo o la rigidez del cine "serio".

En cualquier caso LUCY está poseída del espíritu de la ciencia ficción de serie B más tradicional y se permite todo tipo de excesos e "idas de olla" inherentes al género, sin detenerse a explicaciones absurdas e innecesarias. Se atreve a llegar donde muy pocos se atreven a llegar. Y además lo hace sin complejos ni concesiones. Para los que hemos sido adolescentes en épocas culturalmente más valientes (o más inconscientes) eso es un regalo.

A destacar pues su socarronería, su estilo personal, su espíritu de entretenimiento, su intrascendencia, su ajustada duración, su agilidad, Scarlett Johansson, su falta de autoconsciencia, su indiferencia a ser tomada como una estupidez o un sinsentido, su excesividad y todos sus desvaríos.

LUCY es, en definitiva, una película que he disfrutado de principio a fin, con todos y cada uno de sus defectos, pero que sólo me atrevería a recomendar bajo la responsabilidad de cada uno, o como dicen en la pérfida Albión: "AT YOUR OWN RISK"