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Voto de Archilupo:
7
Drama. Intriga Un grupo de niñas vive en un internado. La obediencia es primordial y aquélla que trate de escapar será condenada a servir a las demás y a permanecer en el internado para siempre. Oculta por el follaje, una chimenea de metal da acceso a pasajes subterráneos que conducen a los sótanos de cinco casas diseminadas por un gran parque, aislado del mundo exterior por un inmenso muro sin puertas. En una de estas casas, varias niñas se reúnen ... [+]
25 de septiembre de 2008
36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. Cuando Hadzihalilovic acomete su primera película tiene experiencia de montadora y productora, y prefiere películas que transporten a un sensorial mundo aparte, definido por sonidos y otras percepciones.
Así, adapta “Mine-Haha. De la educación física de las chicas” (1903), relato simbolista de Wedekind, creador de Lulu y colaborador de ‘Simplicissimus’ enfrentado de por vida a la censura por su erotismo heterodoxo.

2. La hermética Escuela, intensamente perfilada con recursos cinematográficos muy controlados (estilizada fotografía; sonido natural, sin otra música que la de un viejo tocadiscos: tictac del reloj, crujir de maderas, correr del agua, silbido del tren, viento…), posee una belleza enigmática y algo tenebrosa, enrarecida por el cerco intangible de la sociedad remota, que envía y recibe los trenes subterráneos. Son la única conexión con el exterior de la Escuela, cinco casas separadas dentro de un recinto con arroyos y lagos, cerrado por un muro sin puertas, a su vez rodeado por un gran bosque.

3. Las niñas, con cuyos ojos inocentes se intuye misteriosa la existencia, se distinguen por edades (6-12 años), mediante el color de los lazos de sus coletas.
“Feas orugas, seréis mariposas algún día”, saludan las profesoras, pocas.
Ésta es ahora vuestra casa. Ningún chico. Nada fuera del internado.
Horarios estrictos, noches quietas y silentes, salvo el ulular del búho. De un sitio a otro, siempre por caminos, sin salirse, ritualmente. Las pequeñas aprenden a nadar en el lago, desenvolverse en el agua ubicua.
La obediencia conduce a la felicidad, insisten las profesoras.
Aparte del ballet, en las clases aprenden la vida de los animales, su jerarquía evolutiva, reproducción y descendencia, protagonizadas por las mariposas, tótem de la institución.

4. En el invierno deprimente, tentación de huir. Encaramarse al muro y perderse al otro lado, entre la nieve. Noche, ansia, soledad. Dolor de crecer.
La floración primaveral agita a los insectos. Las orugas se vuelven ninfas, crisálidas, y éstas, mariposas.
Las colegialas pequeñas, pasada la primera metamorfosis y cambiados los dientes, buscan el amparo de las mayores que, a punto de transformarse por entero, en segunda metamorfosis, atraviesan de noche pasadizos hasta un escenario, borde de un mundo exterior representado por las oscuras siluetas del público.

5. Un día, barruntan (y las profesoras van lanzando inquietantes alusiones: compresas, dinero, adultos…), tocará un nuevo ciclo, de allí hacia lo desconocido.
Se afilarán los rasgos, la mirada se ahondará.
Asustadas e ilusionadas, temblarán al revisar en el dormitorio la lata de tesoros, el grabado de Apolo griego, la primera rosa…
Tal vez, piensan, un tren las lleve a una casa más grande y espaciosa, a una vida imprevisible, acaso más cerca de los chicos…

Y las profesoras seguramente encenderán un cigarrillo para atajar el soplo de melancolía, conscientes de que esas niñas las olvidarán muy rápido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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