Una película dulcísima, finísima. Una de las mejores pelis que vi en mucho tiempo. No sólo se pasa un buen rato, sino que te nutre de lecciones de vida y arte, arte y vida. La carencia enriquece a la abundancia, lo pequeño es grande y muchas veces no lo vemos. Estas son las pelis que marcan. Y los personajes: encantadores.