"El internado" es otra de esas películas que mancillan el género del terror, con un relato que ni asusta, ni engancha; simplemente aburre. El guión hace aguas por todos los sitios ya que en ningún momento explica de forma convincente una trama de lo más trillada, con espíritus de niños supuestamente maltratados que deambulan por un internado en el que, curiosamente, lo que faltan son niños de verdad. Lo único destacable de la película es la hermosa desnudez de Virginie Ledoyen, pero vamos, para ver chicas desnudas no hace falta tragarse todo el metraje de una película, digo yo. Ledoyen, además de aparecer como vino al mundo, realiza una interpretación que podríamos calificar de solvente, pero la película es un despropósito tal que ni su correcta ambientación ni sus torpes referencias al mundo de los huérfanos, evidentemente, pueden salvar. Un consejo: olvídense de ella.