Media votos
7,7
Votos
48
Críticas
4
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Bardo:
10
7,6
35.874
Drama
Soñando con el éxito como cowboy de exhibición, el joven e ingenuo tejano Joe Buck se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Joe pronto descubre que ese mundo no es como él se imaginaba, pero antes conoce a Rico "Ratso" Rizzo, un timador que lo quiere estafar. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2007
162 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos, a mi gusto, ante una de las grandes películas de los setenta y de toda la historia del cine en general. La película se apoya en dos gigantes de la interpretación como John Voight y Dustin Hoffman (en mi opinión, mucho mejor Voight). El grial de una vida mejor llevan a un joven, siempre con atuendo de cowboy, viajar a la jungla neoyorkina. Pronto conocerá a Rico, siendo éste el verdadero comienzo de la odisea. La banda sonora es excelente, al igual que la actuación del reparto y el notable estilo del director.
Lo que diferencia a esta película de otras muy buenas radica en su originalidad. En su forma de transmitirnos un halo de sentimientos según avanza el metraje. En sus potentes escenas. En su forma de cautivarnos. En poder decir, con la cabeza bien alta, que el cine es arte.
Lo que diferencia a esta película de otras muy buenas radica en su originalidad. En su forma de transmitirnos un halo de sentimientos según avanza el metraje. En sus potentes escenas. En su forma de cautivarnos. En poder decir, con la cabeza bien alta, que el cine es arte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La última escena, la muerte de Rico a treinta kilómetros de Miami, con el "médico" del autobús pidiéndole a Voight que cierre los ojos de su difunto compañero para no causar revuelo sobre los demás viajeros, representa la mejor metáfora sobre los indigentes. Aquella gente que luchan cada día para vivir. Aquella gente a la que cerramos sus ojos con cautela para no obligarnos a pensar en las consecuencias que tiene cualquier lujo, comer sin tener hambre, beber sin tener sed, mientras al otro lado, existen personas que viven en edificios a puntos de demoler y su comida depende de lo que han podido hurtar. Aquellas personas a las que les cerramos los ojos para así acallar nuestra conciencia.