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España España · Oviedo
Voto de babayu:
7
Intriga. Drama. Thriller Cuando su padre muere, Paul Prior, un renombrado fotógrafo de guerra, regresa desde Europa a su casa, una aislada ciudad de Nueva Zelanda. Han pasado 17 años desde que se marchó. Su llegada sorprende a su hermano Andrew, que trabaja como cultivador de avestruces. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2008
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Potente y semidesconocida historia que nos llega de las antípodas, escrita y dirigida por Brad McGann (de quien pudimos ver en Gijón su excelente corto Possum, premiado hace una década, y que lamentablemente sólo nos dejará este largo, pues ha fallecido hace apenas año y medio).
Lo que empieza siendo la típica trama de vuelta a las raíces, a la búsqueda de un mundo anterior y/o interior, evoluciona repentinamente hacia un thriller policiaco, un tanto peculiar, ambientado en un sitio donde no parece pasar nada que altere la tranquila y aburrida existencia de sus habitantes. Pero ya se sabe que hay que escarbar un poco para descubrir los demonios que habitan bajo la tierra de cualquier lugar, por muy pulcro y apacible que sea en apariencia, y la peli se transforma en algo casi "lynchiano" (tanto las particularidades de las historias familiares como esa ambientación en la neozelandesa Otago me recuerdan bastante, salvando el punto surrealista, a Twin Peaks).
El tour de force interpretativo entre Mathew MacFayden (a quien pudimos ver de Mr. Darcy en Orgullo y Prejuicio), que hace de Paul, ese fotógrafo de guerra que vuelve a su tierra, y Emily Barclay, Celia, la inquieta adolescente con la que mantiene una relación que se presume extraña, es sumamente interesante.
Otro aspecto notable es la banda sonora, a cargo de Simon Boswell, tan agradable como ecléctica, en la que se intercalan temas de la superestrella de la ópera local, Kiri Te Kanawa y de la grandísima Patti Smith, como el Free Money que acompaña a los créditos finales. También me parece estupendamente fotografiada por Stuart Dryburgh, que tiñe la belleza de los paisajes de Nueva Zelanda de tonos grises y oscuros, que acentúan la melancolía y la cierta perversión de lo que nos cuenta su director.
babayu
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