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Argentina Argentina · capital federal
Voto de gonzafer85:
6
Ciencia ficción. Thriller Año 2013. Una misteriosa enfermedad se extiende por todo el planeta. La población, dominada por el pánico, se niega a salir a la calle para evitar una muerte fulminante. Mientras la civilización se desmorona, Marc emprende una misión casi imposible: la búsqueda de Julia, su novia desaparecida. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo aquel recibimiento del año 2000 entre chistes, burlas y -por qué no- cierta expectativa temerosa respecto de una profecía -mundialmente híper mediatizada- que indicaba el fin del mundo. El 2 de enero de ese año el planeta entero (salvo los que se tomaron vacaciones en la primer quincena) volvía a trabajar y todo quedó en el anecdotario terrestre (que incluyó varios suicidios por cierto). El cine, por su parte, vio la veta económica y dio rienda suelta a un montón de proyectos gigantescos en los años siguientes que fantaseaban con el apocalipsis. La moda pasó y la industria volvió a apostar como caballito de batalla al género terror para que el negocio sea rentable.

En 2012, las ambiguas interpretaciones del calendario Maya, el auge mediático de la Cienciología y el movimiento New Age, entre otros, volvieron a preparar el terreno para el que el cine se despache en 2013 con muchísimos proyectos de ciencia ficción vinculados de alguna manera con el fin de la humanidad. ‘After Earth’, ‘Oblivion’, ‘Guerra Mundial Z’, ‘Titanes del Pacífico’, etc. La ventaja de este tipo de películas -y del género- es la posibilidad de transmitir mensajes sin la necesidad de ser explícitas, es decir, metafóricamente. El problema es que estos mensajes -casi siempre- se transmiten como axiomas, con una característica aleccionadora que a mí particularmente me molesta. Por otra parte, los mensajes no siempre son claros y, si uno lo piensa, seguramente dudaría de la intencionalidad de las productoras, aunque sabemos, gracias a la semiótica, que la producción de sentido y la circulación de un texto (fílmico en este caso, aunque es válido para cualquier tipo) en la cultura y la sociedad no tiene que ver solamente con el propósito de su creador.

‘Los últimos días’ no escapa a mi valoración negativa de la existencia de mensajes aleccionadores, a la que sumo cierta grandilocuencia New Age y algunas metáforas de significante vulgar (el final sobre todo, que le baja varios puntos). Sin embargo, a diferencia de las otras películas mencionadas, creo que es la que propone, con mejor precisión, el foco del problema que plantea. Con esto no estoy diciendo que estoy de acuerdo con el problema en sí mismo (aunque, de hecho, me parece bastante acertado), pero sí con la claridad y coherencia entre la tesis y la hipótesis. El mundo actual híper ultra archi conectado es en realidad una gran plancha de ravioles donde cada uno está aislado. Las redes sociales son, en realidad, antisociales. No vivimos en un mundo mejor ni más conectado. Al menos, no siempre.

David y Alex Pastor (‘Carriers’, 2009) plantean un mundo emocionalmente fóbico (y lo dejan en claro, no se trata de una enfermedad virósica ni psicológica), donde los adultos (es una cuestión sobre todo generacional), básicamente, temen. No hay cura para los enfermos (y en este coincide con ‘Guerra mundial Z’), es una situación irreversible para una generación individualista que, ante la pérdida de todo lo material, ante el desmoronamiento del mundo -occidental diría- tal cual lo conocemos mediante el tacto, recuerda que lo más importante son los afectos. Y el mundo se desespera porque sabe que es tarde (no para Marc, sino no habría película) y decide volver al principio, al principio de todo: el agua.

‘Los últimos días’ apela a cierto realismo que garpa. La violenta puesta en escena de las miserias humanas se contrastan efectivamente con escenas de humanismo solidario (lástima la música que intenta guiar nuestros sentimientos como si fuésemos imbéciles insensibles) entre el thriller, el suspenso y el drama. El juego temporal del film, el ir y venir entre pasado y presente, no sólo es un elemento para mantener la atención del espectador, sino que es fundamental a la hora de clarificar el mensaje. Este film español aprovecha las posibilidades que otros films desperdiciaron con esta misma temática, a saber: reflexionar sobre lo que somos cuando no “tenemos” nada.

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gonzafer85
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