Un poco pesada a día de hoy. Puede que en su día fuera un espectáculo audiovisual que merecía esperar durante más de dos horas, pero hoy en día todos esos efectos no son lo suficientemente potentes como para mantenernos tanto tiempo con el culo pegado al asiento. ¿Qué nos queda? Una película simpática, familiar y con buenos momentos que acerca Superman al género de aventuras ochentero más allá de la acción de superhéroes estándar. Todo esto, por supuesto, puede pasar dentro de treinta años cuando la gente se dedique a ver la oferta cinematográfica de superhéroes que tenemos hoy en día.

Christopher Reeve es un buen Superman, y los extras, salvando un Gene Hackman algo descolocado, también otorgan poder a la película. Lo mejor que consigue Richard Donner es que todavía veamos lapelícula y sintamos que Superman es un verdadero superhéroe, y no un personaje ridículo impuesto por los devenires de la historia del ser humano. Donner consigue la esencia del superhéroe puro.

Sin embargo, la película queda planilla. Hace amagos de profundizar incluso inesperados, pero no deja de renunciar en todo momento a su orígen méramente palomitero de superproducción. A día de hoy entretenida, pero mejor para la media tarde que para peliculón de después de cenar.