Resulta, a veces, un poco difícil dirigirse "al mundo" para escribir una crítica cinematográfica o, como en ese caso, una crítica de una serie. Es difícil porque uno no tiene ni idea de a quién le habla, de quién lo leerá... de qué debe decir, en definitiva, para convencer al potencial, hipotético lector, de que la opinión de uno puede resultar válida como guía. La cantidad de votos negativos a mis críticas, que ya supera ampliamente a la de votos positivos -a pesar de que he recibido mensajes privados de gente que casi se declara "fan"- da fe de ello.

Y creo que este es uno de esos casos, porque creo que esta, como muchas de la ya mítica HBO, no es una serie para todos los públicos; no en un mundo que prima ante todo la banalización, el entretenimiento barato y la estupidez absoluta de un público, mayoritario, que vota al PP en España, al PSOE en Andalucía, y a Gran Hermano VIP como un programa líder de audiencia. "Black sails" es una serie para paladares exquisitos que sienten un interés real por un fenómeno histórico y sociológico apasionante como fue la piratería, o mejor dicho la comunidad pirata, del Caribe de los siglos XVI a XVIII.

El caso es, en fin, que durante la primera temporada yo no dejé de pensar: "¡ay! Si esto lo hubiera hecho la HBO...". La serie era buena, desde el principio, pero no redonda. Le faltaba algo, nunca supe qué, para ser tan maravillosa como un "The wire", un "Deadwood" o un "Juego de tronos". Y la cosa es que sigo sin saberlo, qué era eso que faltaba, pero tras haber visto la segunda temporada completa puedo decir que ese "algo", fuera lo que fuera, ya no falta: "Black sails" se ha convertido, simple y llanamente, en una serie maravillosa, imprescindible si te interesa mínimamente el tema, y jodidísimamente satisfactoria.

Así que gracias, Starz. Muchas gracias por dejarme conocer un poco más de esos viejos, muy viejos amigos, que son Long John Silver, el capitán Flint, Charles Vane, Calico Jack Rackham o la mujer pirata Anne Bonny...