Por encima de la extraordinaria "En el valle de Elah", la mejor -y más indirecta- aproximación a la América nacida con la caída del World Trade Center.
Y asombro absoluto ante la interpretación que esculpe Richard Jenkins, sin siquiera necesidad de palabras (pràcticamente todas sus escasas frases, menos las imprescindibles al final, el en centro de detención, se las podria haber ahorrado y el personaje sería el mismo). No es de extrañar que en lucha con el presidente más odiado de la historia de América, un fulano que vive al revés, un mártir de la comunidad gay y un luchador de wrestling a diez minutos de palmarla sus posibilidades en los Oscars fueran nulas... Los de la Academia se lo perdieron.