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Voto de Maldito Bastardo:
3
6,7
60.200
Thriller. Intriga. Drama
Francia, siglo XVIII. Adaptación del famoso best-seller de Patrick Süskind. Jean Baptiste Grenouille nació en medio del hedor de los restos de pescado de un mercado y fue abandonado por su madre en la basura. Las autoridades se hicieron cargo de él y lo mandaron a un hospicio. Creció en un ambiente hostil; nadie le quería, porque había en él algo excepcional: carecía por completo de olor. Estaba, sin embargo, dotado de un extraordinario ... [+]
2 de diciembre de 2006
51 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Patrick Süskind que pretende ser extrasensorial y se queda en semi-fétida-ridícula-soporífera.
Ha llovido mucho desde el Oloroma de Waters en “Polyester” y en tratar de dotar a algo tan aséptico de fragancias artísticas que no sean el eau de sobaque o los pestilentes perfumes baratos que llegan a las fosas nasales en una sala de cine.
Ahí reside el arte del director/narrador: hacernos llegar lo que vemos en una pantalla.
Tom Tykwer también lo tenía claro cuando le preguntaban por la manera de adaptar algo tan inadaptable: “el libro tampoco huele”.
Las andanzas olorosas de época de Jean-Baptiste Grenouille, interpretado penosamente por Ben Whishaw, son aburridas y pesadas como una losa en determinados pasajes. Huelen demasiado a tester caducado.
La dirección con la que Tom Tykwer pretende sahumar la historia cumple a nivel visual recreando el momento, pero se detectan errores y olores fecales mayores al condenar la narración/descripción a la voz en off, el recurso fácil.
Tykwer tiene de sobra suficiente astucia digna de un balsámico spot publicitario, pero descuida lo imperdonable: el drama interior de un asesino encadenado a promiscuos pecados mortuorios por su irrefrenable deseo por las aromas.
Lo peor en el spoiler.
Ha llovido mucho desde el Oloroma de Waters en “Polyester” y en tratar de dotar a algo tan aséptico de fragancias artísticas que no sean el eau de sobaque o los pestilentes perfumes baratos que llegan a las fosas nasales en una sala de cine.
Ahí reside el arte del director/narrador: hacernos llegar lo que vemos en una pantalla.
Tom Tykwer también lo tenía claro cuando le preguntaban por la manera de adaptar algo tan inadaptable: “el libro tampoco huele”.
Las andanzas olorosas de época de Jean-Baptiste Grenouille, interpretado penosamente por Ben Whishaw, son aburridas y pesadas como una losa en determinados pasajes. Huelen demasiado a tester caducado.
La dirección con la que Tom Tykwer pretende sahumar la historia cumple a nivel visual recreando el momento, pero se detectan errores y olores fecales mayores al condenar la narración/descripción a la voz en off, el recurso fácil.
Tykwer tiene de sobra suficiente astucia digna de un balsámico spot publicitario, pero descuida lo imperdonable: el drama interior de un asesino encadenado a promiscuos pecados mortuorios por su irrefrenable deseo por las aromas.
Lo peor en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿Cegados por el olor? El final es ridículo hasta el infinito. De “È un angelo. È un angelo” y “Ave Maria Purísima” a una macro orgía descafeinada y heterosexual.
Nunca he visto tanta parsimonia y poco arte en fornicar, salvo en la aborrecible película porno de Carmen de Mairena y las dos partes de “Nekromantik”.
De los peores y más vergonzosos momentos de esta década.
Nunca he visto tanta parsimonia y poco arte en fornicar, salvo en la aborrecible película porno de Carmen de Mairena y las dos partes de “Nekromantik”.
De los peores y más vergonzosos momentos de esta década.