Película lenta, meditada, que muestra paulatinamente un argumento complejo y a la vez muy esperado. El tema del choque de culturas, de lo que supuso en EEUU el 11-S y la caza de brujas contra todo aquel que se pareciera a un musulmán o proviniera de fuera de sus fronteras. Un profesor en crisis personal, alejado de cualquier tipo de realidad y que ha ido perdiendo el sentido de la vida en los últimos años, en fin, en permanente ataraxia, consigue despertar por poco tiempo.

La ayuda al prójimo es una cura que tiene efecto en todos nosotros. Sentirte útil para con tu vecino y allegado revitaliza las ansias de, si al menos no vivir en plenitud, sí ver los días de distinta forma. Así, Richard Jenkins logra crear un persona perfecto, redondo, terriblemente realista. Tanto, que al principio de la película puede llegar a ponerte los pelos de punta, sacarte los nervios e incluso darle un bofetón para ver si es capaz de reaccionar a algún estímulo.

En fin, una historia de actualidad, pero que dice más de lo que pretende o esperamos de ella.