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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
4
Drama. Comedia Morir: Siete historias independientes que culminan con la muerte de uno de los protagonistas. Un director de cine que quiere salir de su bache creativo. Un heroinómano que no se resiste a la droga. Una niña que se ahoga con los huesos del pollo. Un enfermo que no alcanza el botón de alarma del hospital. una histérica que se atiborra con pastillas y Agua del Carmen. Un joven motorista atropellado por la policía. un ejecutivo víctima de ... [+]
16 de mayo de 2007
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
O sulfurar, molestar, exasperar, indignar, dar por saco...
Cualquiera de ellos serviría para definir esta aventura fílmica de Ventura Pons, cuya filmografía aun no había explorado. Así que decidí escoger la que mejor pintaba de entre todas las cintas y.... ¡menuda plasta, señores!
La idea no es del todo mala, así como el modo de ligarlo todo, aunque algunas de esas ligaduras sean harto ridículas, lo malo de ello está en qué parece que Ventura Pons se haya basado para realizar su guión en un club de histéricos, o algo...
Recuerdo aquella crítica que realizó Servadac sobre "Un, dos, tres" titulada "El club de los actores gritones". Pues si en las comedias de Wilder ese genio humorístico exaltaba algunas propiedades de la misma para otorgar énfasis y comicidad, aquí Pons no las exalta, las lleva a unos límites exasperantes. ¡Pero si son unos pelmas, plastas y cansinos todos! El brasas del hospital, la neurótica de la poli, la madre medio tarumba... vamos, que espero si algún día me quedo en una isla desierta con un grupo de personas rollo "Lost" no me toquen individuos así, porque al primer indicio me ahorco de un cocotero.

Pero si sólo fuera eso lo malo... ¡ai, si sólo fuera eso! ¡no, no! encima Pons lo aliña todo al final con una moralina repulsiva y digna de cualquier niñato que aun esté haciendo la ESO, en un diálogo metido con calzador que define a la perfección su film, por cierto.
Entre las actuaciones, se podría decir que, aunque hay de todo, como suele suceder en este tipo de films, sobresalen un Sergi López soberbio como siempre, un excelente Santi Ibañez y Anna Lizarán, que está bastante bien también, aunque su papel no dé para mucho. Luego están los que sobreactuan y los que tienen cara de palo...ui, ¿dije cara de palo? no no, eso no, aquí es imposible que nadie tenga cara de palo porque no hay papel que lo permita, ¡todos gritan, blasfeman y se exaltan!
Y para colmo, está todo rodeado de un halo de pretenciosidad... ese B/N en la fotografía tan recalcitrante, esos movimientos de cámara tan post-modernos y guays, y esa musiquita que añade el Pons antes de que muera cualquier personaje en alguna de las 7 historias, ¡esa musiquita que estás esperando como oro en paño! ¡que se mueran ya, coño! ¡y que me dejen tranquilo! ¡que se vayan a darle la brasa al psiquiatra con sus neuras! Y luego, en el último tramo, encima le pone una musiquita muy cool en plan esperanza y tal, ¿pero esto que es, cachondeo o qué!?!?
Lo que tendría que hacer el señor Pons es replantearse un gran dilema: Dirigir (o no)
Grandine
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