Me acuerdo como si fuera ayer de ver Parque Jurásico, casi que la tengo más presente en mi memoria que Jurassic World, por qué sucede esto, pues es sencillo, la primera es muchísimo mejor que la última, aunque siendo justos, hay que decir que la película de Collin Trevorrow se puede disfrutar.

Llegué al cine sabiendo ( más o menos) lo que me iba a encontrar, un mega blockbuster de palomitas, niños chillones sentados a mi alrededor, risas fáciles, y alguna que otra pantalla de móvil encendida destacando en la oscuridad, pero bueno, aún así sabía que era una película de la cual no me arrepentiría de ver, siempre y cuando no fuese con demasiadas expectativas. Y así fue. Pero he de reconocer que algunas partes si que me provocaron algo más que un simple momento divertido o agradable, sentí melancolía en alguna que otra escena del largometraje e, incluso, sobrecogimiento ante el espectáculo de efectos especiales que estaba viendo ( película llena de principio a fin de ellos).

En cuanto al reparto de actores, he de decir que están en lo correcto ( salvo los niños, que me parecen más malos que pegar a un padre...en el día del padre), Chris Pratt no me dice nada como actor, pero aquí cumple bien con lo exigido, y un poco por encima está Bryce Dallas Howard.

A pesar de todo lo que habrá costado su producción, del hype que ha creado y de tener a Steven Spierlberg en las sombras, es una película muy simplona por momentos, muchísimas veces rozando lo infantil, y predecible hasta decir basta, pero tiene destellos de calidad que te hacen recordar a la original y escenas que de verdad merecen la pena de ser vistas. Por todo esto, creo que es una película que, en su categoría, está por encima de la media.