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Voto de Quatermain80:
8
3 de febrero de 2009
33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo confesar que mi primer acercamiento a esta película partía de premisas equivocadas, pues el título en castellano de la misma hacía pensar en un filme repleto de aventuras marineras, y no en lo que realmente es: la mejor adaptación al cine de un magnífico relato de Herman Melville (junto con Moby Dick de Huston): "Billy Budd, sailor".
En esencia, el argumento consiste en el choque -a bordo de un navío de guerra- entre dos caracteres antagónicos; Budd (un creíble Terence Stamp) encarna la bondad y la inocencia, mientras que Claggart (soberbio Robert Ryan, en una de las mejores interpretaciones que le he visto), oficial de armas, representa la maldad y la ruindad. La confluencia de ambas personalidades en espacio tan reducido provocará un terrible desenlace, en el que tendrá gran importancia la figura del capitán Vere (que encarna el deber, la fidelidad al reglamento) interpretado por el gran actor Peter Ustinov, que en este caso, y afortunadamente para nosotros, oficia también como director.
La película está magníficamente realizada en todos sus aspectos; la recreación del barco es todo lo buena que podía hacerse a principios de los sesenta, y la credibilidad del elenco actoral en su composición de la tripulación está por encima de toda crítica (magnífico el viejo danés, interpretado por Melvyn Douglas). El guión está perfectamente adaptado partiendo del relato original y reproduce reflexiones de gran profundidad moral, cualidad muy destacada en la obra de Melville, que aquí sabiamente se respeta. El debate final sostenido por la oficialidad del barco es, en mi opinión, lo mejor de la película (¡qué diálogos!) junto con las gélidas y malignas miradas de Claggart-Ryan.
¡Dios bendiga al capitán Vere!
En esencia, el argumento consiste en el choque -a bordo de un navío de guerra- entre dos caracteres antagónicos; Budd (un creíble Terence Stamp) encarna la bondad y la inocencia, mientras que Claggart (soberbio Robert Ryan, en una de las mejores interpretaciones que le he visto), oficial de armas, representa la maldad y la ruindad. La confluencia de ambas personalidades en espacio tan reducido provocará un terrible desenlace, en el que tendrá gran importancia la figura del capitán Vere (que encarna el deber, la fidelidad al reglamento) interpretado por el gran actor Peter Ustinov, que en este caso, y afortunadamente para nosotros, oficia también como director.
La película está magníficamente realizada en todos sus aspectos; la recreación del barco es todo lo buena que podía hacerse a principios de los sesenta, y la credibilidad del elenco actoral en su composición de la tripulación está por encima de toda crítica (magnífico el viejo danés, interpretado por Melvyn Douglas). El guión está perfectamente adaptado partiendo del relato original y reproduce reflexiones de gran profundidad moral, cualidad muy destacada en la obra de Melville, que aquí sabiamente se respeta. El debate final sostenido por la oficialidad del barco es, en mi opinión, lo mejor de la película (¡qué diálogos!) junto con las gélidas y malignas miradas de Claggart-Ryan.
¡Dios bendiga al capitán Vere!