No hace mucho un compañero de trabajo me comentó que "El niño de pijama a rayas" estaba basada en una magnífica novela, en cuya contraportada, se recomendaba no divulgar la trama argumental y así provocar un mayor asombro en el lector.
La cuestión se complica cuando trasladamos la historia al cine y se elabora un trailer, de modo que cuando compramos la entrada sabemos de que vá y aun así, nos sentamos con nuestras palomitas dispuestos a pasar 94 minutos con angustia, congoja y mala leche, somos algo "masocas" no creeis.
Pero lo cierto es que nunca antes había analizado el holocausto judío desde la confusa mirada de un niño de 8 años y el director Mark Herman consigue involucrarnos emocionalmente gracias, sin duda alguna, a Asa Butterfield (bruno), que con un primer plano eriza el pelo de los presentes, esperemos que su carrera siga adelante y no se trunque como ha pasado con tantos actores en la meca del cine, si nó recordad a Macaulay Culkin, o más recientemente Haley Joel Osmet (alias "en ocasiones veo muertos").
No todo son halagos para esta película, al comienzo la música de Jame Horner promete, pero a medida que avanza el metraje, llega un momento en el que se vuelve vacía, sin sentido y no digamos ya en el desenlace, abusando del tempo con un interminable agudo al violín.
Concluyendo, podemos decir que es una película altamente recomendable, pero si quieres un consejo, no la veas un domingo, bastante triste es ya el día como para arruinarlo del todo.

Jose Eduardo Marrero de Armas