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España España · PONTEVEDRA
Voto de Skorpio:
8
Comedia. Drama Josh Srebnick (Ben Stiller) es un veterano director de documentales que está pasando por una mala racha profesional mientras prepara su próxima película. Todo empieza a despejarse cuando él y su mujer (Naomi Watts) comienzan a salir con una joven pareja formada por Jamie (Adam Driver) y Darby (Amanda Seyfried). Gracias a ello, Josh comienza a recuperar su juventud perdida. (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se antoja una tarea nada fácil yuxtaponer conflictos con tanto potencial y a la vez tan trillados como el juventud contra madurez o realidad contra ficción (en su versión más puramente fílmica, como reflexión sobre el formato documental), con otros más de nuevo cuño como la presión social sobre la maternidad como imperativo vital irrefutable o las contradicciones en hábitos culturales y sociales (desde el enfriamiento de las reuniones físicas por los dispositivos tecnológicos hasta el postureo pseudo-austero de los 'hipsters'). Si encima un relato se propone narrar semejante cóctel dramatúrgico y semántico 'in crescendo' y a través de una evolución del tono y el código, pues más difícil todavía.

Y lo cierto es que Noah Baumbach lo ha bordado y nos brinda una de las mejores películas del año. De primeras nos encontramos con el dilema sobre el hedonismo y el 'carpe diem' en el umbral de la crisis de la mediana edad de una pareja cuarentona, acomodada y reticente a la omnipresente y asfixiante paternidad en cuanto conocen a su aparente antítesis, un matrimonio veinteañero, de vida precaria y 'hipsters' de libro. Unas antípodas vitales por las que no tardan en dejarse llevar, en una suerte de trayectoria inversa (y evidentemente menos oscura… en principio) a la de los matrimonios protagonistas de la sensacional Lunas de Hiel. Pero en su tercer acto, ese cauce y subtexto, inicialmente anecdótico, de la reflexión sobre el formato documental, sus límites, sus posibilidades, su ética, etc., da un progresivo salto de nivel hasta copar la primera línea semántica del relato, con una creciente intriga en la que nada ni nadie es lo que parece o lo que creíamos que era.

Más allá todavía de todo esto, la mayor virtud y logro del cineasta no se encuentra en la oportuna jerarquización de esta peligrosamente abundante ensalada de conflictos, ni en su habilidosa, fluida y eficaz disposición y proyección temporal, sino en la forma misma, el empleo de los códigos genéricos, los cambios de tono, en relación todos ellos, en última instancia, con el verdadero núcleo significativo y moral de la película. De un sátira contenida sobre las convenciones sociales contemporáneas de Occidente, así como de la falta de solidez y consistencia de sus supuestas alternativas, a un thriller de esencia 'noir' de engaños, dobles caras y falsedad, con la escena del cine documental de fondo, en el que el fraude, parafraseando a Orson Welles, de la construcciones de la realidad filmada empieza en los propios sujetos filmantes y en sus relaciones del día a día. Una ambiciosa, intricada y finalmente fructífera singladura narrativa y fílmica digna del Woody Allen más inspirado en materia de tragicomedia y sátira.

En este sentido resulta crucial el hecho de que Baumbach, en solitario, deje de un lado la extravagancia en el retrato crítico y sardónico de las relaciones humanas y sociales de sus contribuciones para Wes Anderson en calidad de co-guionista, Life Aquatic y Fantástico Señor Fox, pues desde luego ese tono y enfoque no habrían sido los apropiados para llevar tamaña y compleja nave narrativa a buen puerto. Por otro lado, en su faceta de director mantiene sus mejores virtudes en el trabajo con los actores, con un cuarteto protagonista en estado de gracia, compenetrado y complementado a la perfección. Muy oportunos y eficaces los cambios de registro de Ben Stiller y de una Amanda Seyfried con un considerable potencial de musa 'indie', así como la acertadísima redefinición de Adam Driver en cuanto a arquetipo de 'hispter' y neo-cultureta o el aprovechamiento del reloj biológico de Naomi Watts para fines dramáticos y representativos.

De las dudas iniciales sobre una propuesta algo subida de tono intelectual al asombro de un resultado final redondo y capaz de transcender la eficacia de la película o el logro del director para candidatarse seriamente a las listas de lo mejor de la cosecha de 2015. Aquí mismo ya tienen un puesto asegurado.
Skorpio
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