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Voto de Luke_Cage:
7
Musical. Comedia. Romance Según la revista Rolling Stone, una magnífica pieza de entretenimiento que captura la vitalidad y la locura del rock de los años sesenta.
25 de noviembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando aparece una película que sin un gran nombre y sin hacer especial ruido se hace un hueco en las estanterías de cierto público, en el caso que nos toca “Siempre Locos”, conserva esa acidez tan propia del humor inglés y lo conjuga a las mil maravillas con una historia si bien algo tópica, realmente divertida, conformando así uno de esos “sleepers” de temporada que dejan muy buen sabor de boca, como en su momento lo fueron “Full Monty”, “Cuatro Bodas y un Funeral” o “Un Funeral de Muerte”, entre otras.

Strange Fruit es un grupo de rock retirado hace años ya de la primera plana que tocó las mieles del éxito por los años 70. Cuenta, como todo buen grupo que se precie, con una historia en la que los odios cruzados y la tragedia (la muerte del principal compositor) marcaron el destino final del grupo y su posterior disolución. Años después y aprovechando la ocasión los viejos roqueros deciden que ya va siendo hora de volver a tocar y darse a conocer a las nuevas generaciones (sus motivaciones son diversas, volver a sentir la música, el escapismo de una vida triste y gris, intentar salir de la bancarrota como último intento o simplemente, por qué no, echar un polvo). A cualquier fan del rock se le vienen fácilmente a la mente un puñado de grupos ingleses que llenaron estadios y se convirtieron en dioses en vida, para ser fagocitados por el movimiento Punk con los Sex Pistols a la cabeza: Free, Cream, Trapeze y sobre todo Black Sabbath y por supuesto, los legendarios Led Zeppelin, por lo que la historia no es nada nueva.

Sin embargo el enfoque del director Brian Gibson enriquece en muchos enteros a la película, ya que humaniza en grado sumo a los personajes y pinta algunas escenas desternillantes, además no cae en el error generalizado de este tipo de films y es que las escenas musicales son breves y concisas (para no quitar protagonismo a lo que de verdad importa, la historia).

Los actores están de sobresaliente, destacando el siempre comedido Stephen Rea, un muy potente Billy Connolly y el amo de la función (monopolizando como siempre las miradas del espectador) Bill Nighy que crea un personaje trasnochado, pasado de vueltas y por momentos ciertamente patético, dotándole de un poso humano y trágico-cómico que lo hacen único. Cabe destacar que años después compondría otro personaje, cantante y estrella del rock venido a menos en “Love Actually”.

Muy divertida, recomendable para formar un triple cartel con “Casi Famosos” (menos edulcorada y más cínica con el mundillo del rock si cabe) y “Radio Encubierta” (con la que comparte ese tono inglés que hacen que este tipo de cinta sean tan identificables).
Luke_Cage
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