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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
2
4,5
297
Animación. Comedia El clásico personaje de Hanna-Barbera cobra vida en una nueva película. Don Gato y su Pandilla se enfrentarán a Lucas Buenrostro, el nuevo jefe de policía, que no está nada contento con el trabajo de Matute para frustrar las estafas de Don Gato. Lucas, que tiene un sinfín de recursos tecnológicos, lo que pretende, en realidad, es apoderarse de la ciudad e imponer sus absurdas leyes. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nostalgia siempre ha sido ese oscuro objeto del deseo que se aferra más al corazón que a la mente. Que personajes de Hanna-Barbera pasen por la gran pantalla en su formato original se convierte en una gran noticia después de decepciones con los filmes de Scooby-Doo, Los Picapiedra o el Oso Yogui. Otra cuestión es si esa nostalgia se encuentra ‘adaptada’ a los tiempos que (re)corren la animación de nuestros días. “Don Gato y su pandilla” ha decidido consumar una película para los más pequeños, sin guiños ni frases con dobles sentidos para los adultos pero aunando la nostalgia como vía de atracción y unión entre generaciones.

Desde el uso del 2D integrándole al 3D, con añadidos muy orwellianos en la onda de “Phineas y Ferb” y defendiendo la amistad como valor universal, la película de Alberto Mar busca cierto aire a lo Cartoon Network, donde han trabajado sus guionistas, con cierto humor y basándose en las voces de José Corbacho y Chikilicuatre como reclamo en nuestro país. Parece que no han dejado hueco a la improvisación como fidelidad y respeto al original. Yo no entiendo que en ese mundo de humanos, perros y gatos parlantes se haya establecido un código penal y carcelario conjunto, aunque cada especie (y sexo) en una cárcel… En estos tiempos de crisis y recortes es un gasto triplicado inconsecuente y absurdo ya que los perros y los gatos no pueden acceder a cargos de la administración pública. Digamos que sus condiciones pasan por ser empleados en empresas privadas (y si tienen estudios, claro), como la bella Trixie, o vivir en la mendicidad como el resto de protagonistas.

Preferimos pensar que ese sistema democrático (el norteamericano) no ha impuesto la esclavitud (o un apartheid) en esos animales de compañía que entendemos tendrán derecho a voto…

Otro punto de desencuentro es la sexualidad de ese ejército policial robótico que ha comprado (seguramente en China por la predisposición de su libro de instrucciones) el villano del filme, Buenrostro… que toma Nueva York sin que intervenga el poderoso ejército de los EEUU o al menos se personen allí agentes federales. Buenrostro no para de repetirnos la perfección de su ejército de robots y su incapacidad de cometer errores humanos. ¿Perdona? Ni en las siete partes de “Loca academia de policía” ni en todos los capítulos de su serie se ha mostrado tan semejante cúmulo de ineficiencia e imperfección. Otro punto es la sexualidad de los androides, ya que en principio tendrían que haber sido programados sobre la asexualidad pero observamos su fijación libidinosa con máquinas de refrescos, e incluso su atracción eréctil es notable cuando una hembra robot aparece en escena. Esperamos que en su edición en DVD hagan una actualización de firmware. La película prácticamente se cierra con un chiste sobre zoofilia… que lo hagan en “Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio” tiene sentido, pero en algo tan infantil como “Don Gato y su pandilla”…
Maldito Bastardo
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